Estratificación Social y Desigualdad: Perspectivas de Weber, Crompton y Otros Autores

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La Teoría de Max Weber sobre la Estratificación Social

Para acercarse a la estratificación, Max Weber partió del análisis desarrollado por Marx, modificándolo y reestructurándolo. Al igual que éste, Weber consideraba que la sociedad se caracterizaba por la existencia de conflictos por el poder y los recursos. Sin embargo, mientras que para Marx las relaciones de clase polarizadas y los problemas económicos ocupaban el centro de todos los conflictos sociales, Weber desarrolló una idea de la sociedad más compleja y multidimensional.

Weber puntualizó que la estratificación no sólo tiene que ver con la clase, sino que está configurada por otros dos aspectos: el partido y el estatus. Estos tres elementos que se solapan en la estratificación producen una cantidad enorme de posiciones posibles dentro de la sociedad, y no un solo modelo rígido como el propuesto por Marx.

Aunque Weber coincide con Marx en que la clase se basa en condiciones económicas objetivas, cree que en su formación también son importantes otros factores económicos, aparte de los reconocidos por Marx. Según Weber, las divisiones de clase se derivan no sólo del control o ausencia de control de los medios de producción, sino de diferencias económicas que nada tienen que ver, directamente, con la propiedad. Entre estos recursos se pueden incluir especialmente los conocimientos técnicos o cualificaciones que influyen en el tipo de trabajo que las personas pueden obtener.

Weber creía que la posición en el mercado de un individuo influye enormemente en el conjunto de sus opciones vitales. Los profesionales y directivos ganan más y tienen mejores condiciones de trabajo que las personas con empleos de «cuello azul». Su cualificación -licenciaturas, diplomas y la experiencia que han adquirido- hace que sean más «vendibles» que otros que carecen de ella. En un nivel inferior, dentro de los trabajadores manuales, los artesanos cualificados pueden asegurarse salarios más altos que los que tienen poca o ninguna cualificación.

En la teoría weberiana, el estatus alude a las diferencias que existen entre dos grupos en relación con la reputación o el prestigio que les conceden los demás. En las sociedades tradicionales, el estatus de una persona se determinaba con frecuencia a partir del conocimiento de primera mano que permitía el mantenimiento de múltiples interacciones en diferentes contextos a lo largo de los años. Sin embargo, al hacerse más complejas las sociedades, se hizo imposible atribuir el estatus siempre de esa manera. En lugar de eso, según Weber, el estatus pasó a expresarse mediante los estilos de vida de las personas. Marcadores y símbolos de estatus como la vivienda, el vestido, la forma de hablar y la ocupación ayudaban a configurar la posición social de un individuo ante los demás. Quienes tienen un mismo estatus constituyen una comunidad en la que se siente la sensación de que se comparte una identidad.

Marx creía que las diferencias de estatus procedían de las divisiones de clase que se producían en la sociedad, pero Weber señalaba que el estatus suele variar con independencia de las divisiones de clase. Normalmente, la posesión de riqueza concede estatus, pero hay muchas excepciones a esta regla. La expresión «pobre de solemnidad» señala una de ellas. En Gran Bretaña, los miembros de familias aristocráticas continúan disfrutando de una aceptación social considerable, incluso cuando han perdido sus fortunas. A la inversa, los que siempre han vivido en la opulencia suelen mirar con desdén a los «nuevos ricos».

En las sociedades modernas, señalaba Weber, la formación de partidos es un importante aspecto del poder y puede influir en la estratificación, con independencia de la clase y del estatus. El partido es un grupo compuesto por una serie de individuos que trabajan conjuntamente porque tienen orígenes, aspiraciones o intereses comunes. Con frecuencia, un partido trabaja de forma ordenada para conseguir un determinado objetivo que es de interés para quienes pertenecen a dicho grupo.

