Evolución del Concepto de Histeria: De Hipócrates al Psicoanálisis Freudiano
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La Histeria: Un Viaje a Través de su Evolución Conceptual
La comprensión de la histeria ha experimentado una profunda transformación a lo largo de la historia, pasando de explicaciones místicas a complejas teorías psicológicas. Este recorrido nos permite apreciar cómo la medicina y la psicología han abordado este enigmático fenómeno.
Primeras Concepciones y la Edad Media
- Hipócrates: Inicialmente, la histeria fue concebida como una enfermedad directamente relacionada con el útero, una visión que perduró por siglos.
- Edad Media: Durante este periodo, la interpretación de la histeria dio un giro hacia lo sobrenatural, siendo a menudo considerada una posesión demoníaca.
El Siglo XVII: Histeria como Enfermedad de los Nervios
A comienzos del Siglo XVII, la histeria comenzó a ser vista como una enfermedad de los nervios, con cierta cercanía a la epilepsia. La sintomatología predominante era la del “ataque histérico”, que se manifestaba a través de diversos síntomas:
- Sensoriales: Ceguera, disfonía, afonía, sordera.
- Sensitivos: Anestesias, cefaleas.
- Motores: Paresias, parálisis.
- Vegetativos: Palpitaciones, disnea, angustia.
El Siglo XVIII: Nacimiento del Término "Neurosis"
En el Siglo XVIII, Cullen introdujo el término “neurosis” para designar aquellas afecciones que no presentaban inflamación ni lesión del órgano donde aparecía el síntoma, categorizándolas como enfermedades funcionales.
En este periodo, se separó la histeria de la hipocondría, que no se consideraba una neurosis, sino un delirio parcial triste referido a la salud. Con el tiempo, se acentuó el carácter psicológico de la histeria sobre su componente nervioso.
Figuras Clave en el Estudio de la Histeria
Jean-Martin Charcot: La Histeria y la Hipnosis
Charcot fue fundamental al separar la histeria de la epilepsia y distinguir entre la gran histeria y la pequeña histeria. Además, habló de las “zonas histerógenas” (partes del cuerpo con una sensibilidad particular que, al ser estimuladas, desencadenaban el ataque).
Para Charcot, la histeria tenía una disposición hereditaria y un mecanismo psíquico en su producción. Bajo hipnosis, Charcot producía los síntomas en sus pacientes y luego los cancelaba, utilizando esta técnica como método de investigación y no para curar.
Hippolyte Bernheim: La Hipnosis Terapéutica
Bernheim, en contraste con Charcot, utilizaba la hipnosis con fines terapéuticos y se opuso a las teorías de Charcot.
Sigmund Freud: Del Trauma Sexual a la Realidad Psíquica
Freud tomó de Charcot la idea del origen de un trauma genital, afirmando inicialmente que existía un abuso sexual real en la historia de los pacientes con histeria. Freud fue el primero en teorizar la etiología sexual de la histeria.
De Bernheim, tomó la técnica terapéutica de la sugestión, aunque luego la reemplazaría al abandonar la búsqueda de catarsis por la asociación libre.
Freud afirmó que las histerias sufren de reminiscencias: recuerdos incompatibles con el resto de representaciones del sujeto. Para evitar el recuerdo, el sujeto recurre a la defensa, que mantiene aisladas las representaciones y las desvincula del afecto. Este afecto se vuelca sobre el cuerpo, manifestándose como un síntoma físico que simboliza el conflicto psíquico.
Hacia el Psicoanálisis: Fines del Siglo XIX y Comienzos del Siglo XX
A fines del Siglo XIX, se fue comprendiendo el síntoma histérico y se pudo operar sobre él. La hipnosis y, posteriormente, la asociación libre, buscaron recuperar el recuerdo olvidado y permitieron la descarga del afecto (catarsis).
Luego de abandonar la teoría de la seducción, Freud afirmó que la histeria se produce por un conflicto psíquico inconsciente. No es condición que haya habido una seducción real, sino que existen fantasías de seducción. Junto a la realidad material, apareció el concepto de realidad psíquica.
A comienzos del Siglo XX, Freud había construido un aparato psíquico virtual y desarrollado los conceptos de defensa, represión, abreacción y resistencia.
El aparato psíquico funciona con un sistema de energía que busca mantenerse constante y se rige por el principio de placer. Una excitación psíquica que no puede ser tramitada porque produce displacer, obliga a este aparato a encontrar un mecanismo que restaure el equilibrio o que restituya el placer mediante la defensa y la represión, lo que dará lugar al síntoma.