Ética y Responsabilidad Docente en la Comunidad Educativa

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La Ética y la Responsabilidad del Docente en la Comunidad Educativa

El Contexto de la Comunidad Educativa

Nuestro trabajo docente se desarrolla en un contexto específico que es el Centro Educativo, percibido como una Comunidad Educativa. Esta ofrece una educación determinada por la calidad de las relaciones, interacciones y la igualdad entre sus componentes, que son los siguientes: estudiantes, profesorado, familia, órganos de Gobierno, personal no docente, Consejo Escolar, Ayuntamientos, etc. Por tanto, en la Comunidad Educativa se tomarán decisiones en torno a todos ellos, creando un clima que promueva actitudes de diálogo, participación y búsqueda compartida de soluciones a los conflictos que puedan generarse entre todos. Esto ayudará a crear una educación de calidad.

La Complejidad de la Profesión Docente

Como miembros de la Comunidad Educativa nos enfrentamos a una profesión compleja, puesto que trabajamos con personas en un determinado contexto y con diferentes miembros educativos para la consecución de un mismo fin: formar personas. El principal motivo de esta complejidad es que trabajamos con personas que están en pleno desarrollo, y por tanto, jugamos un papel muy importante, ya que influimos en ellos y, en consecuencia, también en su futuro.

La Diversidad y la Adaptación al Contexto

Por otro lado, debemos también considerar que nos encontramos en una sociedad pluricultural y diversa en la que existen diferentes culturas, religiones y modos de educar. Además, dependiendo de la sociedad en la que vivamos existen unas normas y leyes establecidas. Por ello, como profesores debemos tener una gran capacidad de adaptación al contexto en el que ejerzamos nuestra profesión.

Valores para una Convivencia Armónica

Como bien he dicho anteriormente, pertenecemos a una Comunidad Educativa, por lo que resulta imprescindible una convivencia armónica. Para lograr esto, necesitamos conseguir unos valores mínimos que, además, cumplan los derechos humanos. Estos valores forman parte de la ética cívica, que es una reflexión sobre el comportamiento en el entorno social. Estos valores son: tolerancia, libertad, igualdad, solidaridad y diálogo. Para comprender qué implican esos valores mínimos, primero, tenemos que comprender qué es la ética. Es quien determina qué conductas son adecuadas y cuáles no. Dentro de la ética podemos encontrar dos dimensiones:

  • La dimensión social es la que determina el contexto explicado anteriormente.
  • La dimensión personal hace referencia a los valores, libertad y emociones. Estos tres son los que guían la vida y los que concretan las acciones (actitudes) que vamos a llevar a cabo. Todas las acciones comienzan por las emociones y debemos aprender a controlarlas.

La Ética Aplicada a la Profesión Docente

Nosotros, como profesores, debemos ejercer nuestra profesión según una ética aplicada que conlleva realizar una reflexión cívica dirigida al ámbito personal y laboral. El objeto de esta ética consiste en establecer qué principios de actuación y valores se establecen y cómo deben aplicarse. Según el ámbito laboral en el que ejerzamos nuestra profesión, tendremos en cuenta una ética profesional u otra. Como buenos profesionales, debemos ser competentes, lo que implica tener una formación inicial y una formación continua; y tener una acreditación académica y una identidad. Además, ser buen profesional se relaciona estrechamente con la vocación y “se debe vivir no sólo de la profesión, sino para la profesión”. En nuestro caso, el ámbito laboral al que dirigimos esta ética es la Comunidad Educativa, concretamente, la etapa de Educación Primaria, que hace referencia a la ética docente.

Bienes Internos y Externos en la Docencia

Como en el resto de las profesiones, tenemos unas metas o fines que dan sentido y legitiman socialmente nuestra actividad, estos son denominados bienes internos. Como docentes, nuestra meta es formar personas cultas y críticas. Para el logro de estos fines, en cierta medida, debemos valernos de unos bienes externos, que son recompensas que se obtienen cuando se presta un servicio a la sociedad. Sin olvidar que los bienes internos deben ser prioritarios para ser un buen docente. Debemos partir de estos bienes internos para elaborar la ética docente y se necesitan de unos recursos específicos para desarrollar estos bienes y estos son los valores, principios y actitudes.