Marx solía explicar en función de la clase tanto las diferencias de estatus como la organización de los partidos. En realidad, Weber argumenta que ninguno de estos procesos puede reducirse a las divisiones de clase, aunque ambos se vean influidos por ellas; a su vez, la posición y la organización de los partidos pueden influir en las circunstancias económicas de los individuos y de los grupos, afectando, por consiguiente, a la clase. Los partidos pueden apelar a preocupaciones que atraviesan las diferencias de clase: por ejemplo, pueden basarse en la filiación religiosa o en ideales nacionalistas. Un marxista podría intentar explicar en términos de clase los conflictos entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, puesto que hay más católicos que protestantes en trabajos obreros. Un weberiano opinaría que tal explicación es ineficaz, porque también hay muchos protestantes que proceden de la clase trabajadora. Los partidos en los que las personas se integran expresan tanto diferencias religiosas como de clase.

Los escritos de Weber sobre la estratificación son importantes porque, además de la clase, muestran otras dimensiones del fenómeno que tienen una gran influencia en las vidas de las personas. Mientras que Marx intentó reducir la estratificación social a las divisiones de clase, Weber llamó la atención sobre la compleja interacción entre este componente, el estatus y el partido, que son elementos independientes de la estratificación social. La mayoría de los sociólogos sostiene que el esquema de Weber ofrece una base más flexible y compleja para el análisis de la estratificación que el proporcionado por Marx.

La Desigualdad según Rosemary Crompton

¿En qué se centra Crompton para proporcionar la explicación de la desigualdad?

Todas las sociedades complejas se caracterizan, en un grado variable, por la desigual distribución de las recompensas materiales y simbólicas. Es también el caso de que nunca ha existido una estructura persistente de desigualdad económica y social sin que hubiera también algún tipo de sistema(s) de significados que persiguiera tanto explicar cómo justificar la desigual distribución de los recursos sociales. El de «estratificación social» es un término general que describe estas estructuras sistemáticas de la desigualdad.

En las sociedades tradicionales o preindustriales está muy extendida la idea de que las desigualdades y, por ende, la estratificación social son naturales y/o reflejan aspectos de la cosmología que proveen una explicación de la sociedad misma. Se afirma así una armonía reestablecida entre los casos naturales y las cosas sociales. Es ésta una perspectiva que efectivamente descarta todo tratamiento sociológico de la cuestión: si las desigualdades son «naturales», entonces no es necesario seguir investigándolas.

Junto a este supuesto de la «naturalidad», se ha considerado que las desigualdades derivaban de una estructura de la sociedad establecida por la divinidad, como en el sistema de castas hindú de la India clásica. En dicho sistema, el rango social corresponde a la pureza religiosa (ritual). Las castas inferiores contaminan a las superiores y, como resultado de ello, se imponen una serie de restricciones a los individuos de las castas bajas y a sus familias. De manera que el sistema de castas se corresponde (aunque no con precisión absoluta) con la estructura general de la desigualdad social.

Dos conceptos religiosos sostienen el sistema, el kharma y el dharma. El kharma le enseña a un hindú que ha nacido en una determinada casta o subcasta debido a que ello es lo que se merece como consecuencia de sus acciones en una vida anterior. El dharma, que significa «existir conforme a lo que es moral», enseña que vivir la vida presente de acuerdo con las normas (dharma) tiene como resultado el renacimiento en una casta superior y, por tanto, una progresión última en el sistema de castas. De modo que tanto las desigualdades de casta como cualquier posibilidad de cambio en el futuro guardan relación con verdades religiosas universales y se sitúan así más allá del alcance del examen sociológico sistemático.

De este modo, la justificación de la desigualdad material en tanto que nace de cierto orden divino o «natural» constituye un rasgo común de las sociedades tradicionales o preindustriales.

