Ética en la Salud: Principios y Desafíos del Siglo XXI
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Orígenes y Significado de la Bioética
La ética busca la consecución de la obra perfecta en el hombre; busca los parámetros de actuación que, desde un comportamiento libre, alcancen una meta de conducta humana recta del sujeto con su entorno y consigo mismo. La bioética, derivada de la ética, busca el bien del ser humano, la licitud y la corrección de las acciones sanitarias a las que los seres humanos son sometidos, tanto por su bien como por el de los demás. Los profesionales sanitarios deben procurar siempre el bienestar del paciente.
Principios Básicos de la Bioética
- Principio de Autonomía: Hace referencia a la libertad de la persona.
- Principio de Beneficencia y No Maleficencia: Busca el bien común. Siempre que se realiza una acción hay que buscar el bien y evitar el mal.
- Principio de Justicia: Significa que se debe dar a cada quien lo que corresponda, conectado con los principios de autonomía y beneficencia.
Las leyes establecidas por los estados no deberían ser contrarias a la bioética. Toda persona, desde su concepción hasta su muerte natural, posee una inherente dignidad y el derecho a la vida. Toda persona es digna de respeto.
Desarrollo Histórico de la Bioética
A finales del siglo XIX, surge el interés por la bioética. En el siglo XX, destacan los discursos del Papa Pío XII a los médicos. Los orígenes más cercanos de la bioética se remontan a los Juicios de Núremberg (1946) y el Código de Núremberg (1947), junto con la Declaración de los Derechos del Hombre (1948) de la ONU. La Declaración de Helsinki (1964) establece principios éticos para la experimentación con seres humanos, incluyendo el respeto a la persona, su autodeterminación y el consentimiento informado.
En la segunda mitad del siglo XX, la bioética se consolida. Las cuestiones clave del siglo XXI son el aborto, la eutanasia, la clonación y la manipulación genética. La encíclica Humanae Vitae (1968) del Papa Pablo VI defiende la vida humana y la dignidad del ser humano. La encíclica Evangelium Vitae (1995) del Papa Juan Pablo II reconoce el valor sagrado de la vida humana desde su principio hasta su fin.