España Contemporánea: Del Franquismo a la Democracia y sus Transformaciones
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El Régimen Franquista (1939-1975)
Características Fundamentales y Apoyos del Régimen
El régimen franquista (1939-1975) fue una dictadura militar encabezada por Francisco Franco, quien concentró todos los poderes del Estado y defendió valores antidemocráticos, anticomunistas, centralistas y nacionalcatólicos, plasmados en las Siete Leyes Fundamentales. Sus principales apoyos fueron el Ejército, la Iglesia (especialmente en los primeros años) y las élites conservadoras, mientras que el resto de la sociedad adoptó una postura pasiva.
Evolución Interna: Facciones Políticas y Primeras Reformas
Aunque el régimen fue de partido único, en su seno coexistieron diversas "familias" políticas (falangistas, carlistas, monárquicos y tecnócratas), que Franco equilibraba para mantener su autoridad. La apertura internacional, el desarrollo económico y los cambios sociales de los años 60 impulsaron reformas que intentaban modernizar la imagen del régimen sin alterar su naturaleza dictatorial.
La Etapa de los Tecnócratas y las Reformas Legislativas
La llegada de los tecnócratas, especialmente ligados al Opus Dei, marcó una nueva etapa con figuras como Carrero Blanco, López Rodó y Manuel Fraga. Su objetivo fue consolidar el franquismo mediante el crecimiento económico y tímidas reformas legislativas: creación del Tribunal de Orden Público (1963), extensión de la Seguridad Social (1967), flexibilización de la censura con la Ley de Prensa (1966) y la Ley de Libertad Religiosa (1967).
Institucionalización del Régimen y Designación del Sucesor
La Ley Orgánica del Estado (1967) institucionalizó el régimen y separó formalmente las funciones de Jefe del Estado y Presidente del Gobierno. En 1969, Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, en un intento de garantizar la continuidad del sistema.
Tensiones Internas y Endurecimiento de la Represión
No obstante, las tensiones internas entre inmovilistas y aperturistas crecieron, agravadas por escándalos como el caso Matesa. El endurecimiento de la represión, con episodios como el Estado de excepción y los Sucesos de Burgos, fortaleció a los sectores más inmovilistas liderados por Carrero Blanco, quien fue nombrado presidente en 1973.
El Gobierno de Arias Navarro y la Crisis Final del Franquismo
Sin embargo, su asesinato por ETA desató una profunda crisis en el régimen. En 1974, Carlos Arias Navarro asumió el gobierno con tímidas propuestas de apertura (el "espíritu del 12 de febrero"), pero la oposición de los sectores más conservadores y el agravamiento de la enfermedad de Franco paralizaron cualquier reforma. Simultáneamente, creció la conflictividad social y política, con la aparición de la Junta Democrática (PCE) y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE). La crisis final se aceleró con la Marcha Verde y la pérdida del Sáhara en 1975. La muerte de Franco el 20 de noviembre de ese año puso fin a una dictadura que, a pesar de sus esfuerzos por perpetuarse, no logró evitar el colapso.
La Economía Española Durante el Franquismo
Durante el franquismo, la economía española pasó por dos grandes etapas: la autarquía (1939-1959) y el desarrollismo (1959-1975).
La Autarquía (1939-1959): Aislamiento y Estancamiento
La autarquía, impulsada tras la Guerra Civil, se basó en la autosuficiencia económica mediante una fuerte intervención estatal. La destrucción provocada por la guerra, el aislamiento internacional y la falta de recursos internos provocaron un profundo estancamiento económico, con escasez de productos básicos, racionamiento, mercado negro (estraperlo) y graves carencias energéticas. El Estado creó organismos como el INI (Instituto Nacional de Industria) para impulsar sectores estratégicos (siderurgia, energía, automoción), pero la falta de materias primas y tecnología condenó a la autarquía al fracaso.
Hacia la Apertura: El Fin del Aislamiento Internacional
A partir de 1950, en el contexto de la Guerra Fría, España fue saliendo de su aislamiento internacional gracias a acuerdos con Estados Unidos (1953) y su ingreso en la ONU (1955), aunque su régimen dictatorial impidió su entrada en la CEE.
