Evaluación Educativa Integral: Un Enfoque Centrado en el Alumno
Enviado por Chuletator online y clasificado en Magisterio
Escrito el en español con un tamaño de 3,82 KB
El Proceso de Evaluación del Aprendizaje: Un Enfoque Integral
Tradicionalmente, la evaluación del aprendizaje se ha centrado en la comparación de resultados. Una opción común consiste en comparar el desempeño del alumno con los resultados de sus compañeros de clase para obtener información estadística. Así, puede determinarse si el estudiante se encuentra por encima o por debajo de la media de su grupo.
Hasta esta fase transcurre el procedimiento tradicional de la enseñanza para medir el resultado del aprendizaje, asignar notas y calificarlo. Como se puede apreciar, hasta aquí se considera la actuación del alumno, pero no al alumno como tal, en su integridad.
Fase 3: Consideración Personal en la Evaluación
Esta fase introduce las circunstancias personales que se dan en cada caso. El alumno se encuentra en una situación personal concreta que, si bien no modifica el resultado objetivo obtenido, sí altera el significado de ese resultado. Por ejemplo, si el objetivo esperado es encestar 5 de 10 y nuestro alumno X ha logrado 3 de 10, inmediatamente se puede afirmar que ha hecho 2 menos de lo esperado. Sin embargo, es crucial preguntarse por qué se ha producido ese resultado.
En esta tercera fase, es fundamental considerar al alumno personalmente, su situación y sus circunstancias, antes de emitir la evaluación (juicio). Esta etapa se ocupa de conocer la realidad del estudiante y humaniza los fríos datos obtenidos en las fases anteriores. En ocasiones, esta consideración puede llevar a la conclusión de que el nivel estaba mal planteado por el profesor, siendo demasiado fácil o excesivamente difícil.
Fase 4: La Evaluación en Sentido Estricto
Por último, aunque todo el proceso se denomina "evaluar", ahora, en sentido estricto, llegamos a la fase de evaluación: decir si algo es bueno o malo y cuánto de bueno o malo.
La finalidad de esta cuarta fase, la evaluación (en sentido estricto), no es meramente comprobar si se han alcanzado los niveles de logro, las exigencias, metas, estándares y objetivos preestablecidos. Su propósito es determinar si la actuación de nuestro alumno es adecuada para él en concreto, en su situación o circunstancia particular.
Al llegar a esta fase 4, los resultados obtenidos por el alumno en las pruebas ya están muy lejos. Ha habido un proceso objetivo en el que se obtienen los datos y son comparados sin implicación personal ni la influencia de las circunstancias. Posteriormente, ha habido otro proceso más subjetivo de consideración de la situación personal. Ahora se trata de valorar el esfuerzo del alumno y, de forma inevitable, en cierto sentido, al alumno mismo, a su persona.
En los momentos finales de curso o etapa, la evaluación (el juicio) tiene una gran trascendencia, pues refleja años de trabajo del alumno y colma las aspiraciones de la familia.
La Responsabilidad del Maestro y la Comunicación de la Evaluación
Este proceso recae inevitablemente en la responsabilidad del maestro. Por ello, el maestro debe poseer una madurez, honradez e integridad fuera de toda duda.
El juicio de la actuación del alumno en el aprendizaje, como todo juicio, puede expresarse con una formulación dicotómica: bueno o malo, pero esta parece demasiado simple. La información que se entrega al alumno sobre la evaluación obtenida debe ser muy cuidadosa.
Se debe procurar expresar el juicio con una proposición, con una frase que tenga algún contenido explicativo. Generalmente, un conjunto de expresiones más o menos estandarizadas permiten enunciar el juicio para que refleje de forma más adecuada la opinión que nos merece el aprendizaje del alumno. Por eso, la evaluación se resiste a expresarse en un número y se prefieren expresiones como "progresa adecuadamente", "necesita mejorar", "excelente", etc.