La España de la Restauración: Republicanismo, Movimiento Obrero y Nacionalismos Regionales (1875-1923)

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Republicanismo y Desarrollo del Movimiento Obrero en España (1875-1923)

El Republicanismo en la Restauración

Los republicanos son aquellos que defienden que la forma de Estado debe ser una República. En lo político, sus ideales coinciden con los de los demócratas. Los republicanos adquirieron fuerza al final del reinado de Isabel II.

El sistema político republicano se experimentó por primera vez en España entre 1873 y 1874, en el periodo conocido como la Primera República. Durante este periodo, la burguesía industrial catalana accedió al gobierno. Esto provocó la división de los republicanos en federales y unitarios.

En 1874, un golpe de Estado acabó con la República en España. Durante ese año, se estableció una segunda regencia de Serrano, que careció de iniciativa política. Antonio Cánovas del Castillo sería el dirigente político que organizaría la Restauración y prepararía la redacción de la Constitución de 1876.

Facciones Republicanas tras 1874

Existió una opción revolucionaria liderada por Manuel Ruiz Zorrilla. Este grupo se situó fuera del sistema y protagonizó varios intentos de pronunciamiento, siendo el más importante el del general Villacampa. Cuando Ruiz Zorrilla fue expulsado de España, Nicolás Salmerón se convirtió en el nuevo líder de los republicanos, ahora con el partido Unión Republicana.

Otras facciones importantes incluyeron el Partido Radical de Alejandro Lerroux, que tendría gran relevancia en la Segunda República, y los partidarios del escritor Vicente Blasco Ibáñez, con un marcado carácter popular. Los más moderados entre los republicanos fueron los posibilistas, liderados por Emilio Castelar.

El Movimiento Obrero: Anarquismo y Socialismo

El movimiento obrero en España tuvo una escasa difusión a principios del siglo XIX. Sin embargo, a raíz de la creación de la Primera Internacional, llegaron a España las ideas anarquistas de la mano de Giuseppe Fanelli. Se agruparon, desde 1881, en la Federación de Trabajadores de la Región Española.

Los anarquistas eran partidarios de la «acción directa», que se traducía en la destrucción y el asesinato. El anarquismo defendía la destrucción de cualquier forma de gobierno y jerarquía. Sus ideas los llevaron a cometer atentados y asesinatos, siendo responsables de la muerte de tres presidentes de Gobierno: Antonio Cánovas del Castillo, José Canalejas y Eduardo Dato.

Cuando se organizó la Segunda Internacional, tuvo su versión española cuando Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Gracias a la nueva Ley de Asociaciones, se fundó el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). El PSOE participó en los distintos procesos electorales, aunque no consiguió ningún diputado hasta 1909.

Regionalismo y Nacionalismo en España (1875-1923): Consecuencias Políticas

Orígenes y Contexto

El largo proceso de Reconquista y repoblación durante toda la Edad Media en la península Ibérica determinó la diferencia entre los territorios. La industrialización afectó de forma diferenciada a las regiones de España. Así, Cataluña y las provincias vascas fueron pioneras en este proceso.

El Nacionalismo Vasco

Las provincias vascas estuvieron integradas en Castilla. Desde entonces, conservaron un régimen fiscal especial. Las guerras carlistas fueron en estas provincias una reacción frente a la amenaza a sus fueros. Antonio Cánovas del Castillo acordó establecer el Concierto Económico, negociando con las diputaciones la contribución fiscal de estas provincias a la Hacienda Española. La industrialización acelerada que siguió a la guerra supuso el auge de una burguesía y un proletariado urbano. Sabino Arana fundó en Vizcaya el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

El Nacionalismo Catalán

Cataluña es una región que, después de los Decretos de Nueva Planta, conoció un crecimiento económico importante gracias a las facilidades para el comercio con América. La burguesía industrial catalana no accedió al poder hasta la Primera República. Cuando esta se hundió, las clases catalanas volvieron los ojos a su propia tierra. El partido que aglutinó a los nacionalistas conservadores fue la Liga Regionalista, cuyo líder fue Francesc Cambó, ministro de Hacienda.

El Regionalismo Gallego

En Galicia, el nacionalismo no tuvo tanta importancia, formándose así una agrupación para hacer frente a la nueva realidad que se planteaba con la caída de la monarquía.

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