Evolución del Concepto de Patrimonio Histórico-Artístico: Desde la Antigüedad hasta el Siglo XV
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Legislación y Protección del Patrimonio en España
La debilidad administrativa fue el continuado expolio del patrimonio arquitectónico. El gobierno español emite en 1926 un Decreto Ley en el que intenta intervenir de forma más directa y eficaz, insistiendo no sólo en la catalogación como instrumento de protección de los bienes, sino que obliga a la propiedad privada a cuidar y proteger sus bienes. Es muy interesante este Decreto, pues ofrece la ampliación de la idea de monumento arquitectónico al de conjunto urbano.
Por medio de esta ley se crea la Junta de Patronado del Tesoro Artístico Nacional. Este organismo se encarga de la protección y acrecentamiento del Patrimonio de la Nación. La necesidad urgente de contener el expolio y el deterioro de los bienes inmuebles dio lugar en 1933 a que el gobierno de la II República dictara la Ley de Protección del Tesoro Artístico Nacional.
Para la aplicación de esta Ley se crea la Junta Superior del Tesoro Artístico, cuyas competencias son:
- Realizar informes preceptivos para la Declaración de Monumentos.
- La inspección de Monumentos.
- Dictaminar la procedencia de la ejecución de obras en ellos.
- Decretar la paralización de obras, incluso en edificios no declarados.
- La redacción de los planes anuales de conservación y de excavaciones.
- Autorizar la exportación de objetos histórico-artísticos.
- La imposición de multas cuando la exportación es ilícita.
- Control de accesibilidad para visitar y estudiar monumentos y colecciones.
- La creación de Museos Públicos y la mejora de los existentes.
- La incautación de Bienes no declarados en el inventario.
El problema de la eficacia de esta ley es que la protección sólo afectaba a aquellos monumentos declarados por medio de Decreto. Todo lo demás quedaba al margen. La larga duración de esta ley, hasta la publicación de la Ley de Patrimonio Histórico de 1985, requirió sucesivos decretos y normas para actualizarla.
La Visión del Patrimonio Histórico-Artístico en los Viajeros
1. Introducción: Relatos, Relaciones y Libros de Viajes
1.1. Maravillas de la Antigüedad
Desde la Antigüedad el viaje fue narrado. La narración del viaje se confirma como una fuente de conocimiento. Son numerosas las aportaciones que realizaron los viajeros sobre la riqueza artística que pudieron contemplar. Herodoto (siglo V a.C.) fue el primero en quedar seducido por los monumentos y la cultura de los territorios del Oriente mediterráneo.
Desde el período helenístico se perfilan paulatinamente las denominadas “siete maravillas” del mundo antiguo:
- Pirámides de Egipto.
- Faro de Alejandría.
- Jardines de Babilonia.
- Estatua de Zeus en Olimpia.
- Templo de Olimpia en Éfeso.
- Mausoleo de Halicarnaso.
- Coloso de Rodas.
Unidas siempre al concepto del mundo de los viajes, momento además en que se conforma la crónica del trayecto, la periegesis, como un género literario que recoge todo tipo de información. Se atribuye a Filón de Bizancio el primer tratado sobre las siete maravillas. No hay que olvidar los viajes de conquista, como los de Alejandro de Macedonia a Oriente. Igualmente, en la civilización grecorromana son valorados muchos santuarios que fueron centros de peregrinación. Herodoto, el gran viajero del mundo griego, mencionaba los ritos del santuario de Samotracia.
Las referencias a las grandes maravillas del mundo clásico serán recurrentes desde los escritos tardorromanos. Desde la época tardorromana se buscó constantemente la octava maravilla: con el tiempo y con el fin de atribuirse un parangón con la Antigüedad, el monasterio de El Escorial acabaría siendo una de ellas.
1.2. La Edad Media: Viajeros y Peregrinaciones
Las referencias medievales más interesantes sobre datos artísticos y monumentales se refieren a Jerusalén y Roma. La primera fue la meta espiritual desde la época de Constantino. El ejemplo más famoso de un relato a Tierra Santa en el siglo IV d.C. fue el que escribió la supuesta monja Egeria. Dos siglos después, otro viaje al Oriente cristiano, el conocido como Itinerario del Pseudo-Antonino de Piacenza, se detiene en la observación de altares, reliquias, sepulcros y tumbas de mártires.
Se trata de viajes “habituales” en los primeros siglos medievales y la ruta quedaría bloqueada con la aparición del Islam y su expansión a partir del siglo VII. La peregrinación más frecuente durante los primeros siglos medievales fue la que tuvo como destino Roma. Desde el mandato de Constantino contaba con iglesias y basílicas dedicadas a los mártires y que albergaban las preciadas reliquias.
Para entender la motivación de la mayoría de los viajeros y peregrinos en la Europa romántica, hay que tener en cuenta la aparición de los supuestos restos y sepulcro del apóstol Santiago en el siglo IX, descubrimiento que inició la peregrinación a Santiago de Compostela. El relato más importante conocido sobre la peregrinación a Santiago de Compostela lo constituye la compilación titulada Liber Sancti Iacobi, más conocido como Codex Calixtinus.
Los viajes a Oriente, con destino final en Jerusalén o La Meca, tuvieron por lo general el mismo propósito religioso, sobre todo porque en muchos de estos periplos se hacía escala en Constantinopla. Durante esta centuria, dos viajeros hispanos emprendieron este duro y costoso periplo: El primero de ellos fue Ibn Jubayr, quien viajó a La Meca y escribió su relato, A través de Oriente. Se ocupa de la rihla, un género literario equivalente el “relato de viaje”, cultivado desde el siglo IX por andalusíes y magrebíes para describir el viaje a Oriente con destino a Tierra Santa.
El otro viajero, Benjamín de Tudela, dedicó trece años de su vida a recorrer gran parte de Europa y las capitales más destacadas de Oriente Medio. Su texto es de un gran interés, pues enumeró, a manera de catálogo, todas las comunidades judías de su tiempo. De todos los viajes realizados al lejano Oriente durante los últimos siglos medievales, el más famoso es sin ninguna duda el del mercader veneciano Marco Polo. Fue uno de los primeros en discurrir por la mítica ruta de la seda hasta China, convirtiéndose en un auténtico explorador.
Marco Polo dio a conocer a los europeos de la época los increíbles logros de la civilización china, siempre con exageraciones y excesos. La riqueza del contenido de los relatos viajeros es muy variada, dependiendo de la curiosidad y de la formación de quien escribe. Los móviles del viaje fueron muy diversos, aunque muchas veces al viajero le movía el simple hecho de deambular por tierras extrañas, de forma caballeresca. El estatus social de los viajeros era un factor que determinaba el tipo de viaje y la elección del transporte. Además, la política motivó muchos de los viajes.
1.3. Conocer el Mundo
Los viajes y sus rutas, la literatura viajera y la cartografía tienen un enorme interés para el historiador. En el siglo XV se traduce del griego al latín la Geografía de Claudio Ptolomeo.