La España del siglo XVIII: Guerra de Sucesión y Monarquía Borbónica
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La Guerra de Sucesión y el reinado de Felipe V
Carlos III murió sin descendencia (1700), y dejó el trono a Felipe de Anjou, provocando una guerra internacional: el archiduque Carlos, junto con la Gran Alianza (Inglaterra, Holanda, Portugal, Saboya y el Imperio) declaran la guerra a Francia y España. La Guerra de Sucesión (1701-1714) terminó con la victoria borbónica y la firma de la Paz de Utrecht-Rastadt (1713-1714): Felipe V es rey de España a cambio de renunciar a los derechos a la corona francesa, la pérdida de territorios (ej: Flandes a Austria), y la concesión a Inglaterra de Gibraltar, Menorca, el navío de permiso (derecho comercio con las Indias) y el asiento de negros (comercio esclavos); perdiendo España el monopolio colonial. La política exterior estuvo marcada por los Pactos de Familia. El Primer Pacto de Familia (1733) supuso la participación española en las Guerras de Sucesión de Austria y Polonia, que permitieron a Carlos obtener el Reino de Nápoles y Sicilia. El Segundo Pacto de Familia (1743) aseguró la obtención de ducados italianos a Felipe. La política pacifista de Fernando VI fue un paréntesis de neutralidad. Con Carlos III, se firma el Tercer Pacto de Familia (1761), participando en la Guerra de los Siete Años (1756-1763, derrota española y firma de la Paz de París, 1763) y la Guerra de Independencia de Estados Unidos (recuperación de Florida y Menorca con la Paz de Versalles, 1783).
La Nueva Monarquía Borbónica
La monarquía borbónica española trajo consigo el modelo francés, acabando con la heterogeneidad anterior. Se caracterizó por ser absolutista (aprobación de la Ley sálica que impedía reinar a las mujeres); centralista, ya que los decretos de nueva planta derogaron los fueros e instituciones de Aragón (Valencia y Aragón, 1707, Mallorca, 1715, y Cataluña, 1716) y se creó la figura del intendente (jefe del gobierno del municipio); reformadora (acabó con el modelo austracista, creándose las Secretarías de Despacho); regalista (control de la corona sobre la iglesia, ej: Patronato Universal); e ilustrada. Felipe V (1700 - 1746), primer rey borbónico (que pese a su abdicación en 1724 la muerte de su hijo sin descendencia lo obligó a volver al trono), unificó la legislación, reformó el ejército y la Hacienda. La política pacifista de Fernando VI (1746 - 1759) fue un paréntesis de neutralidad. Finalmente, Carlos III (1759 - 1788) potenció el desarrollo de las ideas ilustradas.
La España del siglo XVIII
La España del s. XVIII se caracteriza por una sociedad de Antiguo Régimen, es decir, sociedades estamentales (privilegiados, nobleza y clero; y no privilegiados, pueblo llano), destacando la burguesía urbana. La economía estaba limitada por falta de competencia, propiedad de la tierra y oposición al cambio. La industria se incentivó por el aumento población o demanda de productos, fue potenciada por el proteccionismo, y destacan las Reales Fábricas (ej: Real Fábrica de Tapices, 1720) o la creación del Banco de San Carlos (1782). Al comercio llegaron las ideas ilustradas (Sociedades Económicas de Amigos del País) y la política comercial con América se reforzó, fundándose las compañías comerciales (Compañía Guipuzcoana de Caracas). Destaca el despegue económico de Cataluña. Debido al aumento de población, el proteccionismo o el desarrollo de nuevas técnicas o máquinas. El crecimiento generó excedentes de capital y el monopolio catalán, sobresaliendo el sector textil, sentando las bases de la revolución industrial del s. XIX.