Estructura y Evolución del Franquismo: De las Leyes Fundamentales al Desarrollismo (1938-1973)
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La Institucionalización del Régimen Franquista: Las Leyes Fundamentales
La dictadura de Franco pretendió dar una imagen de legalidad y permanencia a través de la promulgación de una serie de normas fundamentales que definieron la estructura política y social del Estado. Estas leyes, conocidas como las Leyes Fundamentales, fueron:
- El Fuero del Trabajo (1938): Regulaba las relaciones laborales del nuevo régimen, estableciendo el control del sindicalismo vertical y prohibiendo los sindicatos de clase y la huelga.
- La Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Creó unas Cortes meramente consultivas, sin potestad legislativa ni elegidas por sufragio universal. Su designación era corporativa, bajo el concepto de “democracia orgánica”.
- El Fuero de los Españoles (1945): Una declaración de derechos cívicos que, en apariencia, otorgaba ciertas libertades, pero que en la realidad estaban limitados por un estado autoritario y confesional.
- La Ley de Referéndum (1945): Contemplaba la posibilidad de realizar consultas populares para determinadas leyes, siempre por decisión de Franco.
- La Ley de Sucesión (1947): Preveía una monarquía como sucesora del franquismo. Tras el plebiscito de dicha ley (considerado el primer “pucherazo”), España fue denominada “reino” en su forma política, basándose en su “tradición histórica”, y por ello mismo, estado católico. Franco, como Jefe del Estado vitalicio, se reservaba el derecho a nombrar sucesor.
Los Años 50: Apertura y Reconocimiento Exterior
La política de autarquía resultó ser un desastre económico. Debido al lento crecimiento, la escasez de bienes de consumo perduró, y el nivel de vida y la renta per cápita española no alcanzaron las cifras de 1936 hasta el año 1953.
En 1953, en el contexto de la Guerra Fría, el aislamiento internacional comenzó a romperse. España firmó los Acuerdos Hispano-Norteamericanos (de defensa y de ayuda económica) y un Concordato con la Santa Sede. Esta legitimación internacional culminó en 1955 con la admisión de España en la ONU. Posteriormente, en 1957, España otorgó la independencia al protectorado marroquí.
A pesar de esta apertura, el régimen continuó reprimiendo a la oposición. Esta oposición combinó objetivos políticos con económicos y abandonó la lucha guerrillera. Siguiendo una nueva estrategia de lucha obrera, nacida en las huelgas mineras de Asturias (1956), Marcelino Camacho crearía las Comisiones Obreras (CCOO) en 1962, con apoyo del PCE y de la naciente oposición católica obrera. La estrategia pasó de la clandestinidad al “entrismo” (infiltración) en el sindicato vertical.
El Desarrollismo Franquista (1959-1973)
El franquismo se reorientó dando entrada en el gobierno a ministros del Opus Dei, conocidos como “los tecnócratas”, que aportaron criterios más técnicos y modernizadores, restando protagonismo a Falange. Finalizado el aislamiento, y con la ayuda norteamericana, se abandonó la autarquía y se inició un proceso de liberalización económica y apertura a la inversión europea.
Los Planes de Desarrollo de López Rodó (1964-1975) buscaban fomentar el desarrollo industrial y disminuir los desequilibrios entre las diferentes regiones españolas. España comenzó a recibir importantes divisas provenientes del turismo y de una creciente emigración. Se promulgaron leyes modernizadoras clave, como la Ley de Seguridad Social de 1963 y la Ley de Educación Villar Palasí de 1970.
Inmovilismo Político y Oposición
Sin embargo, la liberalización económica no fue acompañada de un aperturismo político. El régimen decretó dos nuevas Leyes Fundamentales:
- Ley de Principios del Movimiento (1958): Recopiló el ideario de las “familias” que sustentaban el régimen, definido como “democracia orgánica”.
- Ley Orgánica del Estado (1966): Separó la figura del Jefe del Estado de la del Presidente del Gobierno.
A nivel internacional, este inmovilismo llevó a que no fuera admitida la petición de entrada de España en la CEE. También se produjo el cierre de fronteras con Gibraltar en 1967. En cambio, se concedió la independencia a Guinea Ecuatorial (1968).
La oposición fue duramente reprimida. La oposición moderada, tanto del interior como del exilio, se reunió en Alemania. La universidad organizó asambleas libres de estudiantes frente al SEU en apoyo de catedráticos destituidos. El nacionalismo vasco se radicalizó, con la aparición de ETA en 1959. Los intelectuales exiliados no regresaron, destacando dos premios Nobel: Juan Ramón Jiménez y Severo Ochoa.