Estabilización Cambiaria en Chile (1979): Factores Clave y Consecuencias

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Condiciones que Posibilitaron la Fijación del Tipo de Cambio en Junio de 1979

El 29 de junio de 1979, el ministro de Hacienda, Sr. Sergio de Castro, se dirigió al país para anunciar un conjunto de medidas económicas. Entre estas, garantizaba que el presupuesto fiscal consolidado para 1979 cerraría sin déficit alguno, o con un pequeño superávit, eliminando así un factor inflacionario. De hecho, en 1979 se logró un superávit en el presupuesto fiscal equivalente al 7,2% del gasto gubernamental y, por otra parte, la tasa inflacionaria medida por la variación del IPC se redujo de 375,9% en 1974 a 38,9% en 1979.

Además, se consideró fundamental un manejo de reservas internacionales que inspirara confianza en la responsabilidad de la política económica y en la solvencia del país. En diciembre de 1979, el nivel de reservas internacionales del Banco Central había llegado a US$2300 millones. Este aumento en las reservas internacionales fue consecuencia de un superávit de la balanza de pagos producido a raíz de tres hechos:

  1. La adopción de un tipo de cambio reptante, lo cual permitió que el tipo de cambio fuera congruente con el proceso inflacionario, al tiempo que promovía un clima de estabilidad para las transacciones internacionales, tanto financieras como comerciales.
  2. El segundo hecho fue la reforma financiera cuyo objetivo era lograr un eficiente mercado de capitales mediante la liberación de la tasa de interés interna, la eliminación de trabas de carácter institucional y una paulatina integración financiera con el exterior. Entre diciembre de 1973 y diciembre de 1979, los créditos financieros externos ingresados al sector privado aumentaron 6,7 veces.
  3. La apertura comercial del país como consecuencia de la reforma arancelaria antes expuesta. Mientras en el primer semestre de 1974 la tasa arancelaria promedio alcanzaba a 85% y la máxima (excluyendo al sector automotriz) a 750%, en julio de 1979, mes en que se concluyó el programa de desgravación, la tasa promedio fue de 10% para todas las importaciones, con excepción de algunos rubros menores.

La progresiva apertura comercial permitió el aumento en el volumen del comercio (importaciones más exportaciones) desde US$3945 millones a US$8025 millones en 1979, es decir, experimentó un aumento del 103%. Entre 1974 y 1978, la balanza comercial fue superavitaria, lo que contribuyó a generar el superávit global de la balanza de pagos en el periodo y, por lo tanto, la acumulación de reservas internacionales.

Controlado el déficit del sector público y estructurado un nivel adecuado de reservas, el gobierno anticipó la adopción de una política conducente a una mayor estabilidad cambiaria.

A partir del 30 de junio de 1979, se procedió a fijar el tipo de cambio a un valor de $39 por dólar, que era, prácticamente, el que correspondió al programado al 31 de diciembre de 1979 de acuerdo a la tabla de devaluaciones diarias.

Con esta medida se obtuvo, indudablemente, una mayor estabilidad en el sector externo, sin poner en peligro un razonable equilibrio en la balanza de pagos.

Desde el punto de vista inflacionario, se esperaba que se produjera un freno a las alzas de los precios que iban más allá de lo estrictamente necesario, puesto que los costos de importación ya no se veían afectados por la devaluación interna. Esta situación reduciría las expectativas de inflación, reforzando el avance hacia la estabilidad de precios.

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