Ética en la Filosofía Griega: De los Sofistas a los Estoicos

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Los Sofistas: El Relativismo

En el siglo V, durante la democracia ateniense, los sofistas ofrecieron enseñanzas en áreas como la antropología, el derecho y la política. Eran escépticos y consideraban que no se podía distinguir entre lo bueno y lo malo, ni entre lo verdadero y lo falso. Esta postura conduce al relativismo, la idea de que no hay contenidos universales, sino que todo es opinable.

Al no existir una verdad universal, se busca el saber práctico que sirva al ciudadano. El concepto de verdad se sustituye por el de utilidad. La sabiduría consiste en detectar qué opinión es la mejor y más útil.

Según Protágoras, no tiene sentido hablar de lo que son las cosas, sino de lo que parecen a cada uno. Desde este punto de vista, ninguna opinión es más verdadera que otra, y solo se puede afirmar que una opinión es mejor que otra a juicio de la mayoría.

Para los sofistas, el hombre virtuoso es aquel capaz de averiguar lo que la mayoría considera justo y conveniente, convenciendo a los ciudadanos en la asamblea pública (Ágora).

Sócrates: El Intelectualismo Ético

Sócrates afirmaba que quien actúa de forma virtuosa y correcta es porque conoce el bien. La virtud y la sabiduría van siempre unidas. El que más sabe es el que mejor actúa. La inteligencia y el saber conducen a la virtud, y el mal procede de la ignorancia.

Sócrates y Platón defienden esta teoría y afirman que los valores morales son objetivos y universales. Cuando el ser humano conoce el bien, actúa con rectitud porque nadie se equivoca adrede. La causa de los malos actos es juzgar como bueno o conveniente algo que no lo es. Para hacer el bien, hay que saber qué es el bien.

Sócrates defiende la existencia de unos valores universales, pero no pretende enseñarlos, sino ayudar con sus preguntas a llegar a descubrirlos en el interior de cada uno. Este método es la mayéutica, que significa “ayudar a dar a luz”. Utiliza este término porque considera que la verdad está dentro de cada uno y el papel del maestro consiste en ayudar al alumno a encontrarla por sí mismo, planteándole las preguntas adecuadas.

Platón: La Ética Platónica

Para Platón, el alma y el cuerpo son dos elementos enfrentados y distintos. Alcanzar la virtud será posible si dominamos nuestra parte material. La virtud puede ser entendida como sabiduría, purificación y armonía.

Virtud como Sabiduría

Los conceptos morales no son fruto de un acuerdo entre los ciudadanos, sino que se refieren a realidades existentes por sí mismas, universales y externas, a las que Platón llama Ideas.

Platón afirma que solo el sabio es virtuoso porque conoce las Ideas del mundo inteligible. Los valores morales existen por sí mismos, es posible definirlos y llevarlos a cabo en la vida práctica.

El sabio no podrá ser malo, ya que el mal es fruto de la ignorancia.

Virtud como Purificación

La virtud también se entiende como una purificación del alma. Los placeres materiales y corporales impiden la felicidad. Virtuoso y feliz será el que purifique su alma de las pasiones del cuerpo, centrándose en el conocimiento del mundo para actuar correctamente.

Virtud como Armonía

La virtud se entiende como un equilibrio y armonía entre las partes del alma.

Platón considera que existen tres almas:

  • Alma racional: situada en la cabeza, encargada del conocimiento y del pensamiento. Su virtud es la prudencia y es inmortal.
  • Alma irascible: situada en el tórax, domina las pasiones y es fuente de sentimientos nobles. Su virtud es la fortaleza de la voluntad y es mortal.
  • Alma concupiscible: situada en el abdomen, domina los impulsos e instintos y es fuente de pasiones innobles. Su virtud es la moderación y es mortal.

Entre estas tres almas debe existir armonía. Si el alma racional guía a la irascible y ambas dominan a la concupiscible, el ser humano será armonioso y justo. La justicia sería la combinación de prudencia, fortaleza y moderación.

A cada clase social, como a los individuos, le corresponde una virtud: la prudencia en los gobernantes, la valentía en los guerreros y la moderación en los productores.

En el alma y en la sociedad hay conflictos, que se resuelven cuando cada uno ejerce su virtud. La razón debe dirigir, el valor proteger y los instintos moderarse. La sociedad y el individuo serán justos y alcanzarán la felicidad.

Aristóteles: La Ética Eudemonista

Aristóteles dice que todos los actos humanos buscan alcanzar un bien concreto e inmediato, un medio para alcanzar un fin superior que es aún mejor. El mayor bien es la felicidad, en griego eudaimonía. A la ética aristotélica se le llama eudemonismo. La felicidad tiene que ser un bien supremo, que sea un bien siempre y sin excepciones.

Aristóteles niega que la felicidad se identifique con la riqueza, el placer o la gloria. Consiste en vivir de forma virtuosa, pero tampoco puede vivirse sin ciertos bienes mundanos.

Entiende la virtud como un hábito personal, con el objetivo de ser feliz, sometiendo al dictado de la razón las pasiones e instintos, mediante el hábito y la costumbre. La virtud se caracteriza como el punto medio entre dos extremos, escogiendo uno por defecto y otro por exceso.

El término medio es relativo, ya que depende de cada uno. Solo con la experiencia y la prudencia sabemos cuál es.

La virtud de la razón es la prudencia. Se trata de la inteligencia práctica que nos permite ser precavidos antes de actuar. Se aprende de forma práctica, surgiendo de la experiencia a través de su ejercicio continuo.

En definitiva, la prudencia entendida como virtud es el hábito de encontrar el punto medio para cada ocasión.

El Epicureísmo

Para Epicuro, la felicidad consistía en la ausencia de miedos y en un estado de equilibrio interior. La ataraxia es el estado de no temer ni a los dioses ni a la muerte, encontrando la tranquilidad del espíritu. Sin estos temores, el ser humano puede dedicar su vida a buscar la felicidad.

La felicidad consiste en evitar el dolor y buscar el placer. A la ética epicúrea se le considera como una forma de hedonismo, derivado de hedoné (placer). Existen muchos placeres, pero no todos son recomendables. Es conveniente preferir los duraderos y estables.

Considera la amistad como el máximo placer. Epicuro llevaba una vida muy austera, alejado de la vida política y poco interesado en ella y en el poder.

El Estoicismo

El estoicismo nació en Grecia, pero sus principales representantes fueron los romanos Séneca y Marco Aurelio. Tuvo una gran influencia en el cristianismo.

Se basa en la afirmación de que toda la naturaleza está sujeta a una ley universal.

No hay alternativa a los sucesos de la naturaleza y es vano rebelarse. En este destino, el ser humano tiene que vivir en conformidad con la naturaleza, que es lo racional y la virtud. Así se consigue la armonía y la felicidad. No hay que buscar los bienes ni evitar los males.

El ideal de conducta estoica es la apatía, la liberación de todo lo que pueda afectarnos. Se consigue usando la razón, que puede hacernos ver que los bienes externos no tienen ningún valor para la felicidad. El sabio consigue vivir sin verse afectado por sus emociones.

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