Valores, Principios y el Código Deontológico

Los valores hacen referencia a la ética cívica y son: acogida, honestidad, equidad, razonabilidad y laboriosidad. Por otro lado, los principios orientan sobre lo que es adecuado y realizable de las acciones, y lo inadecuado y evitable de otras. Estos son: beneficencia, autonomía, justicia y no maleficencia, y se recogen en un código denominado deontológico. El código deontológico recoge las pautas de conducta que tienen como objetivo realizar una profesión de forma correcta, adecuada y eficiente, es decir, “ser, al mismo tiempo, competente e íntegro”. Otros principios de la ética docente a tener en cuenta son la promoción de los derechos humanos, el respeto a la dignidad personal, la responsabilidad profesional, la imparcialidad o no discriminación, la confidencialidad y la veracidad. Destacamos, entre ellos, la responsabilidad que está muy relacionada con los derechos y los deberes, puesto que cada persona debe conocer sus obligaciones y derechos, y responder por sus actos.

La Responsabilidad y las Actitudes Docentes

El código deontológico también está estrechamente relacionado con la responsabilidad, que consiste en reflexionar sobre cómo realizar la tarea docente y cómo mejorarla en función de los bienes internos. Ser responsable implica cuidar a los estudiantes, los recursos, el centro y los compañeros. Para conseguir esto último, no son suficientes los valores de la ética cívica, sino la aplicación de estos mediante actitudes. Las actitudes son percepciones o formas de actuar que se aprenden y, por ello, se pueden cambiar. Las actitudes adecuadas son las que parten o están orientadas por los bienes internos, los principios y los valores y normas. Nuestras actitudes como docentes deben ir encaminadas a:

  • Percibir el centro como un Centro Educativo.
  • Crear un clima que promueva el diálogo.
  • Crear comunidad según un proyecto educativo compartido, coherente y deseable.
  • Asumir responsabilidades para producir cambios organizativos que eleven la calidad de la enseñanza.
  • Adoptar una actitud reflexiva, crítica y proactiva.

De esta forma, seremos capaces de proponer, debatir y llevar a la práctica maneras distintas de organizar la enseñanza según los fines educativos y los valores cívicos. Para ello, como he mencionado al principio, nuestra comunidad está conformada por diferentes miembros y nuestras actitudes hacia ellos también son diferentes.

La Relación del Profesor Consigo Mismo y con el Alumnado

Por un lado, la actitud del profesor consigo mismo debe ser coherente con la profesión que se ha elegido. Como bien he mencionado antes es una profesión compleja que requiere de vocación y dedicación. Ambas nos guían a ser unos profesionales responsables y competentes con capacidad de superación. No menos importante es nuestra relación con el alumnado, que a pesar de nuestra autoridad, resulta imprescindible mantener una relación horizontal, es decir, ser consciente de que todos podemos aprender de todos. Nos debemos mantener en constante comunicación y diálogo con ellos. Teniendo en cuenta que nuestro objetivo es la formación integral con este, debemos ser cooperativos y mostrar actitudes igualitarias y equitativas, siempre desde el respeto. No debemos fomentar actitudes vejatorias que, entre otras, ofendan y humillen. Además, el estudiante debe ayudar en la consecución del objetivo, que es aprender y ser personas. De este modo estarán en constante trabajo cooperativo.

La Relación con la Familia

En cuanto a la relación con la familia, el profesorado adquiere un papel de mediador explicando a éstos tanto el progreso de cada alumno como sus dificultades, haciendo referencia a la legislación y a las normas del centro en el que se encuentran. A su vez, esta relación tiene como objetivo conseguir la mejor educación de los alumnos posible. En relación con los padres, el diálogo y la colaboración juegan un papel fundamental para lograr las expectativas sobre la educación de los estudiantes, ya que al fin y al cabo, el único objetivo que queremos conseguir es la mejor educación posible entre todos, tanto padres como profesores.

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