El Esplendor del Teatro Clásico Francés en el Siglo XVII: Corneille, Racine y Molière

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El Esplendor del Teatro Clásico Francés en el Siglo XVII

La espectacularidad de las cortes francesas del siglo XVII culminó en actos tan llamativos como “Los placeres de la isla encantada” en 1664, un evento donde, durante una semana, se celebraron representaciones, bailes, acrobacias y otras fastuosas actividades. La protección de la corte impulsó enormemente el teatro en esta mitad del siglo.

Contexto y Desarrollo del Teatro Clásico Francés

La Iglesia solo toleraba el teatro si no ponía en duda cuestiones que afectaran su propio poder. En París, los teatros eran, a menudo, salas de juego de pelota adaptadas, en las cuales se instalaban decorados múltiples con un vestuario fabuloso. La vocación teatral de la época dio lugar al nacimiento de la Comédie-Française en 1680. El teatro clásico estaba fuertemente marcado por las reglas clasicistas, que incluían la unidad de lugar, tiempo y acción.

Grandes Dramaturgos del Clasicismo Francés

Pierre Corneille

Corneille escribió obras fundamentales como El Cid en 1636. Las características de su teatro fueron:

  • Una perfección técnica notable.
  • Estricto seguimiento de las tres unidades dramáticas.
  • Personajes de fuerte carácter y voluntad.
  • El héroe es representado como artífice de su propio destino.
  • Diálogo dramático ágil y escenas de gran lirismo.

Jean Racine

Racine, por su parte, se destacó en la tragedia, con obras maestras como Fedra. Las características de su teatro incluyen:

  • El destino adverso de sus protagonistas.
  • Personajes que representan tipos humanos muy marcados.
  • Aceptación rigurosa de las reglas clásicas.
  • Una visión poética profunda.
  • Gran capacidad para crear escenas dramáticas intensas.
  • Creación de figuras femeninas complejas y memorables.
  • Un estilo sobrio pero exquisitamente cuidado.

Molière (Jean-Baptiste Poquelin)

Molière es, sin duda, el autor cumbre de la comedia del clasicismo francés. Su vida estuvo ligada desde su infancia a la casa real. Fue actor, director y dramaturgo de su propia compañía, aunque al principio sufrió fracasos muy graves. Se casó con la hija de su compañera artística, lo cual, según se dice, convirtió su vida en un infierno. Padeció desde joven una afección pulmonar, la misma que causó su muerte en escena cuando representaba “El enfermo imaginario”.

El teatro de Molière combina la intriga y los episodios sin perder nunca el hilo conductor de la trama. No sintió necesidad de crear temas originales; es más, muchos de ellos son extraídos de la tradición clásica o de otras fuentes más próximas. Muchos de sus títulos han seguido interesando a los públicos y a la gente del teatro, que ha sabido apreciar la actualidad y las posibilidades de versión e interpretación que ofrece la producción del autor francés.

Las características del teatro de Molière son:

  • Acepta las reglas clásicas.
  • Refleja con gran acierto la sociedad de su tiempo.
  • Admite en sus obras consideraciones de tipo moral.
  • Consigue que sus personajes destaquen por su verosimilitud, caracterización y profundidad psicológica.
  • Utiliza múltiples recursos para lograr el humor y la comicidad.
  • Adapta un lenguaje rico y expresivo a las características de sus personajes.

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