El Esplendor del Barroco Español: Literatura y Arte en el Siglo de Oro

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El Barroco: Contexto Artístico y Literario

El Barroco abarca tanto las artes escultóricas, pictóricas y arquitectónicas como las literarias. En las primeras, Italia sigue siendo el país más relevante durante todo el siglo XVII. Sin embargo, a nivel literario, es España el país que produce una literatura de hondísima influencia en ese siglo.

Mientras que el siglo anterior (XVI) se puede considerar de éxito imperial y esplendor, para el XVII la situación cambia. A nivel político e imperial, comienza una fase de decadencia que contrasta notablemente con la alta calidad y el esplendor que vive la literatura española. No podemos olvidar que este es el siglo de la Contrarreforma, un hecho que afecta especialmente a España. Al perder la lucha con los territorios protestantes ya escindidos en otra iglesia del centro de Europa, la curia local blinda principios más rígidos del catolicismo e impone una visión del mundo mucho menos alegre o conciliadora que la renacentista.

La Poesía Barroca Española

La poesía barroca comparte raíces renacentistas: algunas de las innovaciones que tuvieron lugar en el siglo anterior se mantienen en el XVII, pero con los correspondientes cambios derivados de una cosmovisión que lleva más allá el equilibrio clásico, en una búsqueda constante por la originalidad y la expresión diferencial.

Conceptismo y Culteranismo

En España, el Barroco poético se expresa fundamentalmente a través de dos corrientes:

  • Conceptismo: Representado principalmente por Francisco de Quevedo. Se relaciona con la acumulación de conceptos, un uso agudo del intelecto y la sátira en el retrato de la realidad. Se centra en el contenido de las palabras y abusa de las metáforas y asociaciones ingeniosas.
  • Culteranismo: Cuyo máximo exponente es Luis de Góngora. Se enfoca más en la forma de las palabras que en los conceptos. Es más sensorial que conceptual. Busca crear un lenguaje nuevo y elevado para la literatura, incorporando cultismos (términos latinos y griegos), inventando palabras y complicando la sintaxis con figuras como el hipérbaton.

Ambas corrientes trabajan con el lenguaje para complicarlo, para sacarle el máximo partido y dar cuenta así de la situación de un mundo percibido en franca decadencia. El culteranismo, de hecho, parte del conceptismo y lo lleva más allá en su complejidad formal. Buscan un lector inteligente y formado, dirigiéndose expresamente a una élite cultural.

Temáticas y Formas

Las temáticas barrocas heredan algunas de la centuria anterior (como el goce de los sentidos o el amor), pero incorporan una nueva inclinación hacia el pesimismo y el desengaño social. La literatura que se produce en el continente americano en lengua española empieza a tener peso en el propio canon peninsular.

La expresión se hace más difícil y exige al lector una actitud de alerta constante; debe ser un lector culto y virtuoso para poder comprender el complejo despliegue verbal del autor. El Barroco busca lograr una belleza artificial, producto de la imaginación y de las facultades intelectuales, un relato que no se parezca tanto a la naturaleza, sino que sea algo creado expresamente como literario.

A pesar de esta complejidad, a los escritores del Barroco también les gustan las formas populares de la poesía (letrillas, romances, villancicos), una poesía más sencilla y explicativa, compuesta en versos de arte menor, que refleja lo que canta el pueblo. Grandes poetas como Góngora también cultivaron estas formas y trascendieron por sus romances.

Figuras Destacadas

Francisco de Quevedo

Principal representante del Conceptismo.

Luis de Góngora

Máximo exponente del Culteranismo. Obras cumbre: “Las Soledades” y “La Fábula de Polifemo y Galatea”.

Sor Juana Inés de la Cruz

La figura más destacada del Barroco hispanoamericano. Religiosa que escribe a menudo por encargo. Su género más importante es la poesía, donde logra una síntesis personal de conceptismo y culteranismo.

El Teatro Barroco

El teatro barroco responde, en parte, a la necesidad de ofrecer un tipo de fiesta que constituyese una vía de escape para las masas populares en situación de precariedad. Existían principalmente tres tipos de teatro:

  • Popular (Corrales de comedias)
  • Cortesano (Palacios)
  • Religioso (Autos sacramentales)

La representación teatral era un acto social de primer orden que congregaba a todos los estratos sociales. Autores como Calderón de la Barca pondrán sobre las tablas temas como la honra y la religión de formas profundas y filosóficas.

Lope de Vega y la Comedia Nueva

Lope de Vega fue el gran dramaturgo festivo y creador de la Comedia Nueva, cuyas pautas principales son:

  1. Ruptura de las unidades clásicas de espacio, tiempo y acción (aunque mantenía cierta unidad de acción).
  2. Obra dividida en tres actos (presentación, nudo y desenlace).
  3. Mezcla de lo cómico y lo trágico (tragicomedia), buscando representar la vida misma.
  4. Creación del personaje del Gracioso (contrapunto cómico del galán).
  5. Uso del verso, adaptando la métrica a las situaciones (polimetría), aunque con preferencia por el arte menor en diálogos ágiles.

La Prosa Barroca

La prosa del siglo XVII muestra una gran diversidad.

Narrativa de Ficción

Lope de Vega también escribió narrativa de ficción siguiendo los códigos de la época (novela pastoril, novela bizantina, novela corta). De alguna manera, Cervantes, a caballo entre el Renacimiento y el Barroco, abre el camino para la novela moderna y otras formas narrativas.

El género realista que alcanza un gran desarrollo en el siglo XVII es la novela picaresca. Quevedo, además de su obra poética y ensayística, escribió una de las grandes novelas picarescas de la tradición española: El Buscón.

Prosa de Pensamiento y Didáctica

La producción en prosa de pensamiento, que para el siglo XVIII conoceremos ya con el nombre de ensayo en la tradición española, despega y va adquiriendo importancia en la centuria barroca. Quevedo practicó la prosa ensayística tratando asuntos políticos, filosóficos y morales.

Se inicia también la prosa didáctica, que se desarrollará sobre todo en el XVIII. El mayor representante de esta prosa es Baltasar Gracián, que escribe sobre todo libros con intención didáctica y moral. Su obra más importante es “El Criticón”, una compleja novela alegórica y filosófica en la que los personajes van peregrinando en busca de la sabiduría y la virtud.

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