Estrategias de Enseñanza y Aprendizaje: Análisis y Optimización

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Búsqueda de Éxito o Enfoque de Logro Estratégico

El uso de esta estrategia exige tanto a profesores como a alumnos la planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Se prefieren contextos instruccionales altamente estructurados, concentrándose en aspectos que llevan al resultado y mostrando preocupación por los requisitos formales de los trabajos. Esta es una estrategia motivacional en la que el alumnado, en primer lugar, debe planificar su aprendizaje antes de realizarlo y alcanzar su consecución. Este tipo de alumnos prefiere contextos instruccionales estructurados, lo cual es motivacional, aunque la motivación quizás esté impulsada por la seguridad que da el orden reglado y las secuencias instruccionales. Exige igualmente al profesor que lleve meditado y preestablecido el programa que se va a desarrollar en clase; los temas seguirán una secuencia de lo general a lo particular, de lo más sencillo a lo más complejo, y de vez en cuando, se realizará un resumen integrador. Este tipo de alumnos se preocupa mucho por los aspectos formales de su trabajo.

Implicaciones Educativas de los Estilos de Enseñanza

Cada profesor desarrollará su papel en función de sus creencias.

El Estilo Autocrático

Puede tener consecuencias negativas en cuanto a:

  • Fomenta la sumisión y la dependencia.
  • No permite que el individuo se muestre tal como es.
  • Crea un clima tenso y conflictivo.
  • No se potencia el trabajo creativo y espontáneo, el sujeto actúa de forma reacia a las iniciativas del líder.

Se ha comprobado que existen dos tipos de respuestas:

  • Si el sujeto es apático, resulta una actitud de dependencia.
  • Si el sujeto es agresivo, manifiesta una actitud de resistencia y rebeldía.

Con profesores autocráticos, las producciones del alumnado son mayores, pero de menor calidad.

El Estilo Democrático: Más Eficaz

  • Fomenta la originalidad y la participación crítica.
  • Despierta la motivación por el trabajo.
  • Fomenta la cooperación.
  • Anima a los sujetos a que presten más atención al grupo y a las relaciones personales.

El alumnado desempeña un trabajo de mayor calidad.

El Estilo Laissez-Faire

El profesor no pretende influir ni cambiar a los alumnos, eliminando así cualquier relación educativa, solo informa cuando se le demanda y no califica las situaciones y los comportamientos de los miembros. Todo esto potencia con mayor frecuencia las conversaciones de tipo lúdico que distraen de las tareas, y el líder es menos aceptado por el grupo. Los logros son inferiores tanto en calidad como en cantidad.

En la realidad educativa no aparecen, normalmente, estos estilos en sentido puro; la mayoría de los profesores pueden manifestar una mayor o menor preferencia por un determinado estilo.

Según los tipos de estilos denominados indirecto y directo, propuesto por Flanders, se ha demostrado que:

  • El estilo indirecto: Favorece la independencia del alumno, potencia la capacidad de aprendizaje, lo que lleva a concluir que es más eficaz que el directo. Actitudes más positivas hacia el aprendizaje.
  • Estilo directo: Potencia un mayor logro o rendimiento en el alumnado, pero sus actitudes hacia la escuela son algo negativas.

Estilo de Enseñanza Tradicional

Para Brunner, la pasividad del alumno que almacena información tal cual se presenta es el rasgo característico de la educación tradicional. Este autor defiende que en la escuela se debería trabajar inductivamente, facilitando el transvase de información (aprendizaje) al pensamiento; es decir, ir de lo particular (el dato) a lo general (la teoría). Este sistema inductivo resulta altamente eficaz en algunas materias, pero quizás en otras no tanto.

Ausubel critica el estilo de enseñanza tradicional, puesto que provoca una rápida pérdida de información aprendida de memoria en un período breve. Esto genera en el alumnado muchas horas de estudio, sobreponiendo el material sin ninguna o poca consistencia del mismo.

Skinner entiende que el fracaso del estilo de enseñanza tradicional está en que se usa mucho el control aversivo; no se pega al alumnado, pero se le deja en ridículo en una ocasión o se usa el sarcasmo en otras. El alumnado responde con indiferencia y aburrimiento.

Estilo de Enseñanza Progresista

En los años 40, un grupo de padres americanos cuestionaba los estilos de enseñanza progresista. Crítica de tipo cultural, consideraban que se producían graves lagunas culturales; la educación tradicional, al menos, proporcionaba una base de información que no aportaba la enseñanza progresista. En este tipo de debate sobre estilos de enseñanza tradicional o progresista prevalece la emoción sobre el criterio objetivo, utilizando la palabra “progresista” como una bandera que se enarbola con fervor o se rechaza con violencia, según la posición del interlocutor. Parece de sentido común no caer en posturas maniqueas. Si optamos por esta postura, posiblemente estemos sesgando la realidad educativa, puesto que ya se ha demostrado que la mayor parte de los maestros no usan ni estilos de enseñanza progresistas ni tradicionales, sino que se decantan por sistemas mixtos (Bennett).

Fuentes en las que se Basan las Representaciones Mutuas

Las fuentes en las que se basan las representaciones mutuas de profesores y alumnos son diversas. La más importante es la observación que realizan unos y otros de sus características en la interacción que tiene lugar en el contexto escolar, especialmente en el aula. No obstante, tanto los alumnos como los profesores pueden tener, y de hecho tienen, informaciones previas que influyen en esas primeras representaciones. Estas primeras representaciones marcan, a menudo, los contactos iniciales que se producen entre profesores y alumnos, y a partir de ese momento se ponen a prueba y se confirman progresivamente a través de la observación continuada en todos los contextos educativos. Pero la observación nunca es neutra, por la tendencia del ser humano a buscar y seleccionar aquellas informaciones que confirmen las primeras representaciones. Aunque no todos utilizan los mismos criterios, existen algunos factores que, por lo general, condicionan sus representaciones mutuas:

  • La idea que cada uno tiene de su propio rol y del rol del otro.
  • Los estereotipos relativos a determinadas categorías étnicas, sociales, económicas o de género.
  • La experiencia personal acumulada a lo largo de su vida como profesores o como alumnos.

Esto lleva a construir una imagen del “profesor ideal” y del “alumno ideal”, en el caso del profesor, que condicionará la selección y la interpretación de la conducta que unos y otros manifiesten a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

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