El Desarrollismo (1959-1975): El Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo
El giro económico definitivo llegó en 1959 con el Plan de Estabilización, impulsado por los tecnócratas del Opus Dei. Este plan buscaba estabilizar la economía reduciendo la inflación y el déficit público, liberalizar el comercio interior y exterior, y abrir España a las inversiones extranjeras. Como resultado, España recibió créditos internacionales que evitaron la quiebra del Estado y sentaron las bases para su posterior crecimiento.
Crecimiento Industrial y Transformación Sectorial
Durante los años 60, se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo Económico y Social dirigidos por Laureano López Rodó. Aunque no eliminaron los desequilibrios regionales, facilitaron infraestructuras y materias primas que estimularon la industria privada. Entre 1960 y 1973, España experimentó un notable crecimiento industrial, con un aumento de la producción de hasta un 10% anual. Factores como la baja salarial, la inversión extranjera, la importación de tecnología y la mejora de la productividad impulsaron sectores como la siderurgia, la energía, la automoción y la química.
Transformaciones en el Campo y el Sector Terciario
En el campo, la mecanización y la concentración parcelaria transformaron la agricultura, mientras que el éxodo rural favoreció el crecimiento urbano e industrial. Por otro lado, el sector terciario también creció rápidamente, gracias al "boom" turístico, el desarrollo de la banca y los servicios.
Balance del Desarrollismo
Aunque la balanza comercial continuó siendo deficitaria, los ingresos por turismo, inversiones extranjeras y remesas de emigrantes permitieron mantener el equilibrio de pagos. Así, el paso de la autarquía al desarrollismo transformó profundamente la economía española, aunque los beneficios de este crecimiento no se distribuyeron de manera equitativa en la sociedad.
La España Democrática: Gobiernos y Desafíos Post-Transición
El Gobierno de José María Aznar (PP, 1996-2004)
Primer Mandato (1996-2000): Pactos y Enfoque Económico
José María Aznar accedió al poder en 1996 tras unas elecciones muy reñidas contra el PSOE. Al no obtener mayoría absoluta, tuvo que pactar con formaciones nacionalistas como CIU, PNV y Coalición Canaria, lo que llevó a una orientación centrista de su política. El gobierno centró sus esfuerzos en la recuperación económica, tras la crisis de 1992, con altos niveles de inflación, déficit público y desempleo. Gracias a políticas de privatización de empresas públicas, control del déficit y diálogo social, España logró cumplir los requisitos para integrarse en el euro en 2002.
En cuanto al terrorismo, la liberación de Ortega Lara y el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997 provocaron un fuerte rechazo social a ETA, impulsando el "espíritu de Ermua". Sin embargo, la política vasca se polarizó con el Pacto de Lizarra, que alejaba a los nacionalistas moderados de los constitucionalistas.
Segundo Mandato (2000-2004): Mayoría Absoluta, Leyes y Controversias
En 2000, Aznar logró la mayoría absoluta, lo que le permitió gobernar con mayor libertad. Promovió leyes como la de Extranjería, la Ley Orgánica de Universidades, la Ley de Calidad de la Enseñanza (LOCE) y la Ley de Partidos, que permitía ilegalizar formaciones vinculadas al terrorismo. También se abolió el servicio militar obligatorio en 2001, profesionalizando el ejército.
No obstante, su gobierno enfrentó polémicas como el Plan Hidrológico Nacional y el desastre ecológico del "Prestige" en 2002, además de una huelga general por la reforma del subsidio de paro.