Estas ideas no sólo explican la desigualdad, sino también afirman que forma parte del orden natural de las cosas, según el cual el «mejor» debe obtener la mayor parte de las recompensas que la sociedad puede ofrecer. En la Europa feudal, así como en la India clásica, la estratificación venía acompañada de justificaciones morales y religiosas. Desde el siglo IX, Europa occidental fue una sociedad esencialmente rural en la que la condición de un individuo estaba determinada por el acceso a la tierra. Este sistema se encontraba en gran parte controlado por una minoría de propietarios laicos y eclesiásticos. Era una sociedad jerárquica en la que el campesinado hecho siervo estaba sometido a la dominación de los señores eclesiásticos y seculares. La Iglesia poseía poder moral y económico. Pretender hacerse rico significaba caer en el pecado de la avaricia, mientras la pobreza era de origen divino. Por lo tanto, el relativo estancamiento económico de las sociedades tradicionales guardaba relación con la rigidez social de los sistemas de estratificación.

Sin embargo, estas sociedades no sobrevivieron y en el transcurso de los siglos XVII, XVIII y XIX, Europa occidental y gran parte del resto del mundo cambiaron debido al desarrollo del industrialismo capitalista, el elemento más relevante del proceso que se ha definido como la llegada de la «modernidad». Estos grandes cambios sociales y económicos acaecidos durante estos siglos se produjeron junto al desarrollo de la crítica de los sistemas tradicionales de creencias que durante casi dos milenios habían explicado y legitimado las desigualdades materiales. Así, frente a la idea de que los seres humanos nacen desiguales por causas divinas o naturales, se desarrolló desde el siglo XVII el argumento de que, en virtud de su humanidad, todos los seres humanos nacían iguales, no desiguales.

De este supuesto se derivan los inicios del enfoque sociológico sobre la explicación de la desigualdad. Si se supone que la igualdad, no la desigualdad, es la condición «natural» de los seres humanos, entonces ¿cómo se explican y justifican las desigualdades persistentes? Si todo individuo nace con derechos naturales, ¿por qué algunos individuos dominan a otros? Estas preguntas siguen siendo los problemas centrales de la teoría social y política.

En el ámbito del pensamiento político, los teóricos del contrato social ofrecieron algunas de las primeras respuestas a estas preguntas. Así, en el siglo XVIII se establecieron los fundamentos del argumento de que todos los «ciudadanos» tenían derechos políticos, tal y como se expresa en el sufragio universal y las instituciones democráticas. El fin de la sociedad tradicional y el desarrollo del industrialismo capitalista se produjeron junto al énfasis en la racionalidad del orden social moderno. El cálculo racional, no las normas de la costumbre, se erigió como el principio que debía regir la conducta económica en las sociedades capitalistas en desarrollo. Difícilmente se hubieran desarrollado la expansión de los mercados y la transformación de los procesos de producción que acompañaron a la Revolución industrial sin la erosión de los derechos consuetudinarios en el dominio del comercio y la manufactura, que afectó a todos sus aspectos e incluyó los cárteles, el establecimiento de salarios y precios, las restricciones a la movilidad del trabajo, etc. Así, los cambios políticos que crearon el individuo formalmente libre también alumbraron al trabajador sin tierra que, no obstante, tenía el derecho de vender lo único que poseía: su trabajo o capacidad de trabajar: constante de cambio y transformación.

Definición y Tipos de Pobreza

Desde 1984, Europa mide la pobreza atendiendo a la siguiente definición, planteada por el Comité Económico y Social de las Comunidades Europeas: "Se consideran pobres a los individuos, familias y grupos de personas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son tan escasos que están excluidos de los modos de vida mínimos aceptables en el Estado miembro en el que viven".

Es un fenómeno multidimensional que repercute en diferentes áreas de la vida de las personas y no solo al aspecto económico. Relativo, porque siempre estará condicionado y en relación por lo que en cada momento se considere como: "los modos de vida mínimos aceptables" en una sociedad concreta.

La pobreza se observa desde tres enfoques diferentes:

  • ENFOQUE MONETARIO: donde entran los recursos económicos del hogar, los ingresos medios /mediana y donde no tienen en cuenta las características de algunos hogares, como en el caso de menores (se presupone que todos los miembros del hogar tienen disponen del mismo bienestar).
  • ENFOQUE SUBJETIVO: a partir de la década de los setenta, tiene en cuenta la opinión personal de la persona sobre su situación, tanto financiera como de bienestar.
  • CONDICIONES DE VIDA: se basa en el cálculo de situaciones de desventaja. Concepto de privación (Peter Townsend). Actualmente es el más utilizado.

