España bajo el Régimen de Franco (1939-1975)

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España durante el Franquismo (1939-1975)

XV. La creación del Estado franquista: fundamentos ideológicos y apoyos sociales

El franquismo se apoyó en tres pilares básicos: las antiguas clases dirigentes, el campesinado de casi toda España y las clases medias. Sin embargo, no lo apoyaron las clases industriales y el campesinado sin tierra.

El franquismo nació como una dictadura inspirada en el modelo fascista italiano y alemán. Fue un estado unitarista y centralista. Además, el franquismo abolió los estatutos de autonomía, fomentó la españolización de la población y fue un régimen totalmente católico. También, se impuso una dura represión de la oposición y un estricto control de los medios de comunicación. Desde su inicio, Franco fue titulado como Caudillo de España, Generalísimo de los Ejércitos y Presidente del Gobierno.

El franquismo se apoyó en tres instituciones:

  • El ejército fue el más destacado y participó activamente en el gobierno del poder.
  • El partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, se encargó de dotar al régimen de sus bases ideológicas, de controlar los medios de comunicación, etc.
  • Para procurar el apoyo social, el partido constituyó cuatro organizaciones:
    • El Frente de Juventudes, dedicado a la formación de la juventud.
    • La Sección Femenina, cuya misión era la de formar a la mujer.
    • El Sindicato Español Universitario (SEU), que pretendía ser un instrumento de control político de los universitarios.
    • La Central Nacional Sindicalista, que integraba a patrones y trabajadores.

XVI. Evolución del régimen

1. La fase totalitaria (1939-1959)

La primera etapa del régimen franquista se caracterizó por una violenta represión generalizada. Esta represión estaba respaldada por leyes del Estado, como la Ley de Responsabilidades Políticas. Todo esto estaba coordinado desde el Tribunal de Orden Público (TOP). Durante esta represión se ejecutaron unos 50.000 hombres y mujeres solo por haber apoyado a la República. Además, gran parte de los condenados fueron enviados a Batallones de Trabajadores y en 1940 se crearon los Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores, reclutas que el régimen consideraba peligroso incorporar al ejército por su ideología. También, se confiscaron las industrias de los propietarios republicanos y se depuró al funcionariado, es decir, se prescindió de aquellos funcionarios que no eran adyacentes al régimen.

Durante esta etapa se aprobaron las Leyes Fundamentales del Franquismo: el Fuero de los Españoles, la Ley de Referéndum Nacional, la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado y la Ley de Principios del Movimiento Nacional.

Desde el principio del régimen, la vida social y política estaba controlada totalmente por un partido único, Falange Española. Este partido controlaba, mediante otras instituciones, todos los sectores de la sociedad.

Durante los años 40, los gobiernos estaban formados por falangistas y militares. En los años 50, los grupos católicos fueron ganando peso y comenzaron a tener representación en el gobierno. En torno a 1957 comenzaron a aparecer tecnócratas, gente experta en algunos sectores, que no pertenecía a ninguna corriente determinada y que estaban vinculados al Opus Dei.

Coincidiendo con el inicio del régimen, comenzó la Segunda Guerra Mundial. España se alineó junto a Alemania e Italia. Durante los primeros años, esta alianza fue muy fuerte. El ministro de exterior, Ramón Serrano Suñer, envió la División Azul, un ejército voluntario que luchó en el frente ruso. Esta división estaba compuesta por voluntarios y presos republicanos.

Sin embargo, en los últimos años de la guerra el régimen quedó aislado puesto que las fuerzas aliadas y la ONU lo relacionaron con las fuerzas fascistas del Eje y condenaron al régimen en 1946. En los años 50, España comenzó a salir del aislamiento como consecuencia de la Guerra Fría, ya que España se alió con EEUU mediante unos acuerdos de apoyo mutuo en 1953, y también en 1953 se firmó un concordato con la Santa Sede.

2. La fase autoritaria (1959-1973)

Esta fase viene marcada por la formación de dos tendencias: los partidarios de los cambios, llamados aperturistas, y los enemigos de todo cambio, los inmovilistas.

En los años 60, el gobierno estuvo controlado por los tecnócratas, que pusieron en marcha una serie de reformas económicas. Sin embargo, al mismo tiempo los aperturistas pusieron en marcha también cambios políticos, como una reducción del control del Movimiento Nacional sobre la sociedad. En los años 60, en las relaciones laborales, el sindicato único suavizó el carácter represivo del régimen. La nueva Ley de Prensa suprimió la censura previa en 1966. Se implantó la Ley Orgánica del Estado, que posibilitaba la participación de la sociedad en la política de la administración social. En el año 1969 Franco designó a su sucesor, el hijo de Juan de Borbón, Juan Carlos I.

Con todos estos cambios la tensión entre inmovilistas y aperturistas aumentó y hubo una crisis de gobierno, la crisis de Matesa. Franco siempre respondía a las crisis de la misma manera, manteniendo el equilibrio entre los grupos y confiando en la gente de su entorno más próximo, y sobre todo en Luis Carrero Blanco.

3. El final del franquismo (1973-1975)

En junio de 1973, Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno. Sin embargo, en diciembre de ese mismo año Carrero Blanco fue asesinado por ETA en un atentado terrorista en Madrid.

A partir de este momento, los dos bandos del régimen, inmovilistas y aperturistas, fueron distanciándose, tomando más importancia los inmovilistas. Los sectores más radicales de los inmovilistas, que se oponían a cualquier transformación, formaron el búnker, una agrupación que unía a militares y falangistas fieles al régimen.

En enero de 1974 se formó un gobierno dirigido por Carlos Arias Navarro, que tenía como objetivo unir a estos dos grupos. Este gobierno inició un programa llamado “espíritu del 12 de febrero”, fecha en la que se anunció en las Cortes un proyecto de apertura y pluralismo político. Ante esto, el búnker denunció el inminente peligro de destrucción del régimen y obligó a este gobierno a tender hacia el inmovilismo.

A partir de 1973, se produjeron una serie de huelgas y manifestaciones populares en contra del régimen, sobre todo de las clases obreras y estudiantiles y los grupos de la oposición. Además, estos grupos comenzaron a organizarse creando instituciones de oposición. Por otro lado, los últimos años de la dictadura coincidieron con un aumento incontrolable de la violencia. ETA incrementó sus atentados, y aparecieron nuevos grupos terroristas ultraizquierdistas. Ante esto, el franquismo respondió con una dura represión.

Durante todo este tiempo la enfermedad de Franco se agravó, y con el dictador sin poder ejercer sus funciones, apareció un nuevo frente, el conflicto del Sahara. En 1973, los saharauis habían creado un movimiento nacionalista para independizar el territorio, rico en fosfatos, de España. En octubre de 1975, el rey Hassan II de Marruecos organizó la Marcha Verde. Ante el peligro de crear un conflicto bélico, el 14 de noviembre se firmó el Acuerdo de Madrid, que suponía la entrega del Sahara a Marruecos.

Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, dejando tras de sí un régimen en decadencia y con una profunda crisis.

XVII. Transformaciones económicas y cambios sociales

La guerra civil tuvo unas repercusiones económicas desastrosas. Franco, a su entrada, inicia una política autárquica. Esta política es iniciada por Franco ya que consta en la ideología del régimen, pero también se inició por el rechazo de las potencias europeas y el aislamiento del país. Este régimen fascista es regulador de la economía, fomenta la industria y tiene un fuerte sector público. Esto quedó claro con la formación del INI.

La consecuencia de la autarquía y el control del consumo fue la escasez y el encarecimiento de todo tipo de productos, pero especialmente de los artículos de primera necesidad. Ante esto, el estado reguló los precios y racionó los productos mediante la emisión de unos bonos o cartillas con una serie de cupones. Debido a esta situación, surge el mercado negro, en el que se vendían productos por encima de su precio.

Esta política se mantuvo durante cerca de 20 años, y sus consecuencias fueron devastadoras: agotamiento de las reservas del Banco de España, subida de la inflación… Ante esta situación, los tecnócratas entraron al gobierno y dieron un giro total a esta economía. Este cambio se basó en dos puntos: primero, un Plan de Estabilización (bajar salarios, recortar el gasto público, subir impuestos…) y, a medio plazo, se inició la liberalización interior y exterior de la economía. Esta política fue menos intervencionista.

Las autoridades españolas presentaron estos planes de ajuste y, a cambio, las autoridades europeas prestaron una serie de créditos que financiaron la banca. Esta política fue posible debido a que España ya tenía relaciones internacionales.