Política Exterior y el Impacto del 11-M
En política exterior, Aznar alineó a España con Estados Unidos apoyando la guerra de Irak, pese al rechazo masivo de la ciudadanía. La legislatura terminó en un clima de tensión tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que causaron 192 muertos. Inicialmente el gobierno atribuyó los atentados a ETA, pero luego se descubrió su autoría islamista, lo que generó desconfianza y contribuyó a la derrota electoral del PP.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE, 2004-2011)
Primer Mandato (2004-2008): Reformas Sociales y Giro en Política Exterior
Zapatero ganó sorpresivamente las elecciones de 2004, marcadas por el impacto emocional de los atentados del 11-M. El nuevo gobierno se caracterizó por un clima de enfrentamiento político constante con el PP. La primera gran medida de Zapatero fue retirar las tropas de Irak, marcando un giro hacia una política exterior más alineada con Europa. También impulsó importantes reformas sociales: aprobó el matrimonio igualitario (2005), la Ley de Igualdad (2007), la Ley de Dependencia, la Ley contra la Violencia de Género y la Ley de Memoria Histórica. Además, instauró el carné de conducir por puntos y la primera ley antitabaco. En política territorial, promovió la reforma de estatutos de autonomía como el de Cataluña, aumentando las competencias autonómicas. Durante su primer mandato, la economía crecía, con bajos niveles de paro y aumento del salario mínimo.
Segundo Mandato (2008-2011): Crisis Económica y Descontento Social
En 2008, Zapatero fue reelegido, pero ese mismo año estalló una crisis económica mundial que afectó gravemente a España. El estallido de la burbuja inmobiliaria disparó el desempleo y obligó al gobierno a adoptar medidas impopulares como ajustes fiscales y la reforma del sistema de pensiones, elevando la edad de jubilación a 67 años. El descontento social se plasmó en el Movimiento 15-M en 2011, donde miles de ciudadanos reclamaron una democracia más participativa, criticaron el bipartidismo y rechazaron las políticas de austeridad. Paralelamente, en octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de la violencia. Finalmente, en las elecciones generales de noviembre de 2011, el PSOE sufrió una dura derrota, y el Partido Popular de Mariano Rajoy volvió al poder con una amplia mayoría absoluta.
Sociedad y Cultura: Transformaciones Bajo el Franquismo y Hacia la Democracia
Impacto Inmediato de la Guerra Civil y la Primera Etapa del Franquismo (1939-1959)
Tras la Guerra Civil, España sufrió una grave crisis demográfica y económica. La pérdida de población activa, el exilio de trabajadores cualificados y la represión provocaron un retroceso general. La producción agrícola e industrial cayó por debajo de los niveles de 1935, y las infraestructuras estaban gravemente deterioradas. Sin embargo, el lento proceso de recuperación tras 1939 se debió también a la política económica autárquica impuesta por el régimen franquista.
Durante la primera etapa del franquismo (1939-1959), el país vivió un fuerte atraso. La economía estaba estancada, predominaba la pobreza y se produjo una fuerte ruralización. El hambre y la miseria golpearon tanto a campesinos como a obreros, y las clases medias se empobrecieron. Mientras tanto, las élites franquistas se enriquecían gracias a la corrupción. El régimen implantó un rígido control social, cultural y religioso, apoyado por la Iglesia Católica, que dominaba la educación, la moral pública y muchas instituciones. La enseñanza se convirtió en un instrumento de adoctrinamiento, y se promovieron valores tradicionales a través de organizaciones como el Frente de Juventudes y la Sección Femenina.
La Segunda Etapa del Franquismo (1959-1975): Desarrollo y Cambios Sociales
A partir de 1959 comenzó la segunda etapa del franquismo (1959-1975), marcada por un gran desarrollo económico. España experimentó un crecimiento industrial y urbano gracias a la apertura al exterior y a la influencia del auge económico europeo. Aumentó la población y se modernizó la estructura social: surgieron nuevas clases medias, profesionales urbanos y un nuevo proletariado industrial, que protagonizó un movimiento obrero antifranquista. También se produjo un éxodo rural hacia las ciudades y al extranjero, lo que generó desequilibrios territoriales.
