La España de los Años Cincuenta: Transición Económica y el Fin de la Autarquía
La España de los Años Cincuenta: Del Aislamiento a la Apertura Económica
Al comienzo de la década de 1950, la autarquía económica se reveló insostenible para España. En 1951, el ministro de Comercio, Arburúa, asumió la tarea de una revisión moderada del intervencionismo comercial. La supresión del racionamiento vino acompañada de un decreto que estableció la libertad de precios, comercio y circulación de los productos alimenticios, lo que supuso una normalización de la vida cotidiana.
Aunque los salarios seguían tasados, el aumento de la demanda industrial favoreció ingresos adicionales por horas extraordinarias, jornadas festivas trabajadas o vacaciones no disfrutadas. La ayuda económica estadounidense dejó una profunda huella en el sector industrial, que comenzó a disponer de las materias primas y suministros necesarios. A partir de 1950, se inició un período de crecimiento industrial intenso y regular, que no cesaría hasta 1974.
A pesar de este avance, España no había dejado de ser un país predominantemente agrario; la mayor parte de los españoles en 1950 trabajaban o vivían del producto de la tierra. Los artículos agropecuarios seguían siendo fundamentales en la exportación, destacando el aceite, los agrios y el vino, aunque cada vez con más duros competidores mediterráneos. La agricultura, sin embargo, estaba marcada por la escasez de iniciativas empresariales y por la ausencia de un cierto estilo financiero o capitalista en el sector.
El fin del aislamiento político del régimen y su acercamiento progresivo a los países occidentales contribuyeron a incrementar el flujo turístico tradicional, de tal forma que el medio millón de visitantes de 1950 se convirtió en más de seis millones en 1960.
Aspectos Económicos: La Transición Postguerra y el Fin de la Autarquía
Tras la Guerra Civil, se abrió un período de recesión económica que se prolongaría hasta mediados de los años cincuenta. Fue un tiempo de profundo estancamiento económico. La economía estuvo fuertemente protegida, el mercado apenas funcionó, y el Estado asumió un fuerte protagonismo en la producción, mientras un único sindicato agrupaba obligatoriamente a empresarios, técnicos y trabajadores.
Hasta la década de 1950, se practicó una política autárquica, coincidiendo con la etapa de la Segunda Guerra Mundial y el aislamiento internacional. A partir de los años cincuenta, comenzaría una cierta recuperación económica con la puesta en marcha del Plan de Estabilización (1959), que prepararía a la economía española para el desarrollo posterior en la década de 1960.
La Política Autárquica: Objetivos y Control Estatal
Con las medidas autárquicas, se pretendía alcanzar el mayor grado de autoabastecimiento y autosuficiencia. Para conseguirlo, se estableció una fuerte intervención del Estado en la economía. Las actividades productivas estuvieron controladas por el Gobierno, que mediante leyes, determinó la distribución, el consumo, los salarios, los precios, el comercio y la inversión.
Entre las medidas clave de esta política, destacan:
- Implantación de un sistema de racionamiento de los productos de consumo de primera necesidad para evitar el hambre. Este sistema duró hasta 1952.
- En 1941, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI). Su objetivo era impulsar la industrialización del país, creando un grupo de empresas públicas controladas por el Estado, como Ensidesa, Endesa, Iberia y Aviaco (principalmente energéticas y de transportes). Muchas de estas empresas estatales, superprotegidas, no pudieron competir eficazmente y resultó difícil exportar su producción. En ese mismo año, se creó RENFE y se nacionalizó toda la red ferroviaria española.
Consecuencias de la Política Autárquica
Esta política autárquica provocó:
- Déficit comercial, provocado por la nula competitividad de los productos nacionales.
- Descenso generalizado del nivel de vida, con bajos salarios y episodios de hambre.
- Aparición y proliferación del mercado negro o estraperlo.
- El descenso de la renta per cápita.
- El retroceso de la producción industrial, debido a la falta de materias primas, capitales y maquinaria, que solo podían conseguirse a través de la importación.
- Una elevada inflación, provocada por la excesiva emisión de moneda para financiar la deuda estatal.