Evolución del Concepto de Estado: Del Contrato Social al Estado de Derecho Liberal
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La Evolución del Concepto de Estado: Del Contrato Social al Estado de Derecho Liberal
El Contrato Social como Fundamento del Poder Político
A partir de la Edad Media, el individuo emerge como elemento clave del orden social y político. Surge la idea de un contrato o pacto social entre todos los miembros de la sociedad, quienes, en su condición de iguales y libres, lo convierten en el modelo de justificación política más utilizado. Las teorías del contrato social buscan, por lo tanto, un fundamento racional al poder político. Este contrato se puede definir como un acuerdo entre individuos, por el cual, de forma tácita o expresa, determinan renunciar a ciertos derechos naturales para constituirse en sujetos civiles. A lo largo de la historia, han surgido múltiples defensores de esta idea, entre ellos:
Thomas Hobbes (Modelo Individualista)
Hobbes parte de un análisis individualista de la naturaleza humana y de la suposición de un estado de naturaleza original en el que el hombre es enemigo del hombre ("homo homini lupus"). Según este filósofo, los seres humanos originalmente vivían en un estado de naturaleza, lo que significa que estaban en constante guerra unos con otros. Esta situación se vuelve insostenible y surge la necesidad de justicia y orden, para lo cual es necesario un poder superior. Este poder se establece mediante un contrato social por el que los individuos renuncian voluntariamente a sus derechos, transfiriéndolos a una autoridad soberana que ostenta un poder absoluto. El contrato se presenta como algo necesario para dar seguridad al ser humano. El Estado, que ejerce su dominio sobre los miembros que firman el pacto, mantiene la paz, el orden y la seguridad.
John Locke (Modelo Libertario)
Locke rechaza la justificación del poder absoluto. Al igual que Hobbes, parte de un estado de naturaleza originario en el que cada uno se toma la justicia por su mano, lo cual produce incertidumbre. De aquí surge la necesidad de un pacto por el que los hombres renuncian a ser ejecutores por su cuenta de la ley de la naturaleza. Así, se pasa del estado de naturaleza al de sociedad civil: mediante un pacto social, los individuos se unen y constituyen una comunidad social, obedeciendo los poderes que gobiernan la sociedad. El poder se identifica con el gobierno, que es elegido por la mayoría.
Jean-Jacques Rousseau (Modelo Universalista)
Rousseau parte de la idea de que hay un claro contraste entre el hombre actual, producto de la sociedad civilizada, y el hombre primitivo que vivía en un estado natural. El hombre primitivo era bondadoso y llevaba una vida pacífica, libre y solitaria, pero las dificultades de subsistencia le llevaron a reunirse en sociedad, y de ahí surgen todos los males que padecemos actualmente. Los motivos principales son la instauración de la propiedad privada y la transformación del poder legítimo en poder arbitrario. Ante esta situación, propone la constitución de un nuevo modelo social que recoja los aspectos positivos del hombre primitivo.
El Estado Liberal como Estado de Derecho
La primera forma que adoptó el Estado moderno fue la monarquía absolutista del Antiguo Régimen. Sin embargo, las revoluciones de carácter liberal llevadas a cabo desde el siglo XVII en adelante dan lugar a una nueva mentalidad. De este modo, se abre paso el concepto de imperio de la ley. En la tradición liberal, heredera de la tradición republicana, el derecho igual para todos garantiza un espacio de libertad en el que las personas pueden actuar sin temor a interferencias arbitrarias o injustas. Tal es el caso de Immanuel Kant, quien en su obra La paz perpetua formula tres principios como base del sistema jurídico que corresponde a un Estado moderno:
- Principio de libertad de cada miembro de la sociedad (en cuanto hombre).
- Principio de la dependencia de todos respecto a una única legislación común (en cuanto súbditos).
- Principio de la igualdad de todos los súbditos (en cuanto ciudadanos).
Para preservar estos tres principios, el soberano debe tener en cuenta la siguiente fórmula: "Lo que no puede decidir el pueblo sobre sí mismo y sus componentes, tampoco puede decidirlo el soberano sobre el pueblo".