España 1923-1939: Dictadura de Primo de Rivera, Segunda República y Guerra Civil
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La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y el Final del Reinado de Alfonso XIII
El Golpe de Estado y sus Causas
El general africanista Miguel Primo de Rivera llegó al poder tras un periodo de gran inestabilidad política, social y económica durante el reinado de Alfonso XIII. En septiembre de 1923 realizó un golpe de Estado que contó con la simpatía del Rey y la pasividad (o incluso apoyo) de muchos sectores. Las razones de este golpe fueron la profunda crisis del sistema de la Restauración, el descrédito de los partidos políticos tradicionales, el aumento de la conflictividad social, el auge de los nacionalismos periféricos y el impacto del Desastre de Annual (1921) en Marruecos. Primo de Rivera presentó el golpe con un carácter transitorio, prometiendo regenerar la política, restaurar el orden y retirarse. Por lo tanto, contó con amplios apoyos iniciales:
- Sectores empresariales (burguesía catalana, terratenientes).
- Bancos nacionales.
- La Iglesia Católica.
- El Ejército (especialmente los africanistas).
- Gran parte de la opinión pública, cansada de la inestabilidad.
El Directorio Militar (1923-1925)
Así, dio comienzo una primera etapa de Directorio Militar (1923-1925), en la que el gobierno estaba formado exclusivamente por militares. Se adoptaron medidas autoritarias:
- Suspensión de la Constitución de 1876.
- Proclamación del Estado de Guerra.
- Disolución de las Cortes.
- Implantación de la censura de prensa.
- Prohibición de la actividad de los partidos políticos y sindicatos obreros (excepto la UGT, que colaboró inicialmente).
- Reforma de la administración local y provincial con intención de eliminar el caciquismo (aunque con éxito limitado).
- En Marruecos, se planificó y ejecutó, junto con Francia, el Desembarco de Alhucemas (1925), que supuso una victoria decisiva y puso fin a la guerra, lo que aumentó enormemente el prestigio del dictador.
El Directorio Civil (1925-1930)
En su segunda etapa, el Directorio Civil (1925-1930), Primo de Rivera intentó institucionalizar el régimen y consolidar su poder, incorporando civiles al gobierno:
- Creó un partido único, la Unión Patriótica (1924), como base social del régimen.
- Convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927) para elaborar una nueva constitución, pero fracasó y se disolvió en 1929 debido a su inutilidad y falta de representatividad.
- Extendió la institución catalana del Somatén a toda España como milicia cívica para mantener el orden público.
- Disminuyó la conflictividad social inicial gracias a la represión y a una política paternalista.
- Realizó una nueva legislación laboral, creando un sistema corporativo inspirado en el fascismo italiano (Organización Corporativa Nacional) para regular las relaciones laborales.
- A nivel económico, aplicó una política intervencionista, fomentando las Obras Públicas (carreteras, pantanos, electrificación) y creando monopolios estatales (CAMPSA, Telefónica).
La Oposición y la Caída de la Dictadura
La dictadura comenzó a perder apoyos progresivamente:
- Oposición militar: En 1926 sucedió “La Sanjuanada”, un pronunciamiento militar fallido protagonizado por antiguos políticos liberales y militares descontentos.
- Oposición política: Se reorganizaron los partidos republicanos (Alianza Republicana, 1926), liberales (Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora) y nacionalistas (ORGA en Galicia, Esquerra Republicana de Catalunya). La Federación Anarquista Ibérica (FAI) se fundó en 1927, radicalizando a la CNT.
- Movimiento estudiantil: Hubo una creciente ola de protestas universitarias contra la dictadura.
- Intelectuales: Figuras como Ortega y Gasset, Unamuno (que fue desterrado) o Blasco Ibáñez se enfrentaron al régimen a pesar de la fuerte censura.
- Conflictividad social: Resurgieron las huelgas y protestas obreras, especialmente a partir de 1928-1929, coincidiendo con el deterioro económico.
La Caída de la Monarquía (1930-1931)
Finalmente, el período de caída de la monarquía (1930-1931) comenzó con la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, debido a la pérdida de apoyos, incluida la del Rey y parte del ejército, y a problemas de salud. Alfonso XIII encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer, en un intento de volver a la normalidad constitucional (periodo conocido como la 'Dictablanda'), pero el desprestigio de la monarquía era ya muy grande.
