España en el Siglo XIX: Partidos Políticos de Isabel II y Crisis del Sexenio Democrático
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Los Partidos Políticos del Reinado de Isabel II
Los partidos del siglo XIX en España eran agrupaciones de personalidades alrededor de un notable civil o militar, vinculados todos ellos por intereses económicos y políticos. Durante el reinado de Isabel II, se identifican cinco partidos principales:
Partido Moderado
Formado por parte de la nobleza, el alto clero y altos cargos militares. Defendían el derecho a la propiedad, un sufragio muy restringido, la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, y la confesionalidad del Estado. Sus líderes fueron Narváez y Murillo.
Partido Progresista
Se apoyaba en la pequeña y mediana burguesía y en las clases urbanas. Defendían la soberanía nacional, el predominio de las Cortes y una ampliación de derechos y libertades. Mantenían el sufragio censitario, rechazaban la intervención de la Corona en la vida política y buscaban limitar la influencia de la Iglesia. Sus líderes fueron Mendizábal, Espartero y Prim.
Partido Demócrata
Surgió en 1849, impulsado por progresistas radicales, republicanos y socialistas. Apoyado por las clases populares urbanas y por los grados bajos del ejército. Defendía la ampliación de las libertades públicas (derecho de imprenta, elección de ayuntamientos, libertad de cultos), la soberanía nacional, el sufragio universal y la educación gratuita. Nunca participó activamente en el sistema político de Isabel II.
Unión Liberal
Fundada por O'Donnell, atrajo a elementos moderados y progresistas. Pretendía ser una opción centrista entre los dos partidos clásicos (Moderado y Progresista). Buscaba consolidarse como una alternativa política viable.
Partido Republicano
El quinto y último, el Partido Republicano, se situaba al margen del liberalismo y del sistema político de Isabel II, funcionando más como un movimiento que como un partido estructurado.
Conflictos y Turbulencias del Sexenio Democrático (1868-1874)
El Sexenio Democrático fue un periodo de gran inestabilidad en la Historia de España, marcado por múltiples conflictos:
- Guerra de Cuba (1868-1878): Al inicio del Sexenio Democrático, en 1868, se inició un conflicto en la isla de Cuba, uno de los últimos territorios españoles. La insurrección contó con el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud. No se llegó a un acuerdo y el conflicto escaló a una guerra.
- Insurrecciones Republicanas y Anarquistas (1872): En 1872 se produjeron insurrecciones que combinaban la acción de republicanos con la influencia anarquista. Fueron reprimidas, pero aumentaron la inestabilidad del régimen.
- Sublevaciones Carlistas: También los carlistas se sublevaron en las provincias Vascongadas, Navarra y Cataluña con el objetivo de que Carlos VII ocupara el trono español. Aunque no representó un peligro inminente, sí provocó inestabilidad. Esta inestabilidad llevó a que el régimen monárquico de Amadeo I de Saboya fuese sustituido en febrero de 1873 por la Primera República.
- Tercera Guerra Carlista (1873-1876): Este momento fue aprovechado por los carlistas para iniciar la Tercera Guerra Carlista en 1873, que se extendió por Cataluña, Teruel, Cuenca, las provincias Vascas y el Maestrazgo. Las tropas gubernamentales acabaron con esta insurrección en 1876. Mientras tanto, la Guerra de Cuba, iniciada en 1868, continuaba sin que la Primera República pudiera solucionar el problema.
- Sublevación Cantonal (1873): A la insurrección carlista se le unió un tercer problema: la Sublevación Cantonal, que fue el conflicto más grave de este periodo, mezclando aspiraciones de revolución social. Se proclamaron cantones independientes en julio de 1873 en diversas ciudades españolas, como Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Castellón, entre otras. Los protagonistas de estos levantamientos eran artesanos, pequeños comerciantes y asalariados. El gobierno republicano acabó con el Cantonalismo mediante la intervención militar.
La Revolución de 1868: ¿Pronunciamiento Militar o Revolución Popular?
La llamada Revolución de 1868 (conocida como 'La Gloriosa') puede considerarse un pronunciamiento militar porque su inicio no fue popular, sino que partió del almirante Topete con un llamamiento al levantamiento en Cádiz, apoyado por los generales Prim y Serrano. Sin embargo, una vez iniciado el levantamiento, se formaron juntas locales y provinciales que movilizaron el apoyo popular, dándole un carácter revolucionario.