Evaluación en Intervención Social: Fases, Dificultades y Estrategias

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En el centro del gráfico se reproduce la lógica de la intervención social marcando las fases de la evaluación. Cada una de las fases corresponderá con un nivel del ámbito de evaluación:

Fases de la Evaluación

  • Fase I: Estudio y análisis de las necesidades sociales de un contexto social determinado (conocerlas). Nivel I
  • Fase II: Diseño del programa(s), para corregir o paliar las demandas. Nivel II
  • Fase III: Con la implementación del programa se pone en funcionamiento todo el conjunto de medidas y actividades programadas. Nivel III
  • Fase IV: Recogida de los resultados y efectos de las medidas tomadas para paliar las necesidades sociales. Nivel IV

Niveles de Evaluación

  • Nivel I: Realización de una evaluación diagnóstica, que tiene por finalidad el definir y conocer las necesidades de una comunidad, contexto social, pueblo o ciudad para hacerle frente. Realizaremos un proyecto de evaluación de un contexto social y estaremos planificando la evaluación de ese contexto. Seguiremos con una Metaevaluación (evaluación de la evaluación) y si así lo consideramos podemos pedir opinión a un experto sobre el plan de evaluación diseñado para realizar la evaluación diagnóstica. Si la Metaevaluación es positiva se pasa a la aplicación del plan, si es negativa deberíamos modificar el plan de evaluación.
  • Nivel II: Realización de una evaluación del diseño, que tiene como finalidad detectar y conocer las posibles debilidades del programa antes de su puesta en práctica para poder definir el enfoque deseado para poder responder a las necesidades del contexto social al que va dirigido, sin olvidar los recursos suficientes necesarios. La evaluación se centrará en los objetivos, recursos, actividades y acciones más adecuadas. El procedimiento en este nivel es el mismo que en el anterior: Plan de evaluación del diseño del programa, Metaevaluación y aplicación del plan de evaluación.
  • Nivel III: Realización de la evaluación de la implementación del programa para conocer si el programa va en la dirección diseñada, antes de que termine. Si nos estamos desviando de lo planificado podré modificarlo antes de que termine. El procedimiento en este nivel es el mismo que en el anterior: Plan de evaluación del diseño del programa, Metaevaluación y aplicación del plan de evaluación.
  • Nivel IV: Realización de la evaluación de resultados e impacto para determinar si el programa ha logrado los objetivos formulados en su diseño. Con esta fase completamos la lógica de la intervención social.

Dificultades y Resistencia a la Evaluación

Nadie quiere ser evaluado.

En los países europeos y sobre todo en Estados Unidos, la evaluación es una actividad usual y extendida a lo largo de las últimas décadas. A diferencia de España, por su escasa implantación, sigue produciendo rechazo en los sectores implicados de los Servicios Sociales, profesionales, administración, etc., ya que está asociada a control y sanción, y en raras ocasiones se ve como práctica de mejora. Según una encuesta encargada por el Ministerio de Educación y Ciencia realizada al profesorado no universitario, la reacción de rechazo a la evaluación no deja dudas.

Las alegaciones negativas que se suelen hacer al inicio de un proceso de evaluación podrían ser:

  • Que se hagan públicos los criterios de evaluación y se definan sus objetivos.
  • Que se especifiquen las repercusiones de la evaluación y se especifiquen los encargados de llevarla a cabo.
  • Que la evaluación no sirve para nada.

Cuando el argumento esgrimido es la calidad de la prestación de los servicios públicos y el objetivo la mejora del servicio prestado por la Administración, tal objetivo se consigue:

  • Con la utilización de instrumentos adecuados para la evaluación de la calidad en los servicios sociales, evaluando a todos los implicados en los servicios sociales y utilizando más de un medio en la evaluación de la intervención.
  • Considerando que la calidad de los servicios sociales está relacionada con la profundidad, el rigor científico y el esfuerzo de los profesionales.
  • Con el aumento de recursos económicos y de personal.

Por lo general se termina rechazando los supuestos anteriores y, según los implicados, se reemplazan por:

  • El empleo de instrumentos inadecuados, de un único medio (encuesta), que sólo valora el grado de satisfacción de los usuarios.
  • La coacción que supone mantener la evaluación, al poder ser utilizada en cualquier momento, y la falta de especialización de los evaluadores.

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