España bajo Carlos IV: Crisis, Intriga y el Camino a la Guerra de la Independencia

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Reinado de Carlos IV y la Conjura del Escorial

A finales del siglo XVIII, España era un país predominantemente rural. Su economía se basaba en el sector primario, con Madrid y Barcelona como ciudades más pobladas, mientras que la mayoría de las capitales no superaban los 20,000 habitantes. España se asemejaba a una vasta aldea de campesinos con una cultura poco desarrollada.

Despoblación y Monarquía

Durante la época de los Austrias, la población comenzó a desplazarse a ciudades cercanas a los pueblos, lo que provocó el vaciamiento de Castilla y León, un fenómeno conocido como la "descastellanización de España". La monarquía, aunque autoritaria, no era excesiva; las leyes estaban, en teoría, por encima de los reyes.

La monarquía de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII se desenvolvía dentro de un sistema de fueros complejo y difícil de entender para muchos europeos. A pesar de sus irregularidades, este sistema funcionaba. En el ámbito económico, el decreto de libre comercio con América de 1778 permitió el tráfico de café, tabaco y azúcar. Algunos autores hablan de un "pacto colonial" en el que América suministraba materias primas y España, productos manufacturados.

Crisis Económica y Sucesión

A finales del siglo XVIII, el estado español, al igual que muchos países europeos, era incapaz de hacer frente a sus deudas. Para solventar esta situación, se empezaron a emitir pagarés, surgiendo así la figura de los "rentistas". Esta medida, aunque paliativa, generó inflación y dejó a la economía vulnerable a cualquier conflicto.

Tras la muerte de Carlos III el 14 de diciembre de 1788, le sucedió Carlos IV. Se convocaron Cortes en marzo de 1789 para establecer al sucesor, Fernando VII, y abordar temas como la abolición de los mayorazgos y la ley sálica. La ley sálica, un autoacordado de Felipe V que prohibía a las mujeres gobernar, fue abandonada, volviendo a la legislación de las Partidas que sí permitía el reinado femenino. Este cambio, aunque aprobado por unanimidad, no fue ratificado por Carlos IV, generando una anomalía jurídica que sería utilizada por el hermano de Fernando VII para reclamar el trono, dando origen a las guerras carlistas.

Hitos del Reinado de Carlos IV

  • Desastre de Trafalgar (1805): La flota hispano-francesa fue destrozada, marcando el fin de España como potencia marítima y su subordinación a Napoleón.
  • Conjura del Escorial: Primera evidencia de oposición organizada contra el valido, Manuel Godoy. Los planes de los conspiradores, liderados por el príncipe Fernando, fueron descubiertos al encontrarse documentos comprometedores en su habitación del Escorial. Fernando VII delató a sus cómplices y solicitó perdón en una carta considerada cobarde.
  • Tratado de Fontainebleau: Se acordó la invasión hispano-francesa de Portugal, con el reparto del territorio entre los reyes de Etruria (parientes de Carlos IV), el propio Carlos IV (que tomaría el título de emperador) y Manuel Godoy (que sería príncipe del Algarve). Napoleón, con astucia, no reveló sus intenciones de anexionarse parte de Portugal hasta el momento oportuno.

Ocupación Francesa y Crisis Dinástica

La ocupación de Portugal se llevó a cabo sin dificultad, con Junot entrando en Lisboa el 17 de octubre con 40,000 hombres y provocando la huida de la familia real portuguesa a Brasil. Sin embargo, las tropas francesas no se retiraron, sino que aumentaron su presencia hasta alcanzar los 130,000 efectivos. Ante esta situación, Godoy alertó a la corte e intentó trasladarla a Aranjuez para huir a Andalucía y luego a América.

El 17 de marzo de 1808 estalló el Motín de Aranjuez. Fernando VII se rebeló contra su padre, y la presión popular obligó a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo. La situación estuvo al borde de la guerra civil, con un ejército dividido entre leales a Carlos IV y partidarios de Fernando VII. Carlos IV declaró nula su abdicación, alegando haber sido forzado, y decidió someter la cuestión al arbitraje de Napoleón Bonaparte.

Abdicaciones de Bayona y la Carta Otorgada

La reunión con Napoleón, inicialmente prevista en Burgos, se trasladó a Bayona. Ante la posibilidad de que los reyes abandonaran España, se decidió convocar una junta para ratificar el cambio dinástico. A Bayona acudieron no solo los reyes y su séquito, sino también representantes de las Cortes. Napoleón instó a una representación institucional de 150 diputados, de los cuales solo 69 (nobles, clérigos y miembros del Estado llano) firmaron la Carta de Bayona.

La Carta de Bayona, aunque no reconocida por algunos como constitución, puede considerarse la primera constitución española de la edad contemporánea. Sus puntos principales incluyen:

  • Reconocimiento de la religión católica y proclamación del principio monárquico. El rey reina y gobierna, asesorado por un consejo de nueve ministros, un senado y un consejo de estado.
  • Establecimiento de una monarquía constitucional, no parlamentaria.
  • Las leyes debían ser aprobadas por el rey, y las Cortes, convocadas entre una y tres veces al año, podían ser disueltas por el monarca a su voluntad.
  • Independencia de la judicatura, aunque sin una clara separación de poderes (ejecutivo, judicial y legislativo).
  • Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y obligación de contribuir al sostenimiento del estado según sus posibilidades.
  • División del territorio en 38 prefecturas, antecedente de la división provincial posterior.

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