En agosto de 1930, las principales fuerzas republicanas, socialistas y nacionalistas catalanas firmaron el Pacto de San Sebastián, acordando un programa para derribar la monarquía e instaurar una república. Un grupo de intelectuales (Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala) publicaron un manifiesto a favor de la República.
Tras la dimisión de Berenguer en febrero de 1931, se formó un gobierno presidido por el almirante Aznar, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque los resultados globales dieron más concejales a los monárquicos (gracias al voto rural), el triunfo arrollador de las candidaturas republicano-socialistas en las capitales de provincia y principales ciudades fue interpretado como un plebiscito contra la monarquía. Ante la presión popular, Alfonso XIII abandonó España y el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española.
La Proclamación de la Segunda República y la Constitución de 1931
Elecciones Municipales y Gobierno Provisional
El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales. Aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en total, el triunfo republicano en las grandes ciudades y capitales de provincia fue interpretado como un rechazo a la monarquía. Por ello, el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española. Niceto Alcalá Zamora fue una figura clave en la proclamación en Madrid.
A raíz de esto, se formó un Gobierno Provisional de amplia coalición, emanado del Pacto de San Sebastián, que incluía a:
- Republicanos conservadores: Derecha Liberal Republicana (Alcalá Zamora, Miguel Maura).
- Republicanos reformistas: Partido Radical (Alejandro Lerroux), Acción Republicana (Manuel Azaña).
- Republicanos de izquierda: Partido Radical Socialista (Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz).
- Socialistas: PSOE (Indalecio Prieto, Largo Caballero, Fernando de los Ríos).
- Nacionalistas: Galleguistas (Casares Quiroga) y catalanistas (Lluís Nicolau d'Olwer).
Primeras Reformas del Gobierno Provisional
Este gobierno inició inmediatamente diversas reformas urgentes:
- Reforma del Ejército: Liderada por Manuel Azaña (Ministro de Guerra), buscaba modernizar el ejército, reducir su excesivo número de oficiales y asegurar su lealtad a la República. Se ofreció el retiro voluntario con sueldo íntegro (Ley Azaña) y se cerró la Academia Militar de Zaragoza.
- Reformas Agrarias: Se aprobaron decretos para mejorar la situación de los campesinos y jornaleros, como el Decreto de Laboreo Forzoso (para obligar a cultivar tierras abandonadas), el Decreto de Términos Municipales (para obligar a contratar preferentemente a jornaleros locales), el freno a los desahucios y la implantación de la jornada laboral de 8 horas en el campo.
- Reformas Educativas: Se impulsó la creación de miles de escuelas públicas y la contratación de maestros para extender la educación primaria. Se declaró la libertad de culto y se suprimió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa.
- Reformas Territoriales: Se comenzó a negociar con los nacionalistas catalanes la restauración de la Generalitat y un estatuto de autonomía.
Las Cortes Constituyentes y la Constitución de 1931
Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931, con sufragio universal masculino directo (mayores de 23 años). A las mujeres se les concedió el sufragio pasivo (podían ser elegidas), resultando electas Clara Campoamor (Partido Radical), Victoria Kent (Partido Radical Socialista) y Margarita Nelken (PSOE). En estas elecciones triunfó ampliamente la coalición republicano-socialista.
Las Cortes elaboraron la Constitución de 1931, aprobada en diciembre. Sus características principales eran:
- Definía a España como una “República democrática de trabajadores de todas clases, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia”.
- Establecía la soberanía popular y unas Cortes unicamerales con amplios poderes.
- Proclamaba la aconfesionalidad del Estado (separación Iglesia-Estado), lo que provocó la dimisión de los ministros católicos Alcalá Zamora y Maura.
- Incluía una amplia declaración de derechos y libertades fundamentales (igualdad ante la ley, libertad de expresión, reunión, asociación, educación primaria gratuita y obligatoria, derecho al matrimonio civil y al divorcio).
- Establecía una nueva ley electoral con sufragio universal pleno (masculino y femenino).
- Permitía la nacionalización de servicios públicos y la expropiación de bienes por utilidad social (subordinación de la riqueza al interés nacional).
- Reconocía la posibilidad de constituir regiones autónomas.
El Debate sobre el Sufragio Femenino
Uno de los debates parlamentarios más intensos durante la elaboración de la Constitución giró en torno al sufragio femenino. Surgieron posturas enfrentadas:
- En contra: Argumentos como los de Roberto Novoa Santos (Federación Republicana Gallega) sostenían que el voto femenino, influenciado por la Iglesia, supondría el triunfo de la derecha conservadora y que las mujeres se guiaban más por la emoción que por la razón. Hilario Ayuso propuso un voto femenino restringido por edad (a partir de los 45 años).
