Ética y Naturaleza Humana en Tomás de Aquino: Acción, Cultura y Derecho

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Fundamentos de la Acción y la Naturaleza Humana en Tomás de Aquino

Conocimiento y Acción: La Perspectiva Tomista

Los seres no solamente obran mediante conductas objetivas, sino que también debe entenderse que, aunque hagan lo mismo, lo que realmente hacen puede ser distinto según el modo diverso en que cada cual actúa. Por eso, es necesario atender al motivo propio por el que obra cada cosa. Si el hombre es un ser que no siempre dispone de normas precisas para alcanzar su meta final (la felicidad o beatitudo), esto se debe a que la observación de lo que él es no puede consistir en una mera contemplación de una realidad acabada. Según Platón, el conocimiento de la idea del hombre acabaría con nuestras perplejidades, pero Tomás de Aquino rechaza esta explicación de la filosofía platónica con especial viveza. Tomás entiende que el conocimiento de algo se obtiene ante todo por la observación de sus operaciones, esto es, de su forma propia de actuar. Pues de la forma como actúa cada ser resulta la medida de sus comportamientos, ya que Virtus vero natura rei monstrat (es decir, la capacidad de un ser en sus actuaciones es la que nos muestra la naturaleza de ese ser), pues cada cual actúa de acuerdo con lo que es. Si alguien supone que hay que conocer lo que una cosa es para saber cómo ha de comportarse de acuerdo con lo que ya es, Tomás considera que este planteamiento esconde una falacia, pues «la vida del que vive consiste en el mismo vivir cuando lo consideramos de forma abstracta: del mismo modo que correr no es, por sí mismo, otra cosa que correr. El vivir de los seres vivientes es el mismo ser de ellos».

La Dimensión Social y Cultural del Ser Humano

Además, el hombre no está determinado únicamente por sus condicionantes biológicos. Tomás entiende que todo estado cultural y social es también natural en buena medida. Aristóteles había dejado escrito que el hombre es un animal político, y Tomás añade: «animal político y social». Lógicamente, la regulación de las conductas de los seres humanos toma en cuenta también los factores culturales y legales, por lo que la noción de la medida adecuada se dilata mucho más ampliamente que si pretendiéramos considerar al hombre 'en sí mismo', al margen de la sociedad. El momento cultural en el que vive cada cual forma parte también de su naturaleza, y ya se ha aludido a las dudas y contradicciones de los juristas bajomedievales al determinar si el derecho de gentes es verdadero derecho natural. Esta cierta consustancialidad entre el hombre histórico y su cultura determina que la vida humana no consista en seguir una perfección lineal en la historia, como si cada vez nos fuéramos acercando más a nuestro fin definitivo. Al contrario, la sucesión de los distintos momentos de las culturas determina que el hombre vuelva sobre sí mismo y se modifique, por lo que los criterios de los actos serán distintos en cada caso.

Derecho y Moral: Medium Rationis y Medium Rei

El gran criterio diferenciador que usa Tomás entre la moral y el derecho es el que propuso sucintamente Aristóteles en el Libro V de la Ética a Nicómaco. Siguiendo las indicaciones muy someras de Aristóteles, Tomás indicó que lo justo constituye, desde el punto de vista de su medición o cálculo, un medium rei (un medio de la cosa), porque aquello que hay que dar a otro ha de ser calculado al filo de la cosa o relación que nos une con esa otra persona. Por ejemplo, el profesor ha de explicar con la claridad necesaria para que le entiendan sus alumnos; esta exigencia constituye un medio de la cosa (medium rei) de la docencia, y es un derecho que tienen los alumnos al margen de las disposiciones subjetivas del profesor. De forma tal que, si un profesor que no sabe explicar alega su buena voluntad, esta disculpa no sirve: esa persona no debe continuar ejerciendo la enseñanza.

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