Ética y Política en Platón y Aristóteles: Un Estudio Comparativo

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Platón

Platón nació en Atenas en el 427 a.C. y murió en el 347 a.C. Fue discípulo de Sócrates y, como él, enemigo de la democracia ateniense. Para Platón, la polis es el terreno propio de la vida moral. La ética de Platón depende de: a) su concepción metafísica; b) su doctrina del alma. Por la razón, el alma se eleva al mundo de las ideas. Su fin último es purificar o liberarse de la materia para contemplar lo que realmente es y, sobre todo, la Idea del Bien. Para alcanzar esta purificación hay que practicar diferentes virtudes, que corresponden a cada una de las partes del alma y consisten en su funcionamiento perfecto: la virtud de la razón es la prudencia; la de la voluntad o ánimo, la fortaleza; y la del apetito, la templanza. La armonía entre las diversas partes constituye la cuarta virtud, la justicia.

Como el individuo por sí solo no puede acercarse a la perfección, se hace necesario el Estado o comunidad política. El hombre bueno lo es como buen ciudadano. La Idea del hombre solo se realiza en la comunidad. La ética desemboca necesariamente en la teoría política. En La República, Platón construye un Estado ideal a semejanza del alma. A cada parte de ella corresponde una clase especial que debe ser guiada por la virtud correspondiente: a la razón, la clase de los gobernantes; al ánimo o voluntad, la clase de los guerreros, defensores del Estado, guiados por la fortaleza; y al apetito, los artesanos y comerciantes, encargados de los trabajos materiales y utilitarios, guiados por la templanza. Cada clase social debe consagrarse a su tarea propia y abstenerse de realizar otras. Corresponde a la justicia social establecer en la ciudad la armonía indispensable entre las diferentes clases. Y con el fin de asegurar esa armonía social, Platón propone la abolición de la propiedad privada para las dos clases superiores (gobernantes y guerreros). En la ética platónica se refleja el desprecio al trabajo físico característico de la Antigüedad, razón por la cual los artesanos ocupan el escalón social inferior.

Aristóteles

Aristóteles nació en Estagira, Macedonia (384-322 a.C). Fue discípulo de Platón en Atenas. Se opone al dualismo ontológico de Platón. Para él, la idea no existe separada de los individuos concretos; la idea solo existe en los seres individuales. Pero en el ser individual hay que distinguir lo que es actualmente y lo que tiende a ser (o sea, el acto y la potencia). El cambio universal es el paso incesante de la potencia al acto. Solo hay un ser que es acto puro, sin potencia: Dios. El hombre es actividad, paso de la potencia al acto. El fin último al que tiende el hombre es la felicidad. No es el placer ni tampoco la riqueza: es la vida teórica o contemplación, como actividad humana guiada por lo que hay de más propio y elevado en el hombre: la razón. Pero esta vida no se da accidentalmente, sino mediante la adquisición de ciertos modos constantes de obrar que son las virtudes. Estas no son aptitudes innatas, sino modos de ser que se adquieren o conquistan por el ejercicio, y, como el hombre es a la vez racional e irracional, hay que distinguir dos clases de virtudes: intelectuales o dianoéticas (que operan sobre lo que hay en el hombre de ser racional, es decir, sobre su razón), y prácticas o éticas (que operan sobre lo que hay en él de racional, o sea, sobre sus pasiones y apetitos, encauzándolas racionalmente). La virtud consiste en el término medio entre dos extremos (un exceso y un defecto). La virtud es un equilibrio entre dos extremos inestables e igualmente perjudiciales. La felicidad que se alcanza mediante la virtud requiere de algunas condiciones, aunque estas no basten por sí solas para hacer feliz. La ética de Aristóteles se halla unida a su filosofía política, ya que para él la comunidad social o política es el medio necesario de la moral. Solo en ella puede realizarse el ideal de la vida teórica en que estriba la felicidad. El hombre como tal únicamente puede vivir en la ciudad o polis; es por naturaleza un animal político, o sea, social. Solo los dioses o las bestias no necesitan de la comunidad política para vivir. No puede llevar una vida moral como individuo aislado, sino como miembro de la comunidad. Para Aristóteles, esta vida teórica, que presupone necesariamente la vida en común, es, por un lado, accesible solo a una minoría o élite, y, por otro, implica una estructura social en la que la mayor parte de la población, los esclavos, queda excluida no solo de la vida teórica, sino de la vida política. La verdadera vida moral es propia de una élite que puede llevarla en el marco de una sociedad basada en la esclavitud. Dentro de ese marco, el hombre bueno (el sabio) ha de ser a la vez un buen ciudadano.

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