- Oposición desde la izquierda: Sorprendentemente, Victoria Kent (Partido Radical Socialista) también se opuso a la concesión inmediata del voto femenino, argumentando que representaba un “peligro para la República”, ya que consideraba que la mujer española, por su falta de preparación cívica y su supuesta influencia clerical, votaría mayoritariamente a la derecha. Proponía aplazarlo unos años.
- A favor: Frente a estas posturas, Clara Campoamor (Partido Radical) defendió apasionadamente el sufragio femenino sin restricciones, argumentando firmemente a favor de la igualdad de derechos y la justicia: “¡No cometáis un error histórico (...) que no tendréis bastante tiempo para llorar!”.
La intervención de Clara Campoamor, apoyada por los socialistas y algunos republicanos, fue decisiva para que finalmente se aprobara el artículo 36 que reconocía el derecho al voto para las mujeres en las mismas condiciones que los hombres.
El Bienio Reformista (1931-1933): Modernización y Conflictos
Tras la aprobación de la Constitución de 1931, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña se convirtió en Presidente del Gobierno, liderando una coalición republicano-socialista. Alejandro Lerroux y su Partido Radical pasaron a la oposición. Así comenzó el Bienio Reformista (diciembre 1931 - noviembre 1933), cuyo objetivo era modernizar profundamente el país a través de diversas reformas estructurales.
Las Grandes Reformas Estructurales
Reformas Religiosas
Se buscó la separación definitiva Iglesia-Estado y limitar la influencia social de la Iglesia. Se aplicaron los preceptos constitucionales mediante la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas (1933), que establecía la eliminación de la financiación estatal al clero, la disolución de órdenes religiosas consideradas peligrosas (como los jesuitas) y la prohibición a las congregaciones de dedicarse a la enseñanza. También se aprobó la Ley del Divorcio (1932) y se secularizaron los cementerios.
Reforma Educativa y Cultural
Se impulsó decididamente una educación pública, obligatoria, gratuita y laica. Se crearon miles de escuelas (más de 10.000), se aumentó el número de maestros y se mejoraron sus salarios. Se fomentó la cultura popular con iniciativas como las Misiones Pedagógicas (que llevaban bibliotecas, teatro, cine y conferencias al mundo rural) y la construcción de bibliotecas.
Reformas Laborales
Impulsadas por el ministro socialista Largo Caballero, se buscó mejorar las condiciones laborales y fortalecer a los sindicatos. Se aprobaron leyes importantes como la Ley de Contratos de Trabajo (que regulaba la negociación colectiva y establecía condiciones mínimas), la Ley de Jurados Mixtos (para arbitrar conflictos laborales entre patronos y obreros) y la Ley de Asociaciones Obreras.
Reformas Territoriales (Estatutos de Autonomía)
Se intentó solucionar el problema de las aspiraciones nacionalistas reconociendo la autonomía regional:
- Estatuto de Cataluña (Estatuto de Nuria): Aprobado en referéndum por un 99% de los votantes catalanes, fue discutido y recortado por las Cortes antes de su aprobación definitiva en 1932. Restauró la Generalitat.
- Estatuto Vasco (Estatuto de Estella): Su tramitación fue más compleja. Un primer proyecto (Estatuto de Estella), apoyado por carlistas y PNV, tenía un carácter confesional y fue rechazado por las Cortes. Un segundo proyecto, más moderado, no fue aceptado por Navarra y su aprobación se paralizó con la llegada de la derecha al poder en 1933 (se aprobaría finalmente en plena Guerra Civil, en 1936).
- Otros proyectos: Se iniciaron procesos para elaborar estatutos en Galicia, Aragón, Valencia, Baleares, etc., pero todos fueron paralizados con el estallido de la Guerra Civil.
Reforma Agraria
Fue la reforma más ambiciosa y conflictiva. Se abordó el grave problema del latifundismo y la miseria campesina con la Ley de Bases de la Reforma Agraria (1932). Era una ley moderada que establecía la expropiación (con indemnización, salvo en casos de tierras nobiliarias) de ciertos tipos de grandes fincas (latifundios) para su reparto entre campesinos y jornaleros. Su aplicación, encomendada al Instituto de Reforma Agraria (IRA), fue muy lenta, compleja y burocrática, generando una enorme frustración entre los campesinos, que esperaban un reparto de tierras más rápido y profundo.
