El Esplendor del Arte Asturiano: Arquitectura Prerrománica y su Legado en el Reino de Asturias

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El Arte Asturiano: Un Legado Histórico y Arquitectónico

La historia del arte asturiano está intrínsecamente ligada a la evolución del reino. El primer rey, Alfonso I, extendió el reino astur y trasladó habitantes de la cuenca del Duero. Posteriormente, el segundo monarca, Alfonso II, conquistó Galicia y descubrió los restos del apóstol Santiago, un hito fundamental. Finalmente, Alfonso III repobló diversas tierras, y su sucesor, García I, trasladó la capital a León, marcando el fin de una era.

Arquitectura Asturiana: Características y Evolución

La arquitectura asturiana se distingue por su gran originalidad y fuerte personalidad. Fusiona la tradición clásica, visigoda y local con influencias carolingias y bizantinas de Europa.

Características Distintivas:

  1. Empleo de sillares de piedra mezclados con mampostería.
  2. Utilización de arcos de medio punto o peraltados.
  3. Uso de pilares para separar las naves, aunque a veces se emplean columnas; cubiertas de techo plano y bóvedas de cañón.
  4. Edificios grandes y altos, con contrafuertes exteriores, arquerías ciegas y arcos fajones para reforzar la estructura.
  5. Planta basilical rematada por tres ábsides de cabecera plana.
  6. Presencia de tribuna, situada en alto a los pies de las iglesias (reservada al monarca).
  7. Una pequeña cámara secreta sobre el ábside principal.

La arquitectura asturiana se divide en tres periodos principales:

1. Periodo Prerramirense (791-842): El Reinado de Alfonso II

Con la capital establecida en Oviedo, este periodo sentó las bases del estilo.

Iglesia de San Julián de los Prados (Santullano)

Construida entre 812 y 842, esta iglesia regia formaba parte del palacio real a las afueras de Oviedo. Es el mayor edificio prerrománico español. Presenta tres naves separadas por arquerías sobre pilares y una cabecera con tres ábsides de cabecera plana, cubiertos por bóvedas de cañón. Destaca su enorme transepto, cuyos muros estaban cubiertos con pinturas de tradición pompeyana, lo que añade un valor artístico excepcional.

2. Periodo Ramirense (842-860): La Cúspide de la Perfección Arquitectónica

Este periodo, bajo el reinado de Ramiro I, representa la máxima expresión del arte asturiano.

Santa María del Naranco

Originalmente un aula regia o palacio construido en 848 a las afueras de Oviedo, posteriormente fue convertida en iglesia. Tipológicamente emparentada con la Cámara Santa, su estructura consta de un piso bajo de poca altura con bóveda de cañón y arcos fajones, y un piso alto con una gran nave y dos miradores, cubierto también por bóveda de cañón con arcos fajones de piedra. Cada arco fajón descansa sobre un haz de cuatro columnas sogueadas, que sirven de apoyo. Exteriormente, un contrafuerte equilibra el empuje del fajón, y entre los haces se observan arcos ciegos. A diferencia de Santullano, no presenta pinturas, pero su decoración escultórica es muy importante: columnas con fuste sogueado, capiteles adornados (de tipo corintio) con figuras estilizadas y toscas, y una decoración de influencia bárbara con grandes clípeos y cintas. Los miradores están rematados con arcos peraltados.

Iglesia Palatina de San Miguel de Lillo

De esta iglesia palatina se conservan dos tramos: un porche con salas laterales y el tramo de las naves. Sus naves son estrechas y altas, cubiertas con bóvedas de cañón. La decoración es similar a la de Santa María del Naranco. Destaca la tribuna con pinturas y los relieves en las jambas de la puerta principal, que muestran una rica iconografía.

Santa Cristina de Lena

Esta iglesia en miniatura resume todos los hallazgos arquitectónicos del periodo ramirense: contrafuertes, columnas con fustes y capiteles sogueados. Posee una sola nave con cuatro cuerpos salientes, una tribuna sobre el porche, y el último tramo de la nave y el ábside están elevados sobre el nivel del suelo, creándose un iconostasio de piedra que funciona como elemento de separación.

3. Periodo Postramirense (866-910): El Reinado de Alfonso III y la Influencia Mozárabe

Durante este periodo, se observa un retorno a soluciones arquitectónicas más arcaicas, reminiscentes del reinado de Alfonso II. La influencia mozárabe es notable, ya que el rey Alfonso III acogió a numerosos mozárabes en su reino.

Iglesia de San Salvador de Valdediós

Construida en 893, esta iglesia presenta tres naves, al igual que San Miguel de Lillo, estrechas y altas, cubiertas con bóvedas de cañón, pero sin arcos fajones. Mantiene los tres ábsides característicos de la arquitectura asturiana. Su decoración es claramente mozárabe: destacan las ventanas con arcos de herradura enmarcados con alfiz musulmán y la presencia de pinturas mozárabes, que enriquecen su interior.

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