España en Crisis: De la Restauración a la Dictadura de Primo de Rivera (1917-1923)
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La Crisis de 1917
En 1914, el Gobierno declaró a España neutral en la Primera Guerra Mundial. El conflicto tuvo un gran impacto en la sociedad española. Desde el punto de vista económico, la guerra supuso un incremento del desarrollo industrial y productivo de la economía española. Provocó un aumento de los precios de productos que escaseaban como resultado de las masivas exportaciones. El descenso del poder adquisitivo acentuó el malestar social y político.
En 1917, se produjo la crisis más profunda del sistema político de la Restauración, resultado de la confluencia de tres tipos de conflictos: el militar, el político y el social.
La Crisis Militar: Las Juntas de Defensa
El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales con relación al de soldados. El fuerte descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en la formación de las Juntas de Defensa, una asociación de militares nacida en Barcelona y que se extendió por la mayoría de las guarniciones peninsulares.
La Crisis Política: La Asamblea de Parlamentarios
El gobierno de Dato suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes e impuso la censura de prensa. Como reacción, se organizó en Barcelona la Asamblea de Parlamentarios que exigió la formación de un gobierno provisional que convocase unas cortes constituyentes capaces de reestructurar el Estado sobre la base de la descentralización. El Gobierno prohibió la reunión, pero acabó teniendo lugar y fue disuelta finalmente por la Guardia Civil.
La Crisis Social: La Huelga Revolucionaria
La Gran Guerra europea generó un grave problema de abastecimiento que afectó duramente a las clases populares. El malestar social se tradujo en protestas y manifestaciones. En 1917 se agravaron las tensiones. La UGT y el PSOE convocaron una huelga general en toda España para el 18 de agosto. La huelga contó con la colaboración de los republicanos y de la CNT y tuvo una incidencia desigual. La huelga fracasó por la dura represión del Gobierno. Los obreros volvieron al trabajo.
La Quiebra de la Alternancia y de la Monarquía Constitucional
A partir de 1917, la inestabilidad política y social fue una constante de la vida española, manifestándose en:
- La debilidad de los gobiernos: Fragmentados los partidos dinásticos, la formación de los gobiernos fue una tarea difícil. Rota la alternancia, el rey recurrió a la formación de gabinetes de concentración compuestos por distintas personalidades y con representación de varios grupos políticos.
- El aumento de la conflictividad social: las organizaciones sindicales ampliaban el número de sus afiliados.
- Aumento de la propaganda y de las actividades republicanas.
- Incremento de la actividad de los movimientos regionalistas y nacionalistas.
La Oposición Republicana
Los partidos de la oposición pretendieron mobilizar a la opinión pública para desbancar definitivamente a los partidos de la alternancia. Durante el reinado de Alfonso XIII, el republicanismo constituyó una importante minoría política. La necesidad de hacer una oposición más fuerte a la monarquía hizo que distintos grupos republicanos formasen la llamada Conjunción Republicano-Socialista. Esta alianza permitió la elección como diputado del socialista Pablo Iglesias en 1910. En muchas zonas se desarrollaron organizaciones autónomas.
La Cuestión Marroquí y el Desastre de Annual
En 1912 el Gobierno español estableció el protectorado sobre su zona de influencia en el norte de Marruecos. Para mantener el protectorado era preciso ocuparlo y pacificarlo. En la zona del Rif, las tropas españolas avanzaban con dificultad ante la resistencia de la población. Los gastos se incrementaron y el ejército creó cuerpos específicos para la lucha en Marruecos: la Legión y los Regulares.
El general Silvestre inició una campaña con el objetivo de extender el control español alrededor de Melilla. La reacción de los rifeños fue atacar por sorpresa el puesto español de Annual provocando una gran desbandada entre las tropas españolas.
El desastre de Annual, con sus enormes pérdidas en hombres, acentuó la impopularidad de la guerra y del ejército, y se difundió la sospecha y acusación de que detrás de la acción del general Silvestre estaba la intervención de Alfonso XIII, lo que incrementó la oposición a la Monarquía. Ante la permanente inestabilidad, el régimen tenía únicamente dos posibilidades para sobrevivir: democratizarse o imponer una solución de fuerza. La incapacidad del régimen para transformarse favoreció en 1923 la imposición de una dictadura militar.
La Dictadura de Primo de Rivera
El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, contando con el apoyo de diversas personalidades políticas y militares, dio un golpe de Estado en Barcelona. Entre las razones que lo llevaron a protagonizar esa acción destacaban:
- Los repetidos fracasos en las campañas de Marruecos.
- Los ataques velados al rey por considerarlo responsable del desastre de Annual.
- La radicalización de las manifestaciones catalanistas, sentidas como una amenaza a la unidad del Estado.
- El auge del terrorismo que causó un número elevado de muertes.
- El miedo a la subversión social y política del sistema vigente.
- La inestabilidad e incapacidad de los gobiernos para controlar la situación.
El Gobierno intentó conseguir del rey la destitución de los generales sublevados y la convocatoria de Cortes. El día 14, Alfonso XIII llamó a Primo de Rivera para que asumiese el poder; la Corona unía sus destinos a la dictadura. El golpe de Estado contó con una amplia aceptación popular. Los apoyos a la Dictadura vinieron de la mano de las fuerzas políticas conservadoras y los terratenientes. La UGT y el PSOE mantuvieron hasta 1929 una posición de no enfrentamiento e incluso de acercamiento; por el contrario, el Partido Comunista y la CNT mantuvieron una oposición abierta a la Dictadura. Primo de Rivera se presentó como el regenerador y el cirujano de hierro que el país necesitaba para salir del atraso.