Estrategia Exterior Fascista: Mussolini y las Relaciones Internacionales de Italia
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Política Exterior del Fascismo Italiano: Pragmatismo y Expansión
Las posiciones de Benito Mussolini en política exterior, durante los primeros años de su régimen, estuvieron orientadas por el pragmatismo y la prudencia. Su objetivo principal era no dar pasos en falso en Europa mientras no se consolidara el régimen fascista en Italia.
Primeros Pasos y Consolidación (1923-1929)
- La primera señal de cómo debía proceder la percibió en la protesta emitida por la Sociedad de Naciones, tras la ocupación de la isla de Corfú en 1923.
- Al año siguiente, firmó un acuerdo amistoso con Yugoslavia por el que Italia renunciaba a sus reclamaciones sobre la costa dálmata a cambio de la anexión de Fiume.
- En los años siguientes, ocupó Somalia y convirtió Albania en protectorado italiano hasta que fue invadida por las tropas italianas en 1939.
- Esta actitud política inicial explica que, en 1925, Mussolini fuera uno de los participantes de la Conferencia de Locarno, tras la cual Europa pudo disfrutar durante un quinquenio de unas relaciones distendidas.
El Contencioso con el Vaticano: Los Pactos Lateranenses
Y, al igual que sucedía en Europa, la distensión también afectó a la política italiana respecto al ya largo contencioso con el Vaticano.
- En 1929, se firmó un tratado que regulaba la situación jurídica de la Santa Sede y un Concordato que establecía las relaciones de la Iglesia con el Estado italiano.
- Dichos acuerdos son conocidos comúnmente como los Pactos Lateranenses.
- Con la firma de estos pactos (11 de febrero de 1929) se zanjaba un problema que duraba ya casi seis décadas, pues la ocupación de Roma había liquidado en beneficio del nuevo estado italiano los Estados Pontificios.
La Persecución Fascista a la Iglesia
La realidad es que, de inmediato, los fascistas violaron los acuerdos de los Concordatos que habían firmado y desataron una implacable persecución contra la Iglesia.
- Demasiado temprano tuvo que denunciar el Papa Pío XI los ataques del fascismo contra la Acción Católica de Italia.
- En mayo de 1931, Mussolini disolvió las asociaciones juveniles católicas.
- Al mes siguiente, la condena del fascismo era tajante en la encíclica Non abbiamo bisogno.
La advertencia del Papa tampoco sirvió para detener a los dirigentes fascistas en su galope hacia la barbarie, que a imitación de los nazis llegaron a promulgar leyes racistas. Ante estos hechos, Pío XI preparó un nuevo texto durísimo que se proponía leer en el décimo aniversario de la firma de los Pactos Lateranenses. Pero Su Santidad murió la víspera de dicho aniversario.
El texto, que fue publicado posteriormente por Juan XXIII, conocido como la alocución Nella luce, iba dirigido a los obispos italianos y Pío XI ponía de manifiesto, una vez más, la incompatibilidad entre la ideología fascista y la doctrina de Jesucristo que, como su Vicario en la Tierra, debía conservar y transmitir.
Relaciones con las Potencias Europeas
Las relaciones entre Italia e Inglaterra se pueden calificar como amistosas hasta que el acercamiento entre Hitler y Mussolini se estrechó y las hizo cambiar de tono, en beneficio de los intereses nazis.
En cuanto a Francia, si no resulta adecuado hablar de relaciones amistosas, al menos habrá que calificar la convivencia de estos dos países como no beligerante en estos primeros años.
Puestos a reconocer intereses comunes, cabe mencionar que en 1935 las tres naciones —Francia, Inglaterra e Italia— condenaron la actitud expansionista nazi en la Conferencia de Stresa.
En esta ocasión, más que las afinidades de los distintos regímenes políticos, es crucial analizar las peculiares posiciones internacionales de cada uno de ellos para entender el desarrollo de estos acontecimientos. En efecto, no se puede entender la actitud condenatoria del régimen fascista, dada la similitud de planteamientos que tiene con la política nazi, si no se tiene en cuenta que dicha condena se refiere al expansionismo nazi en cuanto que se proyecta en zonas donde los intereses italianos habían sido fijados con antelación, como es el caso de Austria y los Balcanes.