España ante la Gran Guerra y la Crisis de 1917: Neutralidad, Agitación Social y Desafíos Políticos
Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 4,15 KB
El Impacto de la Gran Guerra en España
En el verano de 1914, con el conservador Eduardo Dato al frente del gobierno, se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial. Dato declaró de inmediato la neutralidad española, manteniendo al país fuera del conflicto.
La Primera Guerra Mundial permitió a España exportar productos industriales y agrarios, de los que los países combatientes tenían una enorme necesidad y por los cuales estaban dispuestos a pagar altos precios. Al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios interiores experimentaron alzas desorbitadas. Se encarecieron notablemente los productos básicos, y las organizaciones obreras encabezaron una protesta que desembocó en el movimiento huelguístico del verano de 1917.
La Crisis Española de 1917: Un Triple Desafío al Sistema
En febrero de 1917 había caído el zarismo en Rusia y en octubre de ese mismo año se producía la Revolución Bolchevique. En este contexto revolucionario internacional, en España se desencadenó una protesta generalizada de carácter antigubernamental, que se manifestó en tres vertientes principales:
La Protesta Militar: Las Juntas de Defensa
El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales en relación con el de soldados, ya que los ascensos se obtenían por méritos de guerra. Ante el descontento, los oficiales crearon las Juntas de Defensa, donde reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El manifiesto de junio de 1917, emitido por estas juntas, culpaba al gobierno de los males del ejército y del país.
La Crisis Política: El Bloqueo Institucional y la Asamblea de Parlamentarios
La crisis política se agudizó. El gobierno conservador de Eduardo Dato había sido sustituido previamente por un gabinete liberal presidido por el conde de Romanones, quien continuó con la práctica de corrupción política y decidió cerrar las Cortes. En abril de 1917, Dato volvió a asumir la jefatura del gobierno y reclamó la reapertura de las Cortes. No obstante, el gobierno se negó a ello, declaró el Estado de excepción y aumentó la censura de prensa.
Como reacción, se organizó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes que exigió la formación de un gobierno provisional que convocase Cortes con el objetivo de reformar la constitución. Desde esta Asamblea se convocó a una reunión de todos los diputados y senadores españoles. El gobierno prohibió la convocatoria, pero esta acabó celebrándose en Barcelona, aunque fue disuelta finalmente por la Guardia Civil.
El movimiento parlamentario no tuvo continuidad y desapareció sin haber conseguido la anhelada reforma constitucional del sistema.
La Huelga General Revolucionaria: El Descontento Obrero
La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Unión General de Trabajadores (UGT) acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a intervenir para contener los precios, bajo la amenaza de convocar una huelga general.
La tensión estalló en agosto de 1917, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia. La UGT, con el apoyo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), decidió llamar a la huelga general.
La huelga tuvo una incidencia muy desigual, ya que apenas contó con la participación de los sectores campesinos. La reacción del gobierno fue eminentemente represiva: se declaró la Ley Marcial y se envió al ejército para sofocar el movimiento.