Etapas del Desarrollo Psicosexual según Freud: Un Recorrido

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Etapas del Desarrollo Psicosexual según Freud

Según Freud, el desarrollo de la personalidad se estructura en diferentes etapas psicosexuales, cada una caracterizada por un foco específico de placer y energía libidinal. A continuación, se describen estas etapas:

Etapa Oral

La etapa oral es el primer momento en la evolución de la personalidad del individuo. Corresponde al primer y segundo año de vida y se caracteriza por dirigir la libido hacia la boca y buscar la satisfacción gracias a la actividad de succión.

Etapa Anal

Freud sitúa esta segunda etapa del desarrollo de la personalidad entre los dos y tres años del niño; la libido se dirige hacia el ano y la satisfacción sobreviene por la expulsión o retención de las heces.

Etapa Fálica

Para Freud, la etapa fálica es fundamental para el desarrollo del psiquismo, porque en ella se produce el Complejo de Edipo y el Complejo de Electra. Entre los cuatro y los seis años el niño dirige el impulso erótico hacia sus genitales y consigue la satisfacción: el varón mediante el juego con su pene y la niña con su clítoris, o mediante la masturbación.

Etapa de Latencia

Para el psicoanálisis, esta etapa del desarrollo psicosexual se sitúa entre los cinco o seis años y la pubertad. En esta fase, y como consecuencia de la aparición del superyó, el niño reprime sus sentimientos edípicos e inhibe sus apetitos erótico-sexuales.

Etapa Genital

Según Freud, a partir de la pubertad se produce la etapa genital o segunda etapa de interés genital. En esta etapa, el niño, tras la superación del complejo de Edipo, orienta su deseo sexual fuera de la familia, hacia personas del sexo opuesto, y convierte la relación genital reproductora en el objetivo del instinto sexual.

Conceptos Clave del Psicoanálisis

La libido es también un concepto descrito por el psicoanalista Freud. Se refiere a la energía vital general de la persona. La mente es un sistema que se autorregula gracias a la lucha entre tendencias o instancias opuestas: se trata de fuerzas o pulsiones (‘energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo’). A esta dialéctica interna de la psique se la llama libido. Desde la óptica freudiana (psicoanálisis), libido es el afecto que se encuentra ligado a determinada pulsión: en el primer marco teórico (hasta 1914), la energía de las pulsiones sexuales; en el segundo marco teórico (hasta 1920), la energía tanto de las pulsiones sexuales como de las pulsiones yoicas; y en el tercer marco teórico, este término es transformado en Eros.

Si bien los trabajos iniciales de Freud la definieron desde un punto de vista únicamente sexual, sus últimas obras reconsideraron este concepto y lo ampliaron, aplicándolo no sólo a ese ámbito, sino también a la energía productiva y vital de todo ser humano.

  • El Ello forma parte del inconsciente y sirve como expresión psíquica de nuestros deseos y pulsiones. Está en conflicto con el Yo y el Superyó, ya que no le dejan manifestarse plenamente.
  • El Yo: Actúa como mediador entre el Ello y el Superyó, intentando conciliar las exigencias de ambas partes. Su misión es poder disfrutar del mayor placer posible, pero sin romper las normas que van a ser dadas por el Superyó para no entrar en conflicto con él. También se encarga de la defensa de la mente frente a los ataques externos, con un contenido que también forma parte del inconsciente.
  • El Superyó: Es el que dicta las normas morales en torno a las cuales pueden moverse el Yo y el Ello. Según Freud, se crea tras internalizar las normas, reglas y prohibiciones dadas por nuestros padres.

Sin embargo, no se puede ver la mente como varios compartimentos estancos, sino que sus funciones se entremezclan, dando lugar a la psiquis del ser humano. Siguiendo esta teoría, Sigmund Freud determinó que los trastornos neuróticos tienen su origen en los impulsos del Ello que son reprimidos por el Yo consciente, ya que los considera inaceptables dentro del marco dado por el Superyó. Pero estos deseos no desaparecen, sino que quedan latentes, actuando desde la parte inconsciente del sujeto, dando lugar a las neurosis y otros trastornos mentales.

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