Las Etapas Clave de la Segunda República Española: Reformas, Conflictos y el Camino a la Guerra Civil
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La Segunda República Española, proclamada en 1931, fue un periodo de profundas transformaciones y tensiones políticas y sociales que culminaron en la Guerra Civil. Su desarrollo puede dividirse en tres fases principales, cada una marcada por diferentes orientaciones políticas y eventos significativos.
1. El Bienio Reformista (1931-1933)
Un periodo de profundas transformaciones
Conocido también como el Bienio Social-Azañista, este periodo estuvo mayoritariamente presidido por Manuel Azaña y se caracterizó por un ambicioso programa de reformas destinadas a modernizar el país y abordar problemas históricos. Las principales reformas impulsadas fueron:
- Reforma del Ejército: Se buscó reducir la excesiva proporción de oficiales, se promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad y se cerró la Academia Militar de Zaragoza, medidas que generaron descontento en sectores militares.
- Reforma Religiosa: Se secularizó el Estado, declarándose la no confesionalidad oficial. Se suprimió el presupuesto destinado a la Iglesia y se disolvieron algunas órdenes religiosas, lo que provocó una fuerte oposición eclesiástica.
- Reforma Agraria: Se implementó la Ley de Reforma Agraria de 1932, cuyo objetivo era expropiar grandes latifundios y asentar a campesinos sin tierras, una medida crucial para aliviar la pobreza rural, pero de lenta aplicación.
- Reforma del Estado Centralista: Se permitió la constitución de autonomías regionales, reconociendo la Generalitat de Cataluña y manteniendo intensas negociaciones para los estatutos de autonomía en el País Vasco y Galicia.
- Reformas Sociales: Se adoptaron importantes medidas laborales como la Ley de Contratos de Trabajo y de Jurados Mixtos, la jornada laboral de 40 horas y el aumento de salarios, buscando mejorar las condiciones de la clase obrera.
- Reforma Educativa: Se promovió la educación laica, obligatoria y gratuita, con la construcción de nuevas escuelas y la creación de las Misiones Pedagógicas, iniciativas para llevar la cultura y la educación a las zonas rurales.
Oposición y Descontento
A pesar de su alcance, estas reformas enfrentaron una fuerte oposición de diversos sectores conservadores, incluyendo la Iglesia, el Ejército, la patronal industrial y los grandes latifundistas. Además, la clase obrera se mostró insatisfecha por la lentitud y las limitaciones de las reformas, lo que contribuyó a un creciente descontento social.
En este contexto, surgieron y se fortalecieron tendencias antidemocráticas y autoritarias, como Renovación Española, las JONS, Falange Española, la CEDA y la UME. La tensión política se manifestó en eventos como el intento de golpe de Estado de agosto de 1932, conocido como la "Sanjurjada".
2. El Bienio Conservador (1933-1936)
Paralización de las reformas y radicalización
Ante la crisis política y el desgaste del gobierno reformista, Manuel Azaña dimitió y se convocaron elecciones en noviembre de 1933, que fueron ganadas por partidos de centro-derecha. Esta segunda fase de la República se caracterizó por la paralización y, en algunos casos, la reversión de las reformas del periodo anterior. Se devolvieron tierras a la nobleza, se frenó la reforma religiosa y se concedió amnistía a los sublevados de la "Sanjurjada".
La entrada de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) en el gobierno desencadenó una fuerte reacción. La CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y la UGT (Unión General de Trabajadores) radicalizaron sus posturas, lo que desembocó en la Revolución de Octubre de 1934. Este levantamiento, que incluyó huelgas generales y sublevaciones en Asturias y Cataluña, fue reprimido violentamente por el gobierno.
3. El Frente Popular (1936)
La polarización y el estallido de la Guerra Civil
Finalmente, en la tercera fase, la polarización política se acentuó. Las elecciones de febrero de 1936 fueron ganadas por el Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda. Manuel Azaña asumió la presidencia de la República y Santiago Casares Quiroga la presidencia del gobierno.
El nuevo gobierno retomó algunas de las reformas del primer bienio y se intensificó la represión contra la oposición de derechas. Esta situación de extrema tensión y polarización precipitó el golpe de Estado militar del 17 de julio de 1936, que, al fracasar en su intento de tomar el control total del país, dio inicio a la trágica Guerra Civil Española, un conflicto que se prolongaría hasta el 1 de abril de 1939.