España en el Siglo XVIII: Guerra de Sucesión, Reformas Borbónicas y Despotismo Ilustrado
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1. La Guerra de Sucesión y el Tratado de Utrecht
Carlos II, último rey de la dinastía de los Austrias, murió sin descendencia en 1700. En su testamento, designó como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, con el título de Felipe V. Así, la dinastía de los Habsburgo llegó a su fin y la dinastía de los Borbones ascendió al trono español.
Sin embargo, pronto se formó un bando dentro y fuera de España que no aceptaba al nuevo rey y apoyaba al pretendiente, el Archiduque Carlos de Habsburgo, de la dinastía de los Austrias. Este problema desembocó en un conflicto internacional debido al desequilibrio que el ascenso de un Borbón al trono español, a favor de Francia, produjo en Europa. Felipe V representaba el modelo centralista francés y formó una alianza franco-española.
Frente a este bando, se formó una gran alianza encabezada por Austria, a la que se unieron Reino Unido, las Provincias Unidas, Prusia, Saboya y Portugal. La guerra comenzó en 1701, aunque se generalizó a partir de 1702, teniendo como escenarios del conflicto la península, el norte de Italia (Milán), Flandes y Ultramar.
El conflicto dio un giro cuando Carlos de Habsburgo heredó en 1711 el trono austriaco y se desinteresó de su aspiración a reinar en España. Sus aliadas, Reino Unido y Provincias Unidas, comenzaron a ver con prevención la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca, por lo que abandonaron la alianza.
La guerra concluyó con el triunfo de Felipe V, quien renunció al trono francés, y la firma del Tratado de Utrecht en 1713 y el Tratado de Rastadt en 1714. Estos acuerdos establecieron un sistema de relaciones internacionales que se mantuvo durante todo el siglo XVIII:
- España perdió sus posesiones europeas. Flandes, Milán, Luxemburgo y Cerdeña pasaron a manos austriacas, mientras que las posesiones italianas (Nápoles y Sicilia) se repartieron entre Saboya y Austria. De este modo, los principales intereses españoles pudieron concentrarse en preservar América.
- El Reino Unido se confirmó como la principal potencia marítima del mundo. La guerra le permitió no solamente apoderarse de algunos enclaves estratégicos –Gibraltar (1704) y Menorca–, sino, sobre todo, introducirse en el comercio americano y monopolizar el tráfico de esclavos africanos hacia América.
Conflicto en España
En España, el conflicto sucesorio se convirtió en una guerra civil que enfrentó a grupos sociales y a territorios. Se convirtió en un enfrentamiento entre dos concepciones del Estado: la centralista y la foralista. Castilla optó por mantenerse fiel a Felipe V gracias, sobre todo, al apoyo popular, pues parte de la aristocracia, temiendo las reformas y el absolutismo del rey francés, respaldó al archiduque Carlos. El apoyo popular castellano a Felipe V se basaba en el recuerdo de las dificultades del reinado de Carlos II y en las esperanzas de cambio suscitadas por el nuevo rey.
En la Corona de Aragón, aunque Valencia y Cataluña apoyaron al archiduque Carlos, las circunstancias fueron diferentes.
En Valencia, el conflicto bélico se transformó en una revuelta antiseñorial que dividió socialmente al reino, ya que la nobleza y las oligarquías de numerosas ciudades optaron por respaldar a Felipe V, mientras que los sectores populares fueron claramente austracistas. En Cataluña, sin embargo, el apoyo a la causa austracista fue más claro, ya que coincidieron los intereses populares con los oligárquicos y nobiliarios. Entre las causas de apoyo podemos encontrar: la animadversión existente en Cataluña hacia los franceses por su actuación durante la sublevación de 1640; el temor ante las tendencias absolutistas y centralizadoras del nuevo monarca; y la eficacia propagandística de las fuerzas austracistas entre los sectores populares, a los que prometían medidas contra los señores.
En España, el conflicto se desarrolló casi siempre a favor de las fuerzas borbónicas, con victorias militares en las batallas de Almansa (1707), Brihuega (1710) y Villaviciosa (1710). Solo algunas ofensivas austracistas y la rebelión de la corona de Aragón pusieron en apuros a Felipe V. A partir de 1707, las ofensivas borbónicas ocuparon el reino de Valencia y, poco más tarde, Aragón. Desde 1711, la victoria de Felipe V parecía evidente; solamente una parte de Cataluña prosiguió con la resistencia hasta 1714.
