España en el Siglo XIX: Década Moderada, Bienio Progresista y Crisis Monárquica

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La Década Moderada (1844-1854)

En 1844, Narváez fue nombrado presidente del gobierno, lo que supuso el comienzo de la Década Moderada. Durante este período, se impulsó la construcción de un Estado liberal basado en la Constitución de 1845, que eliminó los aspectos progresistas de la de 1837 y estableció novedades como que el poder ejecutivo recaía en la reina y el reconocimiento de derechos individuales.

También se tomaron medidas para la organización centralista del Estado, como la creación de la Guardia Civil, la unificación jurídica, la reforma fiscal de Alejandro Mon, la firma del Concordato de 1851, una política de obras públicas y la centralización y control de la Administración provincial y local.

En 1849, surgieron dos nuevos partidos: el Partido Demócrata y el Partido Republicano. La gestión autoritaria de Bravo Murillo, la crisis económica, la corrupción y los escándalos financieros provocaron el fin de la Década Moderada.

El Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854, un grupo de militares liderado por Dulce y O'Donnell se sublevó contra el gobierno de Narváez, culminando en la "Vicalvarada". La rebelión fue impulsada con el “Manifiesto del Manzanares” de Cánovas del Castillo, que exigía reformas liberales y atrajo a progresistas y demócratas. Ante la presión, la reina Isabel II nombró a Espartero jefe de gobierno y a O'Donnell ministro de la Guerra, iniciando el Bienio Progresista (1854-1856).

Durante este período, se restauró provisionalmente la Constitución de 1837 y se impulsaron reformas económicas, como la Ley de Desamortización de Madoz. Finalmente, en 1856, la reina encargó a O'Donnell formar un nuevo gobierno, desplazando a Espartero y concluyendo el Bienio Progresista.

Alternancia de Moderados y Unión Liberal (1856-1868)

Entre 1856 y 1868, el poder se alternó entre los moderados de Narváez y la Unión Liberal de O'Donnell. Este último, buscó estabilidad y consenso político. En política exterior, España reactivó su presencia en Marruecos, México e Indochina. Sin embargo, la oposición y la presión de la reina llevaron a la dimisión de O'Donnell en 1863.

El regreso de Narváez en 1863 marcó un giro autoritario, como se evidenció en la Noche de San Daniel, donde una protesta estudiantil fue reprimida violentamente. En 1866, los progresistas intentaron acceder al poder mediante pronunciamientos, pero fracasaron.

Caída de la Monarquía

Los progresistas y demócratas firmaron en 1866 el Pacto de Ostende, por el que se comprometían a acabar con la monarquía de Isabel II y a la convocatoria de unas Cortes constituyentes.

Tras la muerte de O´Donnell en 1867, los unionistas, bajo la dirección del general Serrano, se unieron al pacto. En 1868 muere Narváez e Isabel II pierde todos sus apoyos. En ese mismo año, se inició una revolución que provocará la caída de Isabel II y su exilio.

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