Los tipos de pobreza son los siguientes:

  • Pobreza absoluta: definición basada en la idea de la subsistencia. Tiene en cuenta la satisfacción de unas necesidades que son básicas físicamente para el organismo: cobijo, alimentación y vestimenta. Vinculado a niveles de privación. Definición de carácter universalista.
  • Pobreza relativa: relaciona la situación del individuo con el nivel general de que predomine en una sociedad determinada. Por lo que considera que no puede hablarse de un carácter universalista, donde es necesario tener en cuenta las condiciones sociales y culturales de una sociedad. Por lo tanto, hablamos en este caso de niveles de privación.

Las dos formas de medir la pobreza en sí tienen problemas: y es que se centra en dónde se pone la frontera de la pobreza.

Explicaciones de la Pobreza

Hablar de pobreza hoy en día significa aproximarse a un complejo mosaico de realidades que abarcan, más allá de la desigualdad económica, aspectos relacionados con la precariedad laboral, los déficit de formación, el difícil acceso a una vivienda digna, las frágiles condiciones de salud y la escasez de redes sociales y familiares, entre otros. En esa obra, el análisis de la pobreza amplía su perspectiva para dar cabida, dentro del concepto de «exclusión social», a los nuevos desequilibrios que están emergiendo.

DOS EXPLICACIONES:

  1. ECHAN LA CULPA A LA VÍCTIMA
    • Siglo XIX, se parte del convencimiento de que la pobreza es consecuencia de una patología del individuo: falta de habilidades, insuficiencia moral o física, ausencia de motivaciones, inferioridad de las capacidades.
    • La condición social es consecuencia del talento del individuo.
    • Con el surgimiento del Estado de Bienestar, se produce un cambio en esta perspectiva, pero a mediados de la década de los 70 cobraría de nuevo su relevancia.
    • Charles Murray: "La cultura de la pobreza", sin falta por su parte» -como viudas, huérfanos o discapacitados- pertenecen a una categoría diferente de la de quienes forman parte de una cultura de la dependencia. Considera que "la asistencia social ha erosionado los incentivos que tienen las personas para trabajar".
  2. ECHAN LA CULPA AL SISTEMA
    • Los procesos sociales generan unas condiciones que a los individuos les cuesta superar.
    • Factores como la clase, el género, la etnia, la posición ocupacional, los logros en el ámbito educativo, etc., que determinan la distribución de los recursos.
    • La falta de ambición que se les atribuye a estas personas no es consecuencia de una "cultura de la dependencia" y una limitación de sus posibilidades, sino que es su causa.
    • Para salir de la situación son necesarias una serie de políticas sociales que puedan asegurar una distribución más igualitaria de la renta y los recursos en toda la sociedad.
    • Wilson: afirma que la pobreza urbana persistente procede principalmente de la transformación estructural de la economía de las ciudades.

La Exclusión Social

Ámbitos de Exclusión Social

EXCLUSIÓN SOCIAL: Los políticos han hecho suya la idea de la exclusión social, pero quienes la introdujeron fueron los sociólogos, para referirse a las nuevas causas de desigualdad. A partir de la década de los 80 del siglo XX, el término de exclusión social ha comenzado a sustituir al de la pobreza. Incorpora una gran variedad de procesos que surgen con la nueva modernidad (tardomodernidad) que condiciona o determina la integración social de una gran número de colectivos sociales y no solo como consecuencia de la situación económica.

En los cambios de una sociedad industrial a una postindustrial ha sido determinantes sobre todo en el mercado laboral, pero además esta nueva sociedad se ha caracterizado por múltiples formas. Robert Castel apunta que la exclusión social define una situación que va más allá de la privación económica y que supone desventajas generalizadas en la educación, vivienda, empleo, incapacidad para el ejercicio de los derechos sociales y enajenación debido a la ruptura de los vínculos sociales y familiares.