2. Las Reformas de Felipe V y Fernando VI
Las principales medidas que tomaron estos primeros monarcas tuvieron como objetivo la centralización, siguiendo el modelo francés.
2.1. Decretos de Nueva Planta
Aragón y Valencia (1707), Mallorca (1715), Cataluña (1716) supusieron la abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón (Cortes). La medida fue tomada en represalia por el apoyo prestado por estos reinos al archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión. Pasaron a ser gobernados por las leyes castellanas.
2.2. Nuevo modelo de administración territorial
Basado en la siguiente estructura:
- División del territorio en provincias.
- Sustitución de los Virreyes por los Capitanes Generales como gobernadores políticos de las provincias.
- Siguiendo el modelo francés, se creó la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las cuestiones económicas.
Los Borbones también reformaron la administración central consolidando el establecimiento de una plena monarquía absoluta. Se suprimieron los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios. En 1787 se estableció la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros.
2.3. Reformas del sistema de Hacienda
Se produjo el saneamiento de la Hacienda Real, durante el reinado de Felipe V, y como consecuencia de los decretos de Nueva Planta se obligó a contribuir a los territorios de la Corona de Aragón. Se estableció una cantidad equivalente a la que se pagaba en Castilla y cada territorio tenía libertad para elegir el sistema de recaudación, siempre que reuniera la cantidad asignada.
En el reinado de Fernando VI, el Marqués de la Ensenada, elaboró un proyecto para sustituir la diversidad de impuestos por una única contribución. Para saber qué debía pagar cada súbdito era necesario tener un recuento detallado de los habitantes de Castilla y de sus propiedades (Catastro de Ensenada). Las protestas y reclamaciones, especialmente de los estamentos privilegiados, frustraron el proyecto.
3. El Despotismo Ilustrado de Carlos III
En 1759, Carlos III accede al trono español, tras producirse el fallecimiento de su hermanastro, Fernando VI. El nuevo monarca era hijo de Felipe V y había reinado ya durante 25 años en Nápoles, donde adquirió una experiencia de gobierno que le permitió incrementar el peso de una Monarquía reformista e ilustrada frente al interés de gran parte de la nobleza y el clero en mantener la sociedad del Antiguo Régimen. Carlos III ascendió a políticos de la baja nobleza como Campomanes y Floridablanca. Los nuevos ministros querían poner en marcha un programa de reformas que modernizase el país. Esto supuso el rechazo de parte de la nobleza quien criticó su labor entre ellos (Olavide), que llegó a ser vigilado y perseguido por la Inquisición. En este contexto se produjo el Motín de Esquilache en Madrid 1766, debido al rechazo del pueblo por la escasez y el precio elevado de los alimentos; y el descontento de los privilegiados, ya que su poder se vería reducido. Esquilache promovió medidas de saneamiento y orden público como la limpieza urbana y el alumbrado. Todo culminó con su destitución.
4. Las Reformas de Carlos III
4.1. La política Regalista
La política regalista, buscando la supremacía de la autoridad real, poder civil, sobre la Iglesia. Las dos medidas principales fueron el establecimiento de un mayor control sobre la Inquisición y, sobre todo, la expulsión de la Compañía de Jesús adoptada por Carlos III en 1767. Una medida de fuerza que mostró el poder de la Corona sobre la Iglesia. Además reforzó el Patronato Regio que daba derecho al rey a proponer los altos cargos eclesiásticos y a aplicar el Regium Exequatur o derecho real a retener documentos papales, hasta autorizar su publicación.
4.2. La Reforma educativa
En política educativa, los ilustrados españoles comprendieron que la mejora de la enseñanza era un paso previo a cualquier reforma política y confiaron al Estado la mejora de la instrucción pública. Se crearon nuevas escuelas de “primeras letras”, introdujeron disciplinas científicas en la enseñanza secundaria y se impulsaron tanto la enseñanza profesional y técnica (fundación de escuelas de artes y oficios) así como nuevos planes de reforma universitaria.
4.3. Las Reformas económicas
4.3.1. Reforma de la agricultura
Se impulsaron planes de reforma (Campomanes, Jovellanos), aunque apenas tocó el sistema de propiedad, ya que gran parte de las tierras cultivables estaba en manos de la nobleza y de la Iglesia (manos muertas), porque no se podían vender ni repartir y además los grandes propietarios mantenían ciertos derechos señoriales de origen feudal sobre las tierras de los campesinos. Para conseguir estos objetivos se propusieron varias medidas:
- La modificación de la estructura de la propiedad. Esta medida se sugirió, pero no se abordó y la propiedad agraria permaneció inalterada. Solo se hicieron repartos de las tierras que pertenecían a los concejos y estaban sin cultivar. Sin embargo, estas propiedades acabaron en manos de las oligarquías locales, ya que los campesinos que carecían de capital no podían explotarlas.