Conflictividad Social y Oposición Política
Estas reformas generaron una fuerte oposición y agudizaron la conflictividad social:
- Oposición de derechas: Terratenientes, Iglesia, sectores del ejército y financieros se opusieron frontalmente a las reformas, especialmente la agraria y la religiosa. La derecha política se reorganizó con la creación de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) liderada por José María Gil-Robles (1933) y grupos monárquicos como Renovación Española. Hubo un intento de golpe de Estado militar liderado por el general Sanjurjo en Sevilla (la 'Sanjurjada', agosto de 1932), que fracasó.
- Conflictividad obrera y campesina: La lentitud de las reformas (especialmente la agraria) y la crisis económica provocaron la radicalización de sectores obreros y campesinos. La CNT y la FAI (anarquistas) impulsaron insurrecciones y huelgas revolucionarias (como la del Alto Llobregat en 1932) buscando la revolución social y enfrentándose directamente al gobierno republicano.
- Represión gubernamental: El gobierno respondió con dureza a la conflictividad, aplicando la Ley de Defensa de la República (que permitía suspender garantías constitucionales). Los sucesos de Casas Viejas (Cádiz, enero de 1933), donde la Guardia de Asalto reprimió brutalmente una revuelta campesina anarquista, causaron un enorme escándalo y desgastaron gravemente al gobierno de Azaña.
El Fin del Bienio Reformista
El desgaste del gobierno por la crisis económica, la conflictividad social, la oposición de la derecha y las divisiones internas en la coalición republicano-socialista (especialmente por los sucesos de Casas Viejas) llevaron a la pérdida de apoyos parlamentarios. En septiembre de 1933, el presidente Alcalá Zamora forzó la dimisión de Azaña. Encargó formar gobierno a Lerroux (Partido Radical), pero al no conseguir la confianza de las Cortes, Alcalá Zamora disolvió el parlamento y convocó nuevas elecciones para noviembre de 1933, que dieron el triunfo a los partidos de centro-derecha (Partido Radical y CEDA).
La Guerra Civil Española (1936-1939)
El Estallido del Conflicto y la División de España
Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria a la coalición de izquierdas, el Frente Popular. El nuevo gobierno retomó el programa reformista, pero el clima de polarización política y social se intensificó dramáticamente, con enfrentamientos callejeros, asesinatos políticos (como los del teniente Castillo y Calvo Sotelo) y conspiraciones militares. Esta tensión desembocó en un golpe de Estado militar iniciado en el Protectorado de Marruecos el 17 de julio de 1936 y extendido a la península al día siguiente, liderado por un grupo de generales (Mola, Franco, Sanjurjo, Goded, Queipo de Llano).
El golpe triunfó en algunas zonas pero fracasó en otras importantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, etc.), gracias a la reacción del gobierno republicano y la movilización de milicias obreras y populares. El fracaso parcial del golpe dividió a España en dos bandos irreconciliables y dio comienzo a la Guerra Civil:
- Bando Republicano (leales): Controlaba las zonas más industrializadas y urbanas (Madrid, Cataluña, Levante, Asturias, País Vasco -excepto Álava y Navarra-, parte de Andalucía y Extremadura), las reservas de oro del Banco de España y contaba con parte del ejército, la marina, la aviación, las fuerzas de seguridad (Guardia de Asalto) y la Guardia Civil, además de las milicias populares. Recibió ayuda internacional de la URSS y las Brigadas Internacionales.
- Bando Sublevado (nacionales o franquistas): Dominaba las zonas agrarias y conservadoras del interior (Castilla y León, Navarra, Galicia, parte de Aragón, Andalucía occidental, Baleares -excepto Menorca-, Canarias y el Protectorado de Marruecos). Contaba con la parte más experimentada del ejército (las tropas de África), gran parte de la oficialidad, el apoyo de la Iglesia Católica y de grupos paramilitares como carlistas (requetés) y falangistas. Recibió una ayuda militar decisiva de la Alemania nazi y la Italia fascista.
