España: Reformas Republicanas y el Estallido de la Guerra Civil
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El Bienio Reformista (1931-1933)
El Bienio Reformista (1931-1933) comenzó con la victoria de las izquierdas en las elecciones, con el PSOE como partido más votado. Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña lideró el Gobierno, impulsando varias reformas estructurales y realizaciones sociales, culturales y territoriales.
Reformas Clave del Bienio Reformista
- Reforma Religiosa: Se limitó el poder de la Iglesia, promoviendo la educación laica y expropiando propiedades religiosas, lo que desató violencia anticlerical.
- Reforma Agraria: Buscó redistribuir tierras, pero su ejecución fue lenta y generó oposición de los terratenientes.
- Educación y Cultura: Se aumentaron los sueldos de los maestros y se promovió la cultura con iniciativas como las Misiones Pedagógicas y La Barraca de Lorca.
- Reforma Militar: Se redujo el número de oficiales, lo que causó descontento en el Ejército.
- Política Territorial: Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en 1932, mientras que el del País Vasco se retrasó hasta 1936.
- Reforma Laboral: Se establecieron convenios colectivos, derecho a huelga y mejoras en la seguridad social.
Reacciones y Polarización
Sin embargo, la lentitud de las reformas generó protestas y conflictos violentos, como el de Casas Viejas, donde la brutal represión policial desgastó al gobierno de Azaña y provocó su dimisión en 1933.
Las reformas generaron una fuerte polarización: la Iglesia, el Ejército, los terratenientes y las clases medias urbanas se opusieron, mientras que sectores obreros y campesinos se sintieron insatisfechos. La oposición conservadora se organizó en partidos como la CEDA, Falange Española y Renovación Española. En 1932, el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado, pero fracasó.
En 1933, las elecciones anticipadas marcaron el fin del Bienio Reformista y dieron paso al Bienio Conservador.
Hacia la Guerra Civil Española (1936-1939)
Tras el asesinato de Calvo Sotelo, un grupo de militares se sublevó contra la República el 17 de julio de 1936 en Melilla y el 18 en la península, iniciando la Guerra Civil Española.
El Bando Nacional
En el bando nacional, la dirección pasó a Franco, quien fue nombrado Jefe del Estado. Contó con financiación externa y evitó colectivizaciones económicas, lo que le dio mayor estabilidad. En 1937, unificó las fuerzas políticas en Falange Española Tradicionalista y de las JONS. En 1938 formó su primer gobierno y derogó la legislación republicana. En 1939, tras el golpe de Casado, los republicanos intentaron negociar la rendición, pero Franco exigió una rendición incondicional, finalizando la guerra el 1 de abril.
El Bando Republicano
El bando republicano sufrió fuertes divisiones entre socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas. Largo Caballero intentó unificar el esfuerzo bélico, pero en 1937 fue sustituido por Negrín, quien ilegalizó al POUM y propuso los Trece Puntos para negociar la paz. La economía republicana se resintió por la colectivización y la falta de planificación. En 1938, la crisis económica y el desplome de la peseta agravaron su situación, y en 1939 la República colapsó económicamente antes de su derrota.
Contexto Internacional
A nivel internacional, Franco recibió apoyo de la Alemania nazi, la Italia fascista y Portugal. Hitler envió la Legión Cóndor y Mussolini aportó 70.000 soldados, mientras Salazar permitió el libre tránsito por Portugal. La República recibió ayuda limitada de la URSS, que exigió el pago en oro, y de las Brigadas Internacionales, compuestas por voluntarios antifascistas. Las democracias occidentales, temiendo un conflicto mayor, promovieron la No Intervención. Empresas privadas, como Texas Oil Company, suministraron recursos a los sublevados.