- Se promovió el libre comercio de cereales. Hasta 1765, el Estado controlaba los precios de estos productos mediante tasas. La liberalización del mercado provocó fuertes subidas de precios, que estuvieron en la raíz de los motines de 1766. Como esta medida no iba acompañada de cambios en la propiedad, los campesinos no se beneficiaban y solo lo hacían los propietarios: nobleza y clero.
- Limitación de los intereses ganaderos de la Mesta. La ganadería competía con la agricultura. Inmensos rebaños de ovejas recorrían la Península alimentándose de pastos emplazados en la Meseta. Los propietarios de estos ganados, miembros de la Mesta, tenían derecho de preferencia en el arrendamiento de tierras para pastos, que podían prorrogar indefinidamente. El alza de los precios de los cereales y el creciente valor de la tierra destinada a la agricultura, incitaron a los propietarios de las tierras arrendadas por la Mesta a luchar por recuperar la libertad de uso. También la Mesta se vio afectada por las medidas liberalizadoras, ya que al incrementarse el precio del cereal, los propietarios prefirieron invertir en cultivos y no en ganado.
- Colonización de tierras despobladas. En 1767, bajo la supervisión de Pablo de Olavide, se puso en marcha un plan para colonizar comarcas de Sierra Morena deshabitadas e infestadas de bandoleros. Para ello se emplearon españoles, inmigrantes católicos alemanes y flamencos a los que el Estado les proporcionaba gratuitamente casa, mobiliario, herramientas, ganado y semillas. La colonización dio lugar a las llamadas nuevas poblaciones como La Carolina, diez años después ya había más de 10.000 campesinos en las zonas repobladas.
4.3.2. Reforma de la Industria
Según el censo de 1787, el 14% de la población activa trabajaba en la industria. El sistema más común era el tradicional taller artesano, sometido a los gremios. La industria más extendida era la textil. El Estado creó numerosas manufacturas reales (tapices, cristal, porcelana, armas). También se crearon manufacturas de tipo utilitario como la producción de paños de lana. La Corona rompió el monopolio de los gremios que impedían la libertad de trabajo y paralizaban la industria. En 1783 se declararon “honrosos todos los oficios” y se promocionó la libertad de trabajo. Las medidas proteccionistas adoptadas por los Borbones, como la prohibición de importaciones de productos textiles de Asia favoreció a la industria catalana. Las manufacturas más prósperas fueron los tejidos estampados de algodón (indianas) en Cataluña. En 1789 se introdujeron en las fábricas catalanas los primeros telares mecánicos lo que permitió un gran crecimiento de esta industria. Se fomentó la construcción naval en los astilleros reales de Cádiz, El Ferrol y Cartagena para facilitar el comercio por mar y la flota de guerra imprescindible para asegurar el comercio con América.
4.3.3. Reforma del Comercio
El comercio exterior se incrementó con la mejora de los puertos y en 1778 un decreto amplió el libre comercio colonial a numerosos puertos españoles. Esta medida fue importante sobre todo para la industria barcelonesa, estimuló el comercio colonial e hizo crecer los beneficios de los grandes comerciantes. Finalmente en 1765 y 1778 se autorizó el comercio directo de los puertos peninsulares con los americanos, como resultado el comercio interoceánico aumentó considerablemente y estimuló la industria, especialmente la catalana. Sin embargo, debido a la escasa capacidad productiva de la industria peninsular, la mayoría de las manufacturas enviadas a América eran extranjeras.
4.3.4. Reforma en infraestructuras
Durante los reinados de Felipe V y Fernando VI, Ensenada abordó una profunda mejora de las comunicaciones terrestres con el fin de crear un mercado nacional de productos agrarios. Posteriormente Carlos III y su ministro Esquilache, impulsaron un plan de carreteras para unir Madrid con Andalucía, Valencia, Cataluña y Valencia. El proyecto no salió adelante por su alto coste y la inestabilidad política. En cuanto a comunicaciones marítimas, se alcanzó un importante desarrollo naviero con la creación de nuevos astilleros como el de Cartagena.
4.3.5. Otras reformas
Se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País, que se extenderían por muchas provincias para estudiar y determinar la situación de cada una de ellas, fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas fisiócratas y liberales.