Transformaciones Culturales y Educativas
Los cambios económicos vinieron acompañados de transformaciones sociales y culturales. La Ley General de Educación de 1970 amplió la escolarización y redujo el analfabetismo. Se incrementó el acceso a la universidad y comenzó una tímida incorporación de la mujer al mundo laboral. Aparecieron nuevos hábitos de consumo y formas de vida modernas, y aunque el régimen seguía censurando, se difundieron ideas culturales del exterior. La práctica religiosa disminuyó y parte del clero se distanció del régimen tras el Concilio Vaticano II.
Conclusión: El Legado Social del Franquismo
En conclusión, durante el franquismo España pasó de ser un país rural y atrasado a una sociedad industrializada y parcialmente modernizada. Este cambio no fue mérito del régimen, sino resultado del contexto internacional. El franquismo, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, fue perdiendo apoyo social, especialmente entre las nuevas generaciones, lo que debilitó su legitimidad y abrió el camino hacia la democracia.
La Oposición al Régimen Franquista
Primeras Formas de Resistencia (Década de 1940)
Durante la dictadura de Franco surgieron diversas formas de oposición, aunque con escasa efectividad en sus primeros años. En la década de 1940, el maquis —guerrillas formadas por antiguos combatientes republicanos— intentó organizar una resistencia armada desde zonas rurales y montañosas, pero careció de apoyo social y fue rápidamente reprimido. Paralelamente, se produjeron huelgas obreras en ciudades como Barcelona, Madrid y Vizcaya, motivadas más por el hambre y la precariedad que por razones ideológicas, y también duramente castigadas. En el exterior, se formó un gobierno republicano en el exilio sin fuerza real ni respaldo internacional. Incluso la propuesta monárquica de Don Juan de Borbón fracasó, ya que terminó pactando con el régimen y facilitando la formación franquista de su hijo Juan Carlos.
La Oposición en los Años Cincuenta: Reconfiguración
En los años cincuenta, la oposición sufrió un fuerte retroceso debido al reforzamiento del franquismo en el plano internacional, especialmente tras los acuerdos con EE. UU. en 1953. Mientras los anarquistas perdían protagonismo, el Partido Comunista, liderado por Santiago Carrillo, se convirtió en el principal actor del antifranquismo.
Reorganización y Crecimiento de la Oposición en los Años Sesenta
En los años sesenta, la oposición comenzó a reorganizarse. Un hito fue el encuentro de Múnich (1962), donde coincidieron representantes de diferentes ideologías contrarias al régimen, aunque sin participación comunista. Dentro de España, los comunistas ganaban influencia infiltrándose en sindicatos clandestinos y sumando apoyos entre intelectuales y universitarios.
Intensificación de la Oposición en los Últimos Años del Franquismo
Durante los últimos años del franquismo, la oposición se intensificó. Estudiantes universitarios, sindicatos ilegales y sectores católicos progresistas encabezaron una oleada de protestas. La represión ya no frenaba la movilización: las huelgas se multiplicaron desde 1970, paralizando sectores clave como el metalúrgico, textil, químico o de la construcción, con epicentros en grandes ciudades industriales. A esto se sumó el distanciamiento de la Iglesia, especialmente por parte del clero joven, que adoptó posturas democráticas.
El Asesinato de Carrero Blanco y la Agudización de la Crisis
El asesinato de Carrero Blanco en 1973 por ETA marcó un punto de inflexión. Su sucesor, Carlos Arias Navarro, no supo manejar la creciente crisis: la salud de Franco empeoraba, aumentaban los conflictos laborales, el terrorismo, las tensiones con Marruecos y el Vaticano, y la presión de una oposición cada vez más organizada. Todo ello anunciaba el final inminente de la dictadura.
La Transición Española a la Democracia (1975-1982)
El Inicio del Proceso: Juan Carlos I y Adolfo Suárez
La Transición Española fue el proceso que permitió el paso pacífico de la dictadura franquista a una democracia parlamentaria entre 1975 y 1982, utilizando la legalidad del régimen anterior y evitando una ruptura radical. Fue posible gracias al consenso entre sectores reformistas del franquismo y la oposición democrática, a pesar de la resistencia del franquismo inmovilista y la extrema izquierda. Un papel clave lo desempeñó el rey Juan Carlos I, quien, al ser coronado tras la muerte de Franco, impulsó el proceso de democratización.