  1. Cambios en el mercado laboral adquieren un papel central a tener en cuenta en los procesos de exclusión social: la segmentación laboral, la precarización del trabajo, los cambios en las formas de contratos, los salarios, la desregularización.
  2. Ámbito económico: niveles de renta.
  3. Ámbito educativo.
  4. Ámbito relacional.
  5. Ámbito residencial.
  6. Ámbito de la salud.
  7. Brecha digital, es decir, el acceso a las nuevas tecnologías. Impedimentos para que pueda ser desarrollada la ciudadanía plena.

Nacimiento de una Sociología de la Pobreza según Serge Paugam

Principales Hitos

A diferencia de la aproximación descriptiva y sustancialista a los pobres, la sociología de la pobreza pretende dar preferencia a las formas de construcción de esta categoría social y caracterizar las relaciones de interdependencia entre ellas y el resto de la sociedad. Esta perspectiva analítica nace en la primera mitad del siglo XIX en el marco de la reflexión sobre el pauperismo. Aparte de los pensadores sociales y filántropos de la época que estudiaron esta cuestión basándose en encuestas precisas, dos grandes autores, considerados tradicionalmente como fundadores del pensamiento sociológico —Tocqueville y Marx— dedicaron una gran atención al pauperismo. Aunque para tener una visión más completa del pauperismo sea indispensable consultar igualmente las obras de Buret, Villermé y Engels -por citar sólo a los más célebres-, los análisis de Tocqueville y Marx marcan una primera etapa en la sociología de la pobreza.

Habrá que esperar sin embargo al comienzo del siglo XX y, en concreto, a la publicación del texto de Simmel Los pobres para que se constituya verdaderamente una sociología analítica de la pobreza. Al decantarme por el estudio de la aportación de Tocqueville, Marx y Simmel a esta sociología naciente, soy consciente de que olvido a varios autores que habrían merecido especial. Este primer capítulo no pretende hacer una historia exhaustiva de las investigaciones de carácter sociológico sobre la pobreza. Su objetivo es determinar, a través del pensamiento de los autores clásicos, las etapas que considero fundamentales en esta reflexión sobre la pobreza.

Luis Moreno: Reformas de las Políticas de Bienestar y Nuevos Riesgos Sociales (NRS)

Contexto y Nuevos Riesgos Sociales (NRS)

Las reformas más importantes que se han producido de las políticas públicas sociales en la Unión Europea han sido las transiciones socioeconómicas en las denominadas sociedades postindustriales. Las reformas han provocado que surgieran unos "nuevos riesgos sociales" (NRS). Éstos NRS están relacionados principalmente con las transformaciones en el mercado laboral, con la conciliación entre vida laboral y familiar y con las consecuencias de las reformas introducidas en los Estados del Bienestar con respecto a los "viejos riesgos sociales" tales como la atención sanitaria o las pensiones.

Los NRS se asocian a cuatro desarrollos principales:

  1. Cambios en los roles de las mujeres manifestados en la mayor participación femenina en el mercado formal de trabajo. Asimismo, se han intensificado las demandas en favor de la igualdad de género en la educación y formación, y las condiciones salariales y de empleo.
  2. Transformaciones en los hogares y las familias, que se reflejan en el incremento del número de personas mayores dependientes, así como en el aumento de las necesidades de atención y cuidados para niños y jóvenes, y del mayor número de hogares monoparentales y unipersonales.
  3. Cambios en el mercado laboral con una extensión de la exclusión social entre aquellos trabajadores con un menor nivel educativo y con empleos "atípicos", con bajos salarios y menores derechos laborales. Una concentración del desempleo en grupos con baja cualificación profesional y sujetos a procesos de deslocalización, subcontratación o tercerización (outsourcing).
  4. La expansión de los servicios privados, y la desregulación de las prestaciones y servicios públicos. La maduración de los sistemas de pensiones y sus mayores costes suelen traducirse en una menor intensidad de las prestaciones. Los efectos de "expulsión" (crowding out) de las políticas de bienestar relativas a los "viejos riesgos sociales", pueden reflejarse en la desinversión productiva, la prevalencia (preempting) del empleo cualificado o la desincentivación del trabajo remunerado.

