Espondiloartropatías: signos radiológicos, pruebas de laboratorio y tratamiento

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Examen radiológico

Los signos radiológicos cardinales son: a) estrechamiento de la interlínea, por pérdida de cartílago; b) osteófitos marginales; c) esclerosis del hueso subcondral, y d) geodas o quistes yuxtaarticulares, frecuentes en la coxartrosis. No existe desmineralización ósea. En estadios tempranos, la radiografía suele ser normal. En la artrosis avanzada son comunes las subluxaciones, las grandes deformidades y una importante remodelación ósea. Se ha de tener en cuenta que, en ciertos individuos asintomáticos, pueden manifestarse signos radiológicos artrósicos, en particular osteófitos, y que más del 40% de los que tienen signos radiológicos de artrosis están asintomáticos.

Pruebas de laboratorio

En la artrosis son negativas las determinaciones analíticas habituales en las enfermedades musculoesqueléticas, pero su realización es necesaria en ciertos casos para el diagnóstico etiológico o diferencial. El líquido sinovial artrósico es de tipo no inflamatorio, aunque, a veces, el número de células puede aumentar, generalmente durante brotes inflamatorios inducidos por cristales cálcicos.

Tratamiento

Conviene disminuir la sobrecarga (p. ej., dietas hipocalóricas en caso de gonartrosis), realizar fisioterapia (particularmente importante en caso de espondiloartrosis), tratar episodios de inflamación aguda asociada (la llamada artritis-artrosis) mediante el empleo de AINE o inyección intraarticular de glucocorticoides. Los fármacos modificadores de estructura, destinados a reducir, frenar o revertir la destrucción del cartílago articular (ácido hialurónico, sulfato de condroitina, glucosamina y diacereína), han mostrado algunos resultados prometedores. La artroplastia está indicada en especial en casos de coxartrosis cuando el dolor empieza a ser nocturno. Diversos tipos de osteotomía, y más recientemente la artroplastia, han mejorado también las posibilidades de aproximación quirúrgica en caso de gonartrosis.

ESPONDILOARTROPATÍAS

a) artritis periférica, por lo general asimétrica, que predomina en las extremidades inferiores y es seronegativa (FR negativo); b) sacroileítis radiológica con espondilitis anquilosante o sin ella; c) presencia de entesopatía (afección de los lugares donde se insertan los ligamentos y tendones); d) manifestaciones mucocutáneas, oculares, intestinales o genitourinarias; e) tendencia a la agregación familiar, y f) elevada prevalencia del antígeno HLA-B27.

ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

Llamada también espondiloartritis anquilopoyética o enfermedad de Bechterew, es una afección inflamatoria del raquis que afecta en todos los casos a las articulaciones sacroilíacas y, con menor frecuencia, a las periféricas, y que evoluciona con acusada tendencia a la anquilosis.

Predomina en el varón y suele iniciarse entre los 20 y los 40 años de edad, cursa de forma lenta, con dolor y rigidez lumbar o en las nalgas, sobre todo de madrugada, y a veces simula una ciatalgia bilateral. Con bastante frecuencia, el proceso se asocia a iritis recidivante y a entesitis (inflamación en la unión del tendón con el hueso) en forma de talalgia por tendinitis aquiliana o fascitis plantar.

La fase de comienzo dura varios años, datos de rigidez y rectificación lumbar, aumento de cifosis dorsal, rigidez cervical y disminución de la excursión respiratoria, entre otros. Tras años de evolución el proceso acaba con la anquilosis vertebral.

La exploración radiológica objetivar las modificaciones de las articulaciones sacroilíacas (alteración de la interlínea, erosiones y esclerosis, para acabar en fusión y osificación). En el raquis, tras la lesión inicial en forma de erosión del ángulo anterior de los cuerpos vertebrales, aparece la cuadratura de los cuerpos vertebrales y sindesmofitos (uniones) entre diversos cuerpos vertebrales. La RM puede aportar datos sobre la actividad inflamatoria de la afección.

Las pruebas de laboratorio son útiles para el diagnóstico, pues más del 90% de los pacientes presentan el antígeno HLA-B27, el cual se da en menos del 10% de los sujetos de la población general.

El cuadro no debe confundirse con la hiperostosis vertebral anquilosante, en la que existe calcificación y osificación del ligamento vertebral común anterior que se opone a los cuerpos vertebrales. En esta afección las sacroilíacas están indemnes y el HLA-B27 es negativo.

El tratamiento consiste en la administración crónica de AINE (p. ej., fenilbutazona 200 mg/día, indometacina 100 mg/día, diclofenaco 100-150 mg/día, piroxicam 10-20 mg/día u otros), reposo en cama dura y fisioterapia para evitar las posturas poco adecuadas y las anquilosis en posición inadecuada. En las formas resistentes a los AINE, puede ser de utilidad la salazopirina y el infliximab (anticuerpo dirigido contra el TNF-a).

ARTRITIS PSORIÁSICA

Se manifiesta en sujetos psoriásicos. La psoriasis precede cronológicamente a la artritis en el 70% de los casos y, a menudo, durante muchos años.

El HLA-B27 se encuentra en el 30%-60% de los pacientes con sacroileítis o espondilitis anquilosante.

El tratamiento de la artritis se basa en la administración continuada de AINE y se han observado resultados favorables con antirreumáticos de acción lenta, como las sales de oro. También se han obtenido resultados favorables con sulfasalacina (2 g/día), metotrexato (7,5-15 mg/semana en dosis única, que sería el fármaco de elección), ciclosporina A y los anti-TNF-a (adalimumab, etanercept e infliximab). Se recomendará reposo en los períodos de brote, así como medidas locales adecuadas para las articulaciones afectas.

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