España en el Primer Tercio del Siglo XX: Neutralidad, Crisis y Conflictos (1914-1923)

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España en el Primer Tercio del Siglo XX: Neutralidad, Crisis y Conflictos

El primer tercio del siglo XX fue un periodo de profundas transformaciones y desafíos para España, marcado por la neutralidad en la Gran Guerra, una serie de crisis internas y la persistente cuestión marroquí.

La Neutralidad Española durante la Primera Guerra Mundial y sus Consecuencias

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Eduardo Dato proclamó la neutralidad de España. Esta decisión, aunque mantuvo al país al margen del conflicto bélico, generó una profunda división en la opinión pública entre los aliadófilos y los germanófilos. La neutralidad, sin embargo, permitió a España aumentar significativamente sus exportaciones, lo que se tradujo en un notable enriquecimiento para los empresarios. Lamentablemente, este auge económico no se vio reflejado en la mejora de las condiciones de vida de la población, lo que provocó un aumento de las protestas populares, organizadas principalmente por la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

La Crisis de 1917: Militar, Parlamentaria y Social

La Crisis de 1917 fue un punto de inflexión, manifestándose en tres frentes principales:

  • Crisis Militar: Se originó por el descontento de los oficiales “peninsulares” ante los ascensos de los “africanistas”, lo que concluyó con la creación de las Juntas de Defensa. Parte del ejército, junto a nacionalistas, republicanos y algunos socialistas, demandaba la convocatoria de una asamblea constituyente.
  • Crisis Parlamentaria: El cierre de las Cortes exacerbó la situación. Los partidos de la oposición, reunidos en Barcelona, exigieron un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.
  • Crisis Social: Culminó con la huelga general de 1917, convocada por UGT y CNT. Esta huelga tuvo un seguimiento masivo en las ciudades y se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos.

Finalmente, tras la reunión de los asambleístas en Madrid, Alfonso XIII permitió su acceso al gobierno. Sin embargo, estos fueron incapaces de ofrecer soluciones efectivas, demostrando la incapacidad del sistema para reformarse. La continua crisis fue empeorando y provocó un recrudecimiento del enfrentamiento entre campesinos y patronos, destacando una “guerra abierta” en Barcelona, referida al pistolerismo.

El Trienio Bolchevique y la Agitación Social (1918-1920)

El periodo comprendido entre 1917 y 1923 estuvo marcado por una constante inestabilidad política, que dio lugar a gobiernos cada vez más inestables e ineficaces. Tras la Primera Guerra Mundial, se produjo un fuerte auge del sindicalismo que, sumado al triunfo bolchevique en Rusia, incrementó el ánimo de las organizaciones obreras. En este contexto, se consiguió la jornada laboral de ocho horas y se creó el Ministerio de Trabajo.

En Andalucía, entre 1918 y 1920, se produjo una gran agitación en el campo que dio lugar al conocido “Trienio Bolchevique”. Este movimiento, impulsado por la miseria de los jornaleros, la carestía de la vida y la influencia de la Revolución Rusa, fue dirigido por UGT y CNT. Durante este periodo, se ocuparon campos, se repartieron tierras y se tomaron ayuntamientos. No obstante, el Trienio Bolchevique terminó en 1920 con una dura represión.

La Intervención en Marruecos y el Desastre de Annual

En la Cuestión de Marruecos, España, ya sin su imperio colonial de ultramar, intentó participar en el reparto de África. Tras la Conferencia de Algeciras, se le concedió el norte del territorio marroquí como protectorado. Sin embargo, la población rifeña, que anhelaba su independencia, mostró una gran hostilidad hacia los españoles. El general Silvestre lideró un ataque que resultó en un desastre militar sin precedentes: el Desastre de Annual. Este trágico evento provocó una fuerte conmoción en España. Desde el parlamento, se exigieron responsabilidades y se abrió el famoso Expediente Picasso para investigar lo sucedido.

Hacia el Golpe de Estado de Primo de Rivera

La inestabilidad política y social, sumada a las repercusiones del Desastre de Annual, crearon un clima propicio para el cambio. En 1923, el general Primo de Rivera proclamó el estado de guerra, lo que finalmente desencadenó un golpe de Estado. Este acto anuló la Constitución y abrió un abismo entre la monarquía y la clase política, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia de España.

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