Paradigma de la «Especialización» en el Liberalismo Angloamericano

En el liberalismo angloamericano, la exclusión se considera una consecuencia de la especialización. Parte del supuesto de que los individuos difieren entre sí, dando lugar a una especialización en el mercado y en grupos sociales. En este paradigma, la exclusión proviene de una separación inadecuada de las esferas sociales, de la aplicación inadecuada de las esferas sociales, de la aplicación de reglas impropias para una esfera dada, o de barreras que se oponen a la libre circulación y al intercambio entre esferas.

Como consecuencia de la existencia de esferas sociales separadas, la exclusión puede obedecer a múltiples causas y tener diversas facetas, por lo que un individuo no tiene por qué estar excluido en la totalidad de las esferas. El paradigma de la especialización, protege las libertades y puede ser eficiente, a condición de que los individuos excluidos tengan el derecho a circular a través de los límites fijados.

En dicho paradigma, la libertad de elección individual para entablar relaciones sociales, ha de servir para que las personas se integren en más de un grupo, con lealtades entrecruzadas que contribuyan a la integración de la sociedad. Por último, en la medida en que los límites entre grupos restringen la libertad individual de participar en intercambios sociales, la exclusión es una forma de «discriminación». En cambio, la competencia entre grupos y en el mercado, y la protección de los derechos individuales por parte del Estado liberal impiden la operatividad de esta forma de exclusión.

Las Tres Formas Elementales de Pobreza según Serge Paugam

Paugam diferencia tres formas elementales o tipos ideales de la pobreza en función del tipo de relación de interdependencia entre la población pobre y el conjunto de la sociedad.

  1. POBREZA INTEGRADA: hace referencia a la idea tradicional de pobreza como debilidad económica (rentas bajas), situaciones que se pueden reproducir condicionadas por las rentas bajas. Característico de los países del sur de Europa. En este tipo de pobreza, no es adecuado hablar de exclusión social ya que se dan mecanismos consolidados de integración de la población vulnerable en la sociedad, especialmente gracias a la solidaridad familiar. Donde existe esta tipología de pobreza en general es extendida socialmente, por lo que no se produce una estigmatización, ya que si bien el nivel de vida es bajo (y generalizado), se mantienen los lazos sociales fuertes.
  2. POBREZA MARGINAL: formada por una pequeña franja de la población, que serían aquellos que forman parte del imaginario de la conciencia colectiva como los inadaptados de la sociedad, se da una fuerte estigmatización hacia ellos. Son quienes no han podido seguir el ritmo de crecimiento generalizado, las normas de la productividad y de la actividad de la generación de riqueza. A pesar de ser un grupo residual, éste suele ser objeto de atención de las instituciones de acción social. Es más probable esta relación social con la pobreza en las sociedades industriales avanzadas y en expansión, sobre todo en las que consiguen limitar la importancia del desempleo y garantizar un alto nivel de protección social. Si bien esta forma de pobreza pertenece en gran medida al pasado, no ha desaparecido en todos los países europeos, aunque en muchos casos sea negada. Es, pues, un tipo de pobreza habitualmente minimizada y, al mismo tiempo, estigmatizada, en la que ya se contemplan de forma equilibrada tanto el concepto de pobreza como el de exclusión social, ligado este último a las recientes conceptualizaciones sobre nueva pobreza.
  3. POBREZA DESCALIFICADORA (nueva pobreza): afecta cada vez a mayores capas de población (y amenaza a muchas más, generalizando una percepción de incertidumbre y angustia en el horizonte social), que se enfrentan a la precariedad en el trabajo, que están debilitadas para hacer frente al riesgo de sufrir situaciones desfavorables. Principales características: bajos ingresos, bajo nivel de vida y mal estado de salud, sufren fragilidad en las relaciones sociales y en la participación comunitaria. Se trataría de un tipo de pobreza propio de las sociedades tardomodernas, fruto de la crisis de la sociedad «salarial», principalmente por tres factores:
    1. Un nivel elevado de desarrollo económico, ligado a un fuerte deterioro del mercado de trabajo.
    2. Una mayor fragilidad de los vínculos sociales de tipo institucional (instituciones mediadoras).
    3. Unos modelos estatales de protección social que van siendo minimizados.
    Este tipo de situaciones genera una frustración generalizada, ya que, a diferencia de la pobreza integrada y la marginal, la mayoría de los miembros que se encuentran en esta situación no han experimentado con anterioridad situaciones de pobreza, forman parte de lo que se conoce como los nuevos pobres. La idea central de la descalificación es que concibe la exclusión social como un proceso dinámico y no irreversible que afecta a un mayor y más diversificado número de gente procedentes de diferentes categorías sociales.

