Estilo y Rasgos Formales en Campos de Castilla de Antonio Machado
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Principales rasgos formales en la obra Campos de Castilla
Antonio Machado somete desde sus inicios poéticos su estilo a un proceso de depuración en busca de la esencialidad, hecho que explica que, partiendo del Modernismo esteticista, llegue a una poesía sencilla, breve y concisa. Son numerosas las declaraciones del autor que afirman su gusto por la sencillez, la naturalidad, la expresión directa y no alambicada; declaraciones donde se observa una clara voluntad antirretórica.
El léxico
Machado tiene un vocabulario predilecto que puede agruparse en torno a algunos temas, algunos sentimientos, algunas percepciones. Además de los símbolos examinados en el apartado anterior (el agua, el mar, el camino, los árboles…), toda la obra poética de Machado está marcada por el empleo de un vocabulario que evoca el tiempo que pasa, el ritmo de los meses y de las estaciones, la caducidad de las cosas. En este sentido, hay que señalar un vocabulario referido a lo que él mismo llamaba “signos del tiempo”.
Siendo el tiempo el tema vertebrador de su obra, las palabras que pueden funcionar como deícticos temporales (adverbios: hoy, mañana, ayer, todavía, nunca, ya, aún…; demostrativos: estos, aquellos…) aparecen de continuo en sus poemas. Estos deícticos no suelen aparecer solos, sino que se combinan en antítesis temporales para expresar vivencialmente la relación pasado-presente-futuro.
Los adverbios de lugar (aquí, allá…) y los demostrativos (estos, aquellos…) tienen también este valor deíctico; y sus antítesis espacio-temporales señalan también antítesis correspondientes a estados de ánimo (CXXI). En oposición a estos signos del tiempo, el poeta utiliza un vocabulario abstracto para referirse a los universales del sentimiento.
Una de las características más señaladas entre los escritores de la llamada Generación del 98 es el uso —incluso la recuperación— del léxico arcaico y/o rural (palabras castizas o “terruñeras”): arcadores, perailes, chicarreros.
En Campos de Castilla es frecuente el uso de sustantivos y adjetivos que evocan la rudeza o la pobreza de esas tierras, junto con nombres seguidos de complementos nominales formados con la preposición sin, indicando dicha pobreza.
Procedimientos estilísticos
Algunos procedimientos estilísticos, a los que el poeta recurre con frecuencia, atestiguan el mismo deseo de encantar a su lector, o bien de sorprenderlo, intrigarlo o fascinarlo. Machado emplea generalmente con mesura, sin abuso, procedimientos estilísticos o retóricos que libran a sus poemas de toda impresión de monotonía:
- El uso de símbolos, que se convertirán en el universo imaginario de Machado: el agua, la fuente, el camino, el mar…
Toda la poesía de Machado está recorrida por estas intuiciones vivas y frágiles que revelan que la realidad, por la metáfora, la imagen o la comparación, debe ser una conquista del lenguaje. Dos aspectos manifiestan su deseo de comunión íntima con lo que le rodea; primero, se observa en la frecuente humanización de las cosas, de los objetos, de los paisajes, en especial de los ríos y los árboles. En segundo lugar, en el empleo de la exclamación, uno de los rasgos más peculiares de este poeta, que no abandonará jamás, puesto que le permite traducir su emoción ante los objetos, los seres humanos o los acontecimientos. Con este gusto persistente por la exclamación, se puede relacionar también el uso frecuentísimo de la interrogación, que da a sus versos un tono personal.
En relación con lo anterior, es frecuente el apóstrofe, es decir, que dirija la palabra, mediante vocativos, a alguien (a sí mismo, a Leonor, a un amigo) o algo (un árbol, elementos del paisaje). Al describir el paisaje, aparte de la personificación antes señalada, aparecen, en referencia al pasado, algunas metáforas y comparaciones relacionadas con la guerra: loma = recamado escudo; meandro del Duero = curva de ballesta; Castilla, mística y guerrera,…