Estabilidad Social y Política en Sociedades Democráticas: El Rol de la Igualdad y la Propiedad
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Existe una relación oculta y un lazo estrecho entre la igualdad y la revolución cuando las condiciones sociales se igualan. Cuando un pueblo ha vivido bajo un régimen de castas y clases cambia hacia un estado social y democrático, en esa transformación se emplea la fuerza violenta, y esos hábitos revolucionarios (que agitaron tan profunda transformación) subsisten tras la revolución. Los ciudadanos se vuelven independientes y cada día sienten nuevas inquietudes.
Países como Inglaterra pasarán por el capitalismo, mientras que el marxismo es propio de los países más retrasados. Casi todas las revoluciones que han cambiado la faz de los pueblos persiguieron consagrar o destruir la desigualdad. Así, se consiguen establecer unos estados sociales en los que cada uno tiene algo que conservar y poco que adquirir. Se habrá hecho algo por la paz en el mundo.
En las sociedades democráticas, la mayoría de los hombres son casi iguales. Hay pocos ricos y pocos pobres. Poseen suficientes bienes como para desear el orden, pero no como para despertar la envidia. Estos ciudadanos no desean las revoluciones, sino que las temen. Son propietarios y el Estado da valor a su propiedad (mientras que las revoluciones amenazan esa propiedad). La clase media que compone la sociedad democrática es muy poderosa y tenaz en su pasión por la propiedad. La igualdad de condiciones sociales eleva constantemente el número de estos pequeños propietarios.
El comercio es contrario a toda pasión violenta. Es paciente, acomodaticio (flexible, adaptable, conforme), indirecto y solo recurrirá a medios extremos si la necesidad le obliga. El comercio hace a los hombres independientes y les prepara para la libertad, alejándoles de las revoluciones. Las pasiones políticas tienen poco imperio sobre unos hombres entregados con toda su alma a la consecución del bienestar.
Los ciudadanos de las sociedades democráticas están en un continuo movimiento; cambian continuamente pero dentro de ciertos límites que no sobrepasan. Varían los aspectos secundarios sin tocar los principales. Aman el cambio pero temen las revoluciones.
Los americanos modifican sin cesar algunas de sus leyes pero no manifiestan afanes revolucionarios. El sentimiento de propiedad es en este país muy activo e inquieto. Tienen ideas y pasiones democráticas. En cambio, en Europa, existen pasiones e ideas revolucionarias.
Tocqueville cree que en las democracias se alejan de las revoluciones; no se alzan a grandes aventuras. Si son arrastrados a una revolución, la sufren pero no la hacen. Tienen un estado político que, combinándose con la igualdad, producirá una sociedad más estable.