Desarrollo Bélico: Fases Principales
La Lucha por Madrid (verano 1936 - marzo 1937)
El objetivo inicial de los sublevados, dirigidos por el general Mola (el 'Director'), era tomar Madrid rápidamente. Sin embargo, fueron frenados en la Sierra de Guadarrama. Franco, que se consolidó como líder militar y político del bando sublevado (nombrado Generalísimo y Jefe del Estado en octubre de 1936), trasladó el Ejército de África a la península gracias a un puente aéreo y marítimo con ayuda alemana e italiana. Avanzó hacia Madrid, tomando Badajoz (donde se produjo una masacre) y desviando sus fuerzas para liberar el Alcázar de Toledo (asediado por los republicanos), lo que retrasó el asalto a la capital pero le dio un gran prestigio.
En noviembre de 1936 comenzó la Batalla de Madrid. Las tropas sublevadas, al mando del general Varela, atacaron por el oeste y el sur, llegando hasta la Ciudad Universitaria. Los republicanos reorganizaron su ejército (creación del Ejército Popular y las Brigadas Mixtas). El gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando la defensa en manos de una Junta de Defensa dirigida por el general Miaja. La resistencia popular (con el lema "¡No pasarán!"), la llegada de las Brigadas Internacionales y de material militar soviético (aviones, tanques) fueron cruciales para frenar el asalto. Tras intensos combates y bombardeos aéreos sobre la ciudad, Franco desistió del asalto frontal en diciembre. Posteriormente, intentó cercar la ciudad con ofensivas que dieron lugar a las batallas del Jarama (febrero 1937) y Guadalajara (marzo 1937), donde los republicanos lograron contener a los sublevados (en Guadalajara, con una destacada derrota de las tropas italianas).
La Caída del Frente Norte (abril - octubre 1937)
Tras el fracaso en Madrid, Franco cambió de estrategia, optando por una guerra de desgaste y concentrándose en conquistar la franja cantábrica republicana (Asturias, Santander y Vizcaya), rica en industria pesada y minería. La superioridad aérea y artillera de los sublevados, junto con la falta de unidad y coordinación republicana en la zona, facilitaron su avance. Entre abril y octubre de 1937, cayó sucesivamente:
- Vizcaya: Tras una dura ofensiva que incluyó el trágico bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor alemana (26 de abril de 1937), Bilbao fue ocupada en junio.
- Santander: Cayó en agosto.
- Asturias: La última resistencia fue vencida en octubre.
La ocupación del norte fue un golpe decisivo para la República, que perdió importantes recursos industriales y mineros, mientras que los sublevados los ganaron para su esfuerzo de guerra.
De Teruel al Ebro (diciembre 1937 - noviembre 1938)
Para intentar aliviar la presión sobre otros frentes y demostrar su capacidad ofensiva, el ejército republicano lanzó un ataque sorpresa sobre Teruel en diciembre de 1937, logrando tomar la ciudad en enero de 1938 tras duros combates en condiciones invernales extremas. Sin embargo, los franquistas contraatacaron y recuperaron Teruel en febrero.
A continuación, las tropas de Franco lanzaron una gran ofensiva en el frente de Aragón (marzo-abril de 1938), rompiendo las líneas republicanas y avanzando rápidamente hasta alcanzar el mar Mediterráneo en Vinaroz (Castellón) el 15 de abril. Este avance dividió la zona republicana en dos (Cataluña aislada del resto).
Para intentar revertir la situación desesperada, el ejército republicano concentró sus mejores unidades y lanzó en julio de 1938 la Batalla del Ebro, la más larga, sangrienta y decisiva de la guerra. El objetivo era disminuir la presión franquista sobre Valencia, intentar reunificar el territorio republicano y, sobre todo, prolongar la resistencia con la esperanza de que el inminente conflicto europeo (crisis de los Sudetes) involucrara a Francia y Reino Unido contra Alemania e Italia, cambiando el curso de la guerra española. Tras un avance inicial cruzando el río Ebro, los republicanos fueron frenados y desgastados en una terrible batalla de desgaste que duró casi cuatro meses. Finalmente, en noviembre de 1938, los republicanos fueron derrotados y tuvieron que retirarse. Esta batalla agotó la capacidad militar y moral de la República.
La Ofensiva Final y el Fin de la Guerra (diciembre 1938 - abril 1939)
Tras la derrota republicana en el Ebro, la ofensiva franquista sobre Cataluña fue imparable. Comenzó en diciembre de 1938 y culminó con la caída de Barcelona el 26 de enero de 1939 y de Gerona en febrero, sin apenas resistencia. Esto provocó un éxodo masivo de cientos de miles de refugiados civiles y militares hacia la frontera francesa (episodio conocido como 'la Retirada'). Poco después, en febrero de 1939, