La ética en el liderazgo empresarial y su influencia en el éxito a largo plazo

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Dado que la ética brota de la entraña de la acción directiva, puede afirmarse que no puede conseguirse el éxito empresarial a largo plazo al margen de la ética. Solo tratando a los miembros de la organización y al resto de los stakeholders con justicia, rectitud y respeto se adquiere la credibilidad y confianza necesaria para obtener el compromiso de otros en la cooperación y la innovación, garantizando la consecución de las metas de la empresa.

Por ello, la ética y el razonamiento moral han de influir en todos los niveles (operativo, funcional, técnico y conceptual) y secuencias del proceso directivo, el cual se compone de cuatro funciones (las cuales incluyen dimensiones éticas ineludibles):

Planificación: - En la identificación de necesidades y oportunidades, define su mirada sobre la sociedad- En la fijación de objetivos, la empresa se define a sí misma moralmente estableciendo su propósito y qué tipo de sociedad quiere.- En el estudio y selección de alternativas, evalúa los diversos cursos de acción.- Todas las opciones éticas anteriores deben concretarse en planes operativos, los cambios necesarios en la empresa para llevarlos a cabo y los presupuestos con que se financiarán.Organización:-Estructura el poder dentro de la empresa - Afecta a cuestiones en su vertiente moral: por ejemplo, afecta a las oportunidades de desarrollo personal y profesional de sus empleados.Gestión:Entre los aspectos de relevancia ética están:- Tipo de liderazgo a ejercer.- Visión de la empresa de las motivaciones de sus trabajadores.- Recolección y manejo de la información de operaciones internas y de stakeholders externos.- Toma de decisiones con que se realizan los planes y se afrontan las eventualidades e imprevistos.Control: - Tiene implicaciones evidentes desde el punto de vista de la justicia: afecta a la evaluación de las personas, al establecimiento de méritos, a la distribución de recompensas, etc.- Ejercer bien el control requiere transparencia: objetividad, imparcialidad y ajuste a cada miembro de la organización.

Asimismo, el directivo es, en esencia, un líder empresarial: debe influenciar, motivar y habilitar en su entorno de trabajo para que cada cual haga su parte en la consecución de los objetivos de la empresa. Cuando esos objetivos están correctamente diseñados, incluyen no solo qué metas alcanzar, sino también cómo hacerlo bien; no solo ganancias económicas para la empresa, sino incrementos de bienestar para todos los stakeholders; incluyen, en suma, una dimensión ética.El buen liderazgo directivo es, por ello, también liderazgo ético, que debe traducirse en aspectos como:Incorporar parámetros morales en la selección y formación del personal, así como al evaluar el desempeño de tareas.Favorecer la participación en la toma de decisiones.Prestar atención a la evaluación ética de los que están en puestos de “especial riesgo” Recompensar o sancionar comportamientos. Si bien dicho liderazgo puede ejercerse de diversas maneras, solo resulta convincente si predica con el ejemplo, esto es, no cabe la delegación: si el directivo no es el primero en encarnar las cualidades éticas que requiere de los demás, pierde la autoridad moral y su liderazgo se disuelve.

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