Pasos Clave Hacia la Democracia: Reforma Política y Elecciones
En un contexto de tensión política y crisis económica, Adolfo Suárez, nombrado presidente en 1976, lideró la reforma desde dentro del sistema. Su principal logro fue la aprobación de la Ley para la Reforma Política, que abrió la puerta a elecciones democráticas. Para legitimar este paso, se celebró un referéndum en diciembre de 1976, con un rotundo apoyo ciudadano. Otro paso decisivo fue la legalización del Partido Comunista (PCE) en 1977, a pesar de la oposición del ejército.
La Constitución de 1978 y la Consolidación Democrática
En las elecciones de junio de 1977, triunfó la UCD de Suárez, seguida del PSOE. Esta etapa concluyó con la aprobación de la Constitución de 1978, fruto del consenso entre las principales fuerzas políticas. Estableció un sistema democrático, social y de derecho, reconoció la monarquía parlamentaria, amplios derechos y libertades, y la creación del Estado de las Autonomías.
Desafíos y Amenazas al Nuevo Sistema
Pese a este avance, el nuevo sistema se enfrentó a graves amenazas como la crisis económica, el terrorismo de ETA y la extrema derecha. La creciente inestabilidad llevó a la dimisión de Suárez en 1981. Poco después, se produjo el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, que fracasó gracias a la intervención del rey. Finalmente, en 1982, el PSOE ganó las elecciones con mayoría absoluta, consolidando así el sistema democrático iniciado siete años antes.
Los Gobiernos Socialistas de Felipe González (PSOE, 1982-1996)
Llegada al Poder y Programa de Reformas
Tras la crisis de la UCD, el PSOE ganó con mayoría absoluta las elecciones de 1982 y Felipe González se convirtió en presidente del Gobierno, cargo que ocupó durante cuatro legislaturas consecutivas. Su gobierno impulsó un ambicioso programa de reformas centrado en la modernización económica, la consolidación del Estado del bienestar y la plena integración en Europa.
Modernización Económica e Integración Europea
En el ámbito económico, se emprendió una reconversión industrial para modernizar el aparato productivo, aunque esto provocó paro y protestas sindicales. Estas medidas fueron necesarias para poder ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE), lo cual se logró en 1986. A partir de ese año, España vivió un crecimiento económico que permitió fortalecer el Estado del bienestar mediante reformas como la universalización de la sanidad y la mejora del sistema de pensiones. Para financiar estos avances se aplicó una reforma fiscal.
Avances Sociales y Consolidación del Estado del Bienestar
En lo social, se aprobaron leyes como la despenalización parcial del aborto, la reforma universitaria y la ampliación de la educación obligatoria hasta los 16 años con la LOGSE.
Política Exterior, Grandes Eventos y Desafíos de Seguridad
En política exterior, España se integró plenamente en la CEE y en la OTAN, cambiando el PSOE su postura inicial respecto a esta última. El Estado de las Autonomías se consolidó y se impulsaron grandes infraestructuras gracias a los fondos europeos, como el AVE Madrid-Sevilla, coincidiendo con los grandes eventos de 1992: la Expo de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona y Madrid como capital cultural europea. En seguridad, se reformó el ejército para evitar nuevos intentos golpistas y se firmó el Pacto de Ajuria Enea para combatir el terrorismo de ETA, aunque el gobierno fue implicado en la llamada “guerra sucia” mediante los GAL, responsables de asesinatos ilegales.
Desgaste del Gobierno y Fin de Ciclo
Hacia los años 90, el PSOE comenzó a sufrir desgaste: surgieron divisiones internas, estallaron escándalos de corrupción como los casos Filesa, Roldán o Ibercorp, y la economía entró en recesión, aumentando el desempleo. Todo ello, sumado al debilitamiento del liderazgo de González, llevó a la derrota socialista en las elecciones de 1996, que ganó el Partido Popular de José María Aznar.