Estrategias de Comunicación, Lógica Policial y Celebraciones del Milenio

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UNIT7

Si yo fuera tú... (Yo que tú)

A la gente le gusta dar consejos y una de las formas que preferimos usar para hacerlo es ponernos como ejemplo:

  • “Si yo fuera tú (Yo que tú), pintaría esta habitación de verde”.
  • “Si yo fuera tú (Yo que tú), me dejaría el pelo corto”.
  • “Si yo fuera tú (Yo que tú), no iría allí en esta época del año”.
  • “Si yo fuera tú (Yo que tú), cogería un paraguas”.
  • “Si yo fuera tú (Yo que tú), estaría en el aeropuerto dos horas antes de la salida”.

Expresiones como estas son muy habituales y se utilizan a menudo únicamente para mantener la conversación o por cortesía, y la gente, generalmente, acepta estos comentarios o consejos como normales, aunque rara vez los sigue.

Sin embargo, cuando la gente utiliza este modo de dar consejos para referirse a asuntos más serios o personales, las reacciones pueden ser diferentes:

  • “Si yo fuera tú, no me relacionaría con esa chica”.
  • “Si yo fuera tú, no me casaría con él”.

En estos casos, a menos que tengas una relación personal íntima con la otra persona, el consejo puede ser mal recibido, e incluso puede que la gente reaccione de manera hostil.

Así que, la próxima vez que estés a punto de decir: “Yo que tú”, simplemente párate a pensar por un momento: “Pero ni él ni ella están en mi lugar, y si lo estuvieran, es posible que en esta ocasión se quedaran callados”.

UNIT8

El “ABC” de la Policía de Nueva York

Hoy en día los departamentos de policía disponen de material y técnicas muy sofisticados para luchar contra la delincuencia. No obstante, dicha sofisticación no excluye el sentido común ni los procedimientos tradicionales.

Margaret Butcher, oficial jefe de la policía de Nueva York, tiene un gran cartel en la pared de su oficina. El cartel solo tiene seis palabras impresas en grandes caracteres: qué, cuándo, dónde, cómo, por qué, quién. Cuando acuden a ella miembros de su equipo con problemas sin resolver y sin pistas, simplemente coge un largo puntero y señala el cartel:

“¿Cuántas veces tengo que decíroslo? No entréis en mi despacho hasta que tengáis respuestas, si no para todas ellas, al menos para algunas de estas preguntas. El “qué” hace referencia a la naturaleza del suceso, el “cuándo” y el “dónde” nos dicen el tiempo y el lugar, el “cómo” se refiere a los medios, el “por qué” nos da el móvil y el “quién” nos indica las personas involucradas. En otras palabras, esas seis preguntas nos dan el 90% de la solución para cualquier investigación policial.”

“Es más, si tienes la respuesta para una de las preguntas, esa te conduce a otra. El “por qué”, el móvil, es muy importante, pues si lo conoces, casi siempre puedes responder al “quién”. Por otra parte, si conoces el “quién”, puedes, asimismo, saber casi siempre el “por qué”. Así que, ¡manos a la obra!, y si esta vez no aprendéis bien la primera lección, os enviaré de nuevo al colegio.”

UNIT9

El Año 2000 d.C. en la Puerta del Sol

Año tras año miles de personas se reúnen en la madrileña Puerta del Sol el 31 de diciembre para celebrar el fin del año viejo y el comienzo del nuevo. A medida que se acerca la medianoche, multitudes de españoles entusiastas empiezan a congregarse en este lugar. Llevan puestas bufandas y abrigos porque hace frío y traen botellas de champán y un racimo de doce uvas para acompañar cada campanada del gran reloj de la plaza.

La Puerta del Sol es única en noches como esa. Tanta gente junta —sin separación entre amigos y enemigos, como en las competiciones deportivas— con una sola idea en mente: pasarlo en grande. La ocasión es excepcional: el año viejo se va y entra el nuevo solo una vez al año. Los niños están contentos porque no hay colegio esos días y también porque hay montones de juguetes. Los miembros de las familias vienen de distintos lugares para celebrar juntos esas fiestas.

Si esto es lo que sucede cada año, figuraos la escena el 31 de diciembre de 1999. Hay un aire de magia en el propio Año 2000. Pensad en que no solo hay cambio de año, sino también de siglo y de milenio, y todo en una fracción de segundo. Pensad solo en cómo cambian las propias cifras: uno nueve nueve nueve se convierten en dos cero cero cero o, si lo preferís, en “2000”. En inglés estamos tan habituados a decir “mil novecientos y pico” que decir “dos mil” resulta bastante chocante, o, me pregunto, si con el paso de los años, la gente dirá “dos mil” o “veinte y tantos”. En cualquier caso, cuando todo eso suceda, el lugar en el que hay que estar es la Puerta del Sol. “Allí nos veremos”.

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