Evolución de la Alegoría: Mitos, Filosofía y Arte en la Búsqueda de Sentido
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 4,33 KB
La Tradición Moral y el Método Alegórico
El surgimiento del método alegórico se situaría en los estoicos. Ellos perseguían la conciliación de la filosofía con la religión, buscando dar un encaje a la mitología antigua, ya que los dioses no eran ejemplos a seguir. Los mitos griegos, con sus historias de incesto, crueldad y orgías, requerían de la inteligencia de Homero para ocultar dentro de sus composiciones intenciones ocultas y enseñanzas piadosas tras las narraciones impías de sus obras. Al observar el comportamiento de los dioses mitológicos y buscar un sentido profundo y oculto, surge el denominado “método alegórico”, que busca interpretar los mitos en clave de su supuesto significado oculto.
Heráclito, en sus Alegorías Homéricas, sistematizó este método. Phornutus, en sus Comentarios sobre la naturaleza de los dioses, también empleó esta misma interpretación piadosa. Los neoplatónicos emplearon el método no solamente en Homero, sino en todas las tradiciones religiosas y todos los cultos extranjeros. Para los neoplatónicos, todo el universo ocultaba un sentido espiritual que podía ser desvelado a través de la aplicación de la alegoría sobre todas las cosas. Sin embargo, el método alegórico no estaba al alcance de cualquiera.
Salustio, en De los dioses y del Mundo, realizó un análisis de los mitos más escabrosos, interpretándolos como “vicisitudes del alma en la búsqueda de Dios”. Así, los viejos mitos se habían ido depurando y ennobleciendo como magníficas metáforas que amparan al hombre en la búsqueda de la Verdad y de Dios.
La Alegoría en el Cristianismo y la Edad Media
Entre los Padres de la Iglesia, la cuestión de la mitología y su interpretación alegórica causaba división. San Agustín rechazaba que la mitología pudiera servir de ejemplo para el pueblo; sin embargo, su postura era minoritaria entre los Padres de la Iglesia. Fulgencio, en su obra Mythologiae (siglo VI), aportó explicaciones edificantes de los mitos antiguos que los ponían al servicio de la moral. Gregorio de Tours, por su parte, abogaba por volver a los evangelios y olvidar la mitología.
En el siglo XI, se retomó el estudio de la mitología bajo una perspectiva de filosofía moral. El cenit de esta tendencia se alcanzó en el siglo XII, destacando el poder de la alegoría. Las Metamorfosis de Ovidio se convirtieron en una fuente inagotable de verdades sagradas. En el siglo XIV, se escribió Ovidio Moralizado, obra en la que se asimilan multitud de deidades míticas a los protagonistas de la Biblia, la Divina Comedia o La Alegoría de Giovanni Del Virgilio, todas ellas parábolas con intención moralizante.
John Ridewall, monje franciscano del siglo XV, redactó un extenso tratado mitológico. El análisis alegórico fue llevado hasta sus últimos extremos con todo lujo de detalles. Sin embargo, esta exégesis mitológica practicada por los alegoristas fue finalmente denunciada por exagerada. A pesar de ello, los humanistas tampoco renunciaron a buscar enseñanzas ocultas en los textos de los antiguos; la alegoría no solamente no desapareció, sino que fue potenciada por estos nuevos humanistas para inculcar sus propias ideas filosóficas.
La Alegoría en las Artes Visuales
La temática alegórica también se manifestó en el ámbito de las imágenes. En 1531, se publicó el primer libro de emblemas, Emblemata. Los emblemas son imágenes que esconden contenidos morales.
En el siglo XVI, la alegoría mitológica se representó en grandes obras, como la “Cámara de San Pablo” del antiguo convento benedictino. La exégesis alegórica, hacia finales del siglo XV, tuvo su epicentro en Florencia, donde multitud de artistas la representaron profusamente en sus creaciones. Basta mencionar a Botticelli, quien la plasmó en composiciones como Las tres Venus y Palas y el Centauro.