Índice de Privación Relativa según Townsend

En su conocido estudio Poverty in the United Kingdom, Townsend examinó las respuestas de más de dos mil cuestionarios rellenados por hogares en todo el Reino Unido a finales de la década de los 60. Los entrevistados proporcionaron información detallada sobre su forma de vida, incluyendo las condiciones de ésta, las costumbres alimentarias, la participación en acciones cívicas, el tiempo libre. A partir de esos hallazgos seleccionó 12 variables que consideraba significativas para toda la población y no solo para determinados grupos. Townsend adjudicó a cada hogar una puntuación basada en un índice de privación. Cuanto más elevado fuera éste, más privaciones soportaba dicha familia. Después comparó la posición de los hogares en el índice con su renta total, teniendo en cuenta el número de personas de cada unidad familiar (si los adultos trabajaban, la edad de los hijos...).

Townsend terminó afirmando que su estudio mostraba un umbral en los niveles de renta por debajo del cual aumentaba rápidamente el nivel de privación. Esos eran los hogares que, según él, sufrían pobreza. Sus trabajos muestran que a medida que los ingresos se reducen, parece que las familias dejan de participar en actividades familiares habituales y pasan a estar excluidos socialmente.

Índice de privación (12): formado por doce indicadores en los que tenía en cuenta los diferentes aspectos más relevantes.

  1. No ha salido de vacaciones en los últimos doce meses 53,6 %
  2. Adultos sólo. No ha invitado a comer o a tomar algo a un familiar o amigo en las últimas cuatro semanas 33,4%
  3. Adultos sólo. No ha ido a casa de ningún familiar o amigo a comer o a tomar algo en las últimas cuatro semanas 45,1%
  4. Niños sólo. No ha invitado a jugar a casa o a merendar a ningún amigo en las últimas cuatro semanas 36,3%
  5. Niños sólo. No celebró su último cumpleaños con una fiesta 56,3%
  6. No ha salido a divertirse en las últimas dos semanas 47,0%
  7. Toma comida fresca (incluyendo fuera de casa) menos de cuatro días a la semana 19,3%
  8. En las últimas dos semanas ha pasado uno o más días sin tomar comida cocinada 7,0%
  9. No ha tomado un desayuno completo la mayor parte de los días de la semana 67,3%
  10. La vivienda no posee nevera 45,1%
  11. No suele comer un «asado dominical» (tres de cada cuatro veces) 25,9%
  12. La vivienda no dispone para su uso exclusivo de cuatro comodidades (inodoro con cisterna: pila o lavabo con agua corriente fría; bañera o ducha y cocina eléctrica o de gas) 21,4%

Una de las principales conclusiones que sacó de su trabajo es que a medida que se reducen los ingresos, el primero de los ámbitos que se ve afectado es el de la participación en actividades familiares cotidianas y entonces es cuando comienza la situación de "exclusión social". Su enfoque ha tenido gran influencia, pero también recibió algunas críticas.

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