Ética Cartesiana: Libre Albedrío, Bien y Pasiones

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La Ética en Descartes: Un Código Moral Provisional

(Problema de la ética en Descartes) La única exposición de la moral cartesiana la encontramos en la tercera parte del Discurso del Método, donde se habla de un código moral provisional. Esta moral, de inspiración estoica, se basa en la necesidad de vivir la vida en sentido práctico, pues en ética es peligroso mantener una duda, ya que la vida no admite demora.

La tercera máxima consiste en vencerse a sí mismo más que al orden del mundo, pues lo único que está en nuestro poder son nuestros pensamientos. Es una actitud hasta cierto punto conformista: no enfrentarse al poder establecido cuando se siente el deseo de hacerlo implica vencerse a sí mismo, asumiendo que ese orden establecido es imposible de cambiar. La cuarta máxima recomienda dedicar la vida al cultivo de la razón, esto es, al conocimiento de lo verdadero siguiendo un método. Estas máximas son de carácter temporal.

De la obra de Descartes pueden extraerse una serie de principios morales objetivos: el libre albedrío, la naturaleza del bien y la generosidad.

El Libre Albedrío

En cuanto al primero, el libre albedrío, Descartes afirma que tenemos una experiencia interior de que poseemos una voluntad libre. El libre albedrío es el mayor bien que puede tener el hombre, le hace semejante a Dios y muy superior a los animales. A mayor conocimiento, esto es, cuando la voluntad esté más orientada, más libre es el hombre. La voluntad es infinita y siempre puede equivocarse.

La Naturaleza del Bien

El segundo principio es el bien en sí mismo que, según Descartes, hay que vincularlo a Dios. El mal no existe, es una privación producida por la ignorancia.

La Generosidad y las Pasiones

El tercer principio moral está en conexión con el optimismo cartesiano que niega el mal. Descartes entendía la generosidad más bien en sentido clásico como grandeza o elevación de ánimo. Es entendida como una perfección de cada virtud, en el sentido de que eleva el ánimo respecto a la culminación de cualquier virtud.

Las pasiones en general son entonces percepciones. Las verdaderas pasiones son causadas por el cuerpo sin ninguna intervención de la voluntad. Se dividen en:

  • Las que percibimos a través de los sentidos de los objetos que están fuera de nosotros.
  • Las que percibimos de nuestro propio cuerpo.
  • Las propias del alma misma y no pueden referirse a ninguna causa exterior. Estas son las pasiones del alma.

Esto quiere decir que las pasiones son emociones del alma causadas por el cuerpo. Descartes hace una clasificación compleja de las pasiones: hay seis emociones "primitivas" (admiración, amor, odio, deseo, alegría y tristeza). Descartes considera que podemos controlar las pasiones alterando las condiciones físicas que las producen. Este dominio de las pasiones nos lleva a la medicina. La alegría tiene poder curativo, mientras que las pasiones tristes son malas para la salud, por esa relación tan especial que establecen las pasiones entre el alma y el cuerpo.

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