La Estructura de la Realidad en Descartes: La Teoría de las Tres Sustancias

René Descartes, figura central del racionalismo, comparte la definición de sustancia de otros pensadores de su corriente: la sustancia es aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra realidad para existir.

Las Tres Sustancias Fundamentales de la Realidad Cartesiana

Para Descartes, la realidad se compone de tres tipos fundamentales de sustancias:

• 1. Sustancia Pensante (Res Cogitans) o el Yo

  El mecanismo de demostración de la sustancia pensante ya ha sido abordado con el estudio del cogito. Tras el proceso de la duda metódica, todas las características que podríamos atribuir al yo (como el cuerpo o el alma) se desvanecen, dejando solo el pensamiento. Así, el yo se revela como res cogitans, una sustancia cuya esencia es pensar.

• 2. Sustancia Infinita (Res Infinita) o Dios

  La demostración de la existencia de Dios es un pilar fundamental que Descartes aborda en su Tercera Meditación Metafísica. Descartes recurre a Dios como garantía de verdad, ya que hasta este punto su filosofía se había circunscrito a la certeza del cogito, sin posibilidad de avanzar hacia el conocimiento del mundo exterior.

  Pruebas Cartesianas de la Existencia de Dios

  Descartes utiliza dos pruebas para demostrar la existencia de Dios, de las cuales se detalla la siguiente:

  • Prueba de la Causalidad aplicada a la idea de Dios o lo Infinito

    Todos poseemos en nuestra mente la idea de lo infinito o de Dios, una idea que, para Descartes, es innata. Esta idea no puede haber sido generada por el propio ser humano, puesto que es un ser finito e imperfecto. Por lo tanto, debe existir una causa que sea proporcional a la naturaleza de la idea misma: Dios.

• 3. Sustancia Extensa (Res Extensa) o el Cuerpo

  La demostración de la existencia de la res extensa se lleva a cabo en la Sexta Meditación Metafísica. Esta demostración es más compleja, dado que la información sobre esta sustancia nos proviene de los sentidos, y Descartes ya había destacado la propensión de estos a engañar.

  Para proceder con esta demostración, partimos de la premisa de que la existencia de Dios ya ha sido probada y que cualquier idea clara y distinta es, por ende, verdadera.

  Demostración de la Existencia de la Sustancia Extensa: Pasos Clave

  1. Basta con concebir clara y distintamente una cosa sin otra para estar seguros de que son diferentes entre sí.

  2. Yo sé que mi esencia es ser una sustancia pensante.

  3. Tengo una idea clara y distinta de mí mismo como una sustancia pensante que no incluye la extensión; y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, ya que este es solo una cosa extensa y no pensante. Por tanto, mi alma (espíritu) es distinta de mi cuerpo y puede existir sin él.

  4. Sin embargo, encuentro en mí mismo ciertas facultades, como las de sentir e imaginar, sin las cuales puedo concebirme clara y distintamente, pero ellas no pueden concebirse sin mí.

  5. Estas facultades (sentir, imaginar, etc.), que no tienen su origen o causa en mí, deben residir en una sustancia corpórea o extensa, y no en una sustancia pensante. Esto se debe a que, cuando imagino algo, me refiero al cuerpo y lo considero por sí mismo, o bien a una idea que he percibido por los sentidos. Dado que yo soy solamente una sustancia que piensa, el origen de estas facultades no puede estar en mí.

  6. La causa de su origen debe estar en una existencia distinta de mí mismo, porque las ideas que producen la imaginación y la sensación se me presentan en ocasiones sin que intervenga mi voluntad. Por lo tanto, esta sustancia será o un cuerpo o Dios.

  7. Dado que ya hemos demostrado que Dios no puede engañar y que Él ha puesto en mi mente, como idea clara y distinta, que la causa de las ideas que provienen de la imaginación y la sensación son causadas por las cosas corpóreas, queda demostrado que existen cuerpos extensos.