Una vez pasada la fase más recesiva de la crisis, los tecnócratas iniciaron una política de Planes de Desarrollo dirigidos por el ministro Laureano López Rodó. Aquí el gobierno orientaba la producción y, sobre todo, la industrialización de la economía a través de una serie de ciudades principales, los polos de desarrollo. Estas ciudades fueron Valencia, Sevilla, Ferrol, Zaragoza… Durante estos años se produjeron una mejora de la productividad, inversión de capitales extranjeros, descenso de los precios…

En agricultura se introdujeron algunos cambios como la iniciación de un proceso de mecanización, pero su importancia fue perdiendo peso. El gobierno estimuló la concentración parcelaria.

La mayor transformación económica se produjo en el sector terciario, principalmente en el sector del turismo. Se inició una gran campaña publicitaria propiciada por Manuel Fraga, con el eslogan de “Spain is different”. Mediante esto, el turismo se disparó y, de haber en 1950 escasos turistas, en 1974 había 35 millones de turistas. Esto dejó muchos ingresos en España, pero el déficit comercial era muy fuerte por las importaciones, por lo que la balanza de pagos apenas cuadraba o era deficitaria. La emigración fue fundamental para conseguir un equilibrio en la balanza.

El crecimiento económico se mantuvo hasta principios de los años 70 con cifras muy altas, pero en 1973 comenzaron a llegar a España las primeras consecuencias de la crisis internacional económica.

Todas estas transformaciones vinieron acompañadas de una serie de medidas sociales. Después de la crisis se produjo un aumento de la esperanza de vida y de la demografía, además del baby boom. En cuanto a la emigración, se produjo un inmenso éxodo rural, y también se produjeron migraciones a otros países.

Durante esta época disminuyó la población del sector agrario y aumentó la población del sector industrial y servicios. Se desarrolló una sociedad de consumo, y además hubo un aumento de la alfabetización y del número de universitarios debido a la mejora de la economía. La mujer se incorporó a los estudios y algunos sectores de la vida laboral. Sin embargo, su condición legal no cambió. También hubo cambios en la mentalidad, sobre todo en las generaciones más jóvenes, debido a la entrada del turismo en España. Por último, la Iglesia católica, a finales de los 60, tuvo un enfrentamiento con el régimen, debido al Concilio Vaticano II, cosa que debilitó a este.

XVIII. La oposición al franquismo

Después de la guerra, la oposición estaba desorganizada y desmantelada; sin embargo, hasta finales de los 40 hubo una serie de grupos guerrilleros, los maquis. Estos grupos se negaron a finalizar la guerra y continuaron luchando contra los fascistas.

En los años 50 se desarrollaron una serie de conflictos laborales en zonas industriales. Estos son aprovechados por la oposición política, y sobre todo por el Partido Comunista.

En el año 1956 se produjeron unas revueltas estudiantiles ante la oposición de los universitarios al SEU.

A partir de los años 60 la oposición cada vez era más activa, y, sin embargo, el régimen cada vez era menos represivo. Los conflictos laborales permitieron la formación de un sindicato independiente clandestino llamado Comisiones Obreras (CCOO). A su vez, se produjeron movimientos estudiantiles y aparecieron las primeras asociaciones vecinales. Además, la base de la Iglesia se alió, junto con las organizaciones católicas, contra el régimen.

El hecho más importante de la oposición fue el Contubernio de Múnich, un acuerdo entre las fuerzas de izquierdas y la nueva derecha democrática formada por liberales y antiguos falangistas.

A partir de este momento se produjeron otros acuerdos entre distintas fuerzas: en 1971 se creó la Asamblea de Cataluña, que englobaba a la oposición catalana; en 1974 se creó la Junta Democrática de España, que incluía a Comisiones Obreras; en 1975 el PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática junto con la UGT y el PNV. Sin embargo, la oposición al franquismo más importante se dio en los 70, fundamentalmente en las fábricas, las universidades y el mundo cultural.

Además de esto, también aparece una oposición violenta, con ETA como elemento más importante, pero que incluyó también al FRAP. Esta fue una de las razones del incremento de la represión del franquismo en sus últimos años.

XIX. Preguntas cortas

1. El Contubernio de Múnich

El régimen franquista denominó así a la cuarta reunión realizada por el Movimiento Europeo, una organización de fuerzas políticas que trabajaban por la unidad europea. Tuvo lugar en junio de 1962 y fueron invitados a ella varios dirigentes de la oposición antifranquista, tanto del interior como de los que vivían exiliados. Entre las más destacadas personalidades que acudieron cabe mencionar al exdirigente de la CEDA José María Gil Robles, al exfalangista Dionisio Ridruejo y al liberal Salvador de Madariaga, que mantuvieron conversaciones con miembros del PSOE y del PNV. La importancia del encuentro radica en que, por primera vez, personas y organizaciones que habían luchado en bandos distintos durante la Guerra Civil coincidían en su común rechazo al régimen de Franco y en su defensa de una evolución democrática del sistema político español. Asimismo, los reunidos acordaron rechazar la integración de España en la Comunidad Económica Europea, mientras no se produjese ese cambio político. Por esos motivos, los franquistas descalificaron la reunión como “contubernio” (traición). Franco ordenó la detención y destierro o exilio de los que volvieron a España, realizó algunos cambios en su gobierno y, poco después, se creó el Tribunal de Orden Público para reprimir delitos políticos. La oposición pareció controlada en los años siguientes y las protestas durante los años sesenta fueron protagonizadas más por movimientos sociales (organizaciones estudiantiles, sindicatos obreros) que por partidos políticos. A largo plazo, sin embargo, el Contubernio de Múnich sentó las bases para los amplios acuerdos antifranquistas de los últimos años del régimen, como la Junta Democrática y la Plataforma.

2. Plan de Estabilización y Planes de Desarrollo

La entrada al gobierno de los tecnócratas fue decisiva para poder poner medidas a la crisis. A su entrada, estos dieron un giro a la economía y realizaron una serie de medidas agrupadas en dos puntos principales. El primer paso fue el Plan de Estabilización, que consistió en la bajada de los salarios de los trabajadores, el aumento de los impuestos, recortes en el gasto público… Mediante este paso lo que se intentó fue estabilizar la balanza comercial e intentar reducir la deuda que tenía el país. Una vez hecho esto, los tecnócratas iniciaron el segundo paso, los Planes de Desarrollo, que consistieron en la liberalización de la economía, tanto a nivel interior como exterior. Esto produjo un aumento de las exportaciones, ya que el bajo precio de los salarios permitía producir a menor coste, y por tanto vender a menor precio. Mediante estos planes, el régimen consiguió salir de la crisis, ayudado principalmente por el inicio del turismo en España.

3. Frente Popular

Tras la crisis de gobierno del bienio negro, a finales de 1935, Lerroux dimite y Alcalá Zamora decide convocar nuevas elecciones para febrero de 1936. Durante las elecciones se formaron dos bloques: el Bloque de Derechas y el Frente Popular. El Bloque de Derechas estaba formado por la CEDA y el Bloque Nacional (monárquicos y tradicionalistas), y además en ciertas provincias entró en el Bloque la Falange. Por otro lado, el Frente Popular estaba constituido por la Unión Republicana (constituida por antiguos radicales), Izquierda Republicana (el partido de Azaña, que pasó a ser el líder de este Frente, y los antiguos radical-socialistas), el Partido Comunista Español (PCE) y algunos anarquistas.

Las elecciones se saldaron con el triunfo del Frente Popular, que por diputados consiguió la mayoría, como resultado de una gran movilización del voto de las izquierdas, que seguramente incluyó a los militantes de la CNT.

Las Cortes nombraron presidente de la República a Manuel Azaña, sustituyendo a Alcalá Zamora, y presidente del gobierno a Casares Quiroga. Este nuevo gobierno aplicó el programa del Frente Popular que defendía:

  • Amnistía para los presos socialistas, catalanistas y anarquistas.
  • Reposición en sus puestos de todos los trabajadores y empleados públicos despedidos por causas políticas.
  • Continuación de la Reforma Agraria.
  • Seguimiento de la política keynesiana: protección de los pequeños productores y empresarios, reforma de los impuestos y tarifas industriales, estímulo a la producción y ampliación de las obras públicas.
  • Restauración de la legislación social de 1931 y 1933, aumento de salarios, amplio programa de viviendas sociales y extensión de la educación a todos los niveles.

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