La Ética de Hume: Sentimiento Moral y Emotivismo
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Texto sobre Hume
Momento Histórico
David Hume (1711-1776) se sitúa en la época de la Ilustración, siendo uno de sus mayores representantes. Escéptico y agnóstico, es un firme defensor del emotivismo moral.
Tema del Texto
Este texto aborda un problema ético, mostrándonos el emotivismo moral aludiendo a los sentimientos morales.
Ideas Principales
- Cuando alguien considera a una persona como adversaria, lo hace desde su circunstancia personal.
- Cuando le calificamos como inmoral, lo hacemos desde sentimientos que comparten el resto de personas.
- En este segundo aspecto, elegimos un punto de vista que compartimos con el resto de personas, un principio universal basado en que hay acciones que son malas para la sociedad.
Relación entre Ideas
Este texto compara dos situaciones: la diferencia entre calificar a alguien desde un punto de vista personal y desde un punto de vista colectivo. Tras mostrar estas dos ideas, intenta explicar la segunda.
Explica las Ideas
En este texto, Hume nos presenta su teoría ética, en concreto el emotivismo moral. Para Hume, la base de nuestros comportamientos son las emociones y no la razón. Cuando calificamos a alguien de perverso, todos rechazamos las acciones que lleva a cabo porque despiertan un sentimiento de rechazo. Para Hume, el ser humano busca el bien e intenta evitar el mal, debido al sentimiento de “simpatía”. Hume plantea la existencia de un cierto gusto moral compartido por toda la especie humana. De este modo, universaliza los sentimientos, que son la base de nuestras acciones, y que por ello, todos juzgaríamos como bueno o malo las mismas acciones.
Vigencia
Las ideas centrales del emotivismo de Hume nos pueden servir hoy día para evitar un racionalismo excesivo a la hora de buscar la causa de nuestras acciones.
Con frecuencia, no sabemos argumentar racionalmente por qué tenemos sensaciones de afinidad o de rechazo hacia las personas, por ejemplo, pero tampoco podemos evitarlas. No obstante, esto no nos debe conducir a eliminar la responsabilidad de nuestras acciones.
El hecho de que las pasiones nos empujen a actuar no significa que sean la excusa que justifica cualquier acción como fruto de una fuerza exterior que se nos impone. Sartre advirtió de que no podemos eludir nuestra responsabilidad pensando que nuestras pasiones “nos arrastran”; el ser humano es responsable de sus pasiones.
La idea de que las calificaciones morales se hacen siempre desde un punto de vista “común”, siguiendo un principio universal de la constitución humana, tiene vigencia en la actualidad.
Los juicios morales, a pesar de ser enunciados por una persona particular, se basan en principios generales en los que la mayoría de la gente nos podemos poner de acuerdo. No obstante, con mucha frecuencia, nuestros intereses privados marcan la pauta de nuestra conducta y en la base de los juicios morales.
Por otra parte, el utilitarismo de Hume y su consideración de que lo pernicioso para la sociedad ha de ser calificado como moralmente malo, no lo compartiría mucha gente hoy día. El individualismo de nuestra época es incompatible con el utilitarismo social de Hume.