España en los Siglos XVI y XVIII: Imperio, Monarquía y Despotismo Ilustrado
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La España del Siglo XVI: Imperio y Monarquía Hispánica
El Imperio de Carlos I (Carlos V de Alemania)
Carlos I de España (Carlos V de Alemania) hereda un vasto imperio que incluye las coronas de Castilla y Aragón, así como el Imperio Alemán. Criado en Flandes, inicialmente desconoce la realidad española. Su prioridad como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico lo lleva a descuidar los asuntos de España.
Levantamientos durante su reinado
- Las Comunidades: Sublevación de ciudades castellanas debido a la prepotencia del séquito flamenco y la asignación de cargos importantes a extranjeros. Los comuneros reclaman protección para la industria y mayor participación política para Castilla, que financiaba al rey. Crean la Junta Santa para presentar peticiones al rey. La revuelta concluye con la derrota de los sublevados en la batalla de Villalar.
- Las Germanías: Revueltas nobiliarias en la Corona de Aragón, donde se pedía democratizar los cargos municipales. Carlos I se alía con la nobleza y derrota a los agermanados.
La Monarquía Hispánica de Felipe II: Unidad Ibérica
Con Felipe II, la Monarquía Hispánica alcanza su máximo apogeo. En 1561, fija la capital en Madrid. Defensor del catolicismo, prohíbe libros, restringe la salida de estudiantes al extranjero y fortalece la Inquisición.
Política Interior
- Sublevación de las Alpujarras: Decreto que prohíbe el idioma y las costumbres moriscas.
- Asunto del Príncipe Carlos: Hijo de Felipe II, detenido por posible conspiración y posterior muerte en circunstancias extrañas.
- Asunto Antonio Pérez: Encarcelado bajo sospecha de asesinato.
Política Exterior
- Guerra contra Francia: Victoria española en San Quintín.
- Sublevación de los Países Bajos: Motivada por la imposición del catolicismo por parte de Felipe II (fracaso español).
- Problema Turco: Se frena el avance turco en el Mediterráneo con la victoria en Lepanto.
- Guerra contra Inglaterra: Apoyo inglés a los protestantes en Flandes (derrota de la Armada Invencible).
- Anexión de Portugal (1580): Felipe II anexiona Portugal y todos sus territorios, culminando la unidad ibérica.
España en el Siglo XVIII: Guerra de Sucesión y Reformas Borbónicas
Guerra de Sucesión Española y los Tratados de Utrecht
Tras la muerte de Carlos II sin herederos, Europa se disputa el trono de España. Francia apoya a Felipe de Anjou, mientras que Austria respalda al archiduque Carlos de Habsburgo. Carlos II designa a Felipe de Anjou como heredero, pero esta decisión no es aceptada, desencadenando la Guerra de Sucesión.
La guerra se convierte en una guerra civil: Castilla apoya a Felipe, mientras que Aragón respalda a Carlos. Aunque la guerra favorece a Felipe, la situación cambia cuando el archiduque Carlos asciende al trono de Austria en 1711, lo que lleva a negociaciones de paz.
La Guerra de Sucesión finaliza con los Tratados de Utrecht. Felipe V es reconocido como rey de España, pero España pierde todos sus territorios europeos, así como Gibraltar y Menorca.
Reformas y Organización de la Monarquía Centralizada
Durante el reinado de Felipe V, se implementan reformas, como los Decretos de Nueva Planta, que buscan una centralización absoluta e imponen las instituciones castellanas, poniendo fin al estado centralizado desde los Reyes Católicos. Se crean las Secretarías de Despacho para auxiliar al rey y se produce un declive de las instituciones tradicionales (desaparición del Consejo).
Bajo una monarquía absoluta, los Borbones crean dos nuevos virreinatos en América y demarcaciones territoriales gobernadas por capitanes generales. A nivel local, se generaliza la figura del corregidor. Se crea un cargo independiente para recaudar impuestos e impulsar el desarrollo económico. Los Borbones inician una política regalista para ejercer mayor control sobre la iglesia por parte del estado. Se realizan reformas en la hacienda para aumentar la recaudación estatal y se establece la ley sálica, que impide el acceso de las mujeres al trono.
El Despotismo Ilustrado de Carlos III
Carlos III es partidario de las ideas de progreso de la Ilustración y cuenta con ministros como Floridablanca y Aranda. Su legislación reformadora afecta varios ámbitos:
- Religioso: Medidas regalistas para defender la autoridad del rey ante la iglesia, reclamando el derecho a nombrar cargos eclesiásticos.
- Educación: Reforma de los estudios universitarios y establecimiento de la educación primaria obligatoria.
- Económico: Libre circulación del comercio y abandono de las reales fábricas para fomentar la actividad económica.
El despotismo ilustrado de Carlos III presenta un balance positivo, enfrentándose a la nobleza y destruyendo las bases del Antiguo Régimen. Un enfrentamiento importante fue el Motín de Esquilache en 1766, motivado por el descontento de los privilegiados.
La Ilustración en España
La introducción y difusión de la Ilustración en España fue lenta y difícil. La escasa burguesía, el conservadurismo y el peso de la iglesia dificultaron su difusión. Fue muy moderada en España, careciendo del espíritu crítico francés. Destacan pensadores como Feijoo, Campomanes y Jovellanos.
Los ilustrados, miembros de la nobleza, hacen de la educación su objetivo principal, defendiendo la importancia de una enseñanza útil y práctica. Su segunda preocupación fue la economía, siendo conscientes del atraso del país debido a la gran cantidad de bienes amortizados de la nobleza y el clero, así como el excesivo control de la actividad económica. Proponen reformas para contribuir al crecimiento económico.