La España del Siglo XIX: De la Crisis del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal de 1868
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Introducción: La Agitación del Siglo XIX en España
El siglo XIX en España se caracterizó por una profunda agitación política y social, evidenciando la crisis del Antiguo Régimen y el paso hacia un sistema liberal. Este proceso alcanzó su punto álgido durante el reinado de Isabel II, abarcando las regencias de María Cristina (1833-1840) y Espartero (1840-1843). Este periodo fue testigo de una serie de eventos cruciales, como:
- La Primera Guerra Carlista.
- Las luchas entre liberales moderados y progresistas.
- La constante intervención militar en la esfera política.
Desarrollo del Liberalismo y Reinado de Isabel II
Las Regencias y la Primera Guerra Carlista
Desde el nacimiento de la princesa Isabel en 1830, se gestaron tensiones sucesorias. La Pragmática Sanción de Fernando VII, que derogaba la Ley Sálica, desencadenó la resistencia de Carlos María Isidro y los carlistas. La Primera Guerra Carlista (1833-1839) marcó una profunda división en la sociedad, enfrentando a isabelinos y carlistas. Mientras los primeros contaron con el respaldo internacional, los carlistas se vieron limitados. El conflicto culminó en el Convenio de Vergara (1839), pero el carlismo persistiría en futuras Guerras Carlistas.
La implantación del liberalismo se desarrolló en etapas complejas. Durante las regencias de María Cristina y Espartero, se evidenciaron las tensiones entre liberales moderados y progresistas. María Cristina se alineó con los moderados, introduciendo reformas como la Ley de Ayuntamientos. Sin embargo, la Desamortización de Mendizábal provocó conflictos. Espartero, tras suceder a María Cristina, lideró un gobierno progresista, pero su autoritarismo generó descontento, llevando al asedio de Barcelona en 1843 y al reconocimiento de Isabel II como mayor de edad.
El Reinado de Isabel II (1843-1868)
En el reinado de Isabel II (1843-1868), se sucedieron etapas definidas por la alternancia de poder entre moderados y progresistas. Bajo la dirección de Narváez, se promulgó la Constitución de 1845, estableciendo un sufragio censitario y centralizando el poder. Se implementaron reformas administrativas, fiscales y educativas.
El Bienio Progresista (1854-1856), desencadenado por la corrupción política, introdujo medidas significativas como la Desamortización de Madoz y la Ley de Ferrocarriles. La vuelta al moderantismo y los gobiernos de la Unión Liberal (1856-1868) estuvieron marcados por la alternancia de Narváez y O'Donnell. Aunque inicialmente hubo crecimiento económico y prestigio en política exterior, los problemas comenzaron a surgir a partir de 1863.
La oposición carlista, las protestas campesinas y la inestabilidad política señalaron el declive del régimen. La crisis industrial y la corrupción política acentuaron el descontento social, manifestándose en la revuelta estudiantil de la Noche de San Daniel en 1865. Intentos militares de derrocar a Isabel II, liderados por figuras como Prim y los sargentos del cuartel de San Gil en 1866, culminaron en el Pacto de Ostende (1866) y la revolución conocida como "La Gloriosa" en 1868.
Conclusión: El Legado de la Transición Liberal
El reinado de Isabel II, marcado por la inestabilidad política, conspiraciones y levantamientos, evidenció las tensiones inherentes a la transición hacia el liberalismo en España. A pesar de los intentos de modernización, la falta de estabilidad socavó los esfuerzos por establecer reformas duraderas. La "Gloriosa Revolución" de 1868 puso fin al reinado de Isabel II, dejando un legado de transformaciones políticas en busca de estabilidad y modernización en la España del siglo XIX.