La Estructura de la Mente: Ello, Yo y Superyó en la Teoría Psicoanalítica de Freud

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El Modelo Estructural y Topográfico de la Personalidad Según Freud

En un principio, Freud atribuía al consciente y al inconsciente propiedades dinámicas, pero finalmente, relegó toda la dinámica a los instintos y a las operaciones mentales del Ello, Yo y Superyó. Así pues, los términos consciente, preconsciente e inconsciente no indican ninguna fuerza dinámica de la personalidad, sino las provincias mentales, que señalan la profundidad de los procesos mentales y su distancia relativa a la superficie.

Las Provincias Mentales (Modelo Topográfico)

El modelo topográfico define los niveles de accesibilidad del contenido mental:

  • Consciente: Aquello que el individuo conoce en el momento actual.
  • Preconsciente: Lo que no conoce, pero puede conocer fácilmente en algún momento.
  • Inconsciente: Lo que no puede conocer con esfuerzo definido o no puede conocer de ninguna manera.

Las Instancias Psíquicas (Modelo Estructural)

El modelo estructural describe las tres instancias que interactúan para formar la personalidad.

El Ello

El Ello es el fondo pulsional de la personalidad. Lo que esta tiene heredado y constitutivo se expresa psicológicamente en el Ello. Es la fuente de la energía psíquica y se rige únicamente por el Principio del Placer, buscando la satisfacción inmediata, al margen de cualquier consideración relativa a la supervivencia o conservación, a los principios morales y a los de convivencia social. Su única dimensión es la del placer.

El mundo se divide para el Ello en dos coordenadas: lo agradable o placentero y lo desagradable o displacentero. Es en su totalidad inconsciente y se rige por los instintos primarios.

El Yo (Ego)

El Yo (o Ego) es la instancia unitaria y activa que da unidad al sujeto y vela por los intereses de este como totalidad. Surge por la influencia creciente del mundo exterior sobre el Ello, cuya región periférica se ve obligada a mantener un equilibrio con la realidad exterior.

No es que el Yo tenga la obligación de renunciar al Principio del Placer, pero sí tendrá que hacer una variación del mismo, buscando métodos de obtención del placer que no pongan en peligro el organismo ante la colisión de las pulsiones con la realidad objetiva. Este tener en cuenta la realidad en la búsqueda de placer es el Principio de la Realidad. Por lo tanto, el Ello empuja siempre en el sentido de la satisfacción, pero el Yo ha de enfrentarse a la rudeza de la realidad y las consecuencias de una satisfacción ilimitada y sin atenuación.

El Superyó (Superego)

El Superyó (o Superego) es la rama moral o judicial de la personalidad, es decir, el código moral de la persona. Desempeña un papel de autoobservador y representa la conciencia y las pautas morales. Constituye los puntos de referencia morales y sociales del individuo, siendo el representante interno de los valores tradicionales y de las normas sociales, el producto de la socialización y el vehículo de la tradición cultural.

Al igual que el Ello, el Superyó es, fundamentalmente, inconsciente, aunque puede producir efectos conscientes en el Yo, tales como sentimientos de culpabilidad, remordimiento y angustia. Actúa imponiendo al Yo determinadas prescripciones, tales como: “Jamás pienses en cuestiones sexuales” o “Jamás seas egoísta”.

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