El Esperpento: Degradación y Distorsión en la Literatura
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El Esperpento
El esperpento es un género literario creado por Valle-Inclán que se caracteriza por la deformación constante de la realidad, exagerando sus rasgos grotescos y ridículos.
Degradación
Ambientes:
- Tabernas, burdeles, calles inseguras
- Iluminación tenue (velas)
- Espacios desordenados
Personajes:
- Borrachos, prostitutas, pícaros, mendigos, bohemios
- Cosificación (reducidos a cosas)
- Muñequización (como fantoches)
- Animalización (atribución de rasgos animales)
- Mitificación (personajes perfectos, como mitos)
Distorsión
- Literaturización del lenguaje coloquial
- Mezcla de lo real y lo grotesco
- Distorsión del exterior
- Caricaturuización
Crítica y Humor
- Crítica con intención satírica
- Humor negro/mordaz
Generación del 98
Angustia Existencial y el Tema de Dios
- Hastío por la falta de sentido en la existencia
- Reflexión sobre la inexistencia o el silencio divino
- Motivo del sacerdote que pierde la fe
El Problema de España
- Análisis de la realidad social-política
- Surge la figura del intelectual
- Toma de conciencia sobre la decadencia de España
- Regeneracionismo
Identidad de España
- Reflexión sobre la identidad de España
- Regeneración espiritual
- España radica en su paisaje y su literatura
- Crítica de aspectos de la condición española
- La abulia
- Indisociabilidad entre el europeísmo y el nacionalismo
Crítica Social
- El caciquismo
- Primitivismo
- Rechazo de la sociedad burguesa
- Aparición de actitudes primitivas
Subjetivismo
- Intensa subjetividad relacionada con el idealismo romántico
Pío Baroja
Estructura Abierta
- Rompe con la unidad de novela tradicional
- Escenas sueltas conectadas por el protagonista
- Ausencia de estructura clásica (planteamiento, nudo y desenlace)
Visión Subjetiva de la Realidad
- Narrador no omnisciente
- Visión subjetiva del narrador impregna la narración
Autobiografismo
- Proyección de vivencias, pensamientos e inquietudes intelectuales
Personajes y Temas
- Protagonistas extremos que enfrentan a su entorno
- Respeto por las mujeres
Estilo y Técnica Narrativa
- Sencillez y claridad
- Rechazo de adornos
- Frases cortas y párrafos breves
- Diálogos directos y ágiles
- Descripciones impresionistas
- Lenguaje coloquial
Pesimismo
→ la vida es una lucha continua e indisociable del sufrimiento
Perspectiva individualista y escéptica → visión crítica de la realidad española
En este fragmento de la escena II, pueden apreciarse varios rasgos propios del esperpento,
género literario inventado por Valle-Inclán y que se caracteriza por la deformación constante
de la realidad, de la que se exageran sus rasgos grotescos y ridículos.
Por un lado, el autor emplea algunas técnicas con las que busca degradar a sus
personajes. Por ejemplo, con la animalización despoja a sus personajes de humanidad,
los empequeñece y ridiculiza. Así, Zaratustra, el librero, parece “abichado y giboso” (es
como un bicho y se le atribuye una giba, como las que caracterizan a camellos o
dromedarios, haciendo alusión a su “chepa” o joroba), tiene “la cara de tocino rancio” (con
su cara abultada y grasienta, se parece a un cerdo) y lleva una “bufanda de verde serpiente”
(animal que sugiere el carácter sibilino o traicionero de este personaje, pues, compinchado
con Don Latino, está engañando a Max para quedarse con el dinero de sus escritos).
Asimismo, el autor recurre a la animalización para insinuar que Don Latino es hipócrita, es
decir, esconde sus verdaderas intenciones y no se atreve a dar la cara: “un perro cobarde,
que da su ladrido entre las piernas del dueño”. Esta deshumanización de los personajes es
más notoria en tanto los animales de la escena son humanizados, como si estos fueran
más civilizados que los humanos: “en la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el
librero”. Además de la animalización, se aprecia otra técnica con la que el autor degrada a
sus personajes, en este caso a Zaratustra: la muñequización. En efecto, el librero es
caracterizado como “fantoche”, o sea, como un muñeco o títere movido por hilos, como si se
tratara de un ser alienado y grotesco, sin voluntad propia.
Por otro lado, el autor degrada los espacios y los ambientes, en este caso, la librería. Esta
es descrita como “una cueva” y se hace alusión a la “lóbrega trastienda”, lo que sugiere que
se trata de un espacio oscuro, con una iluminación muy escasa. Asimismo, esta cueva es
un espacio desordenado en el que se acumulan los libros (“rimeros de libros hacen
escombro y cubren las paredes”) y cuyo suelo está cubierto de trapos (“los pies
entrapados”). Además, reina la chabacanería o el mal gusto: “Empapelan los cuatro vidrios
de una puerta cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas”, “el roto pelote de
una silla enana”...
Por último, el autor hace uso de contrastes. Sin ir más lejos, presenta a Max Estrella en
una actitud absolutamente solemne y grandilocuente, cuando en realidad solo acaba de
aterrizar en una librería oscura y chabacana, regentada por un tipo sucio y tramposo: “El
poeta saca el brazo por entre los pliegues de su capa, y lo alza majestuoso, en un ritmo con
su clásica cabeza griega.” Este contraste hace que sea más evidente la condición
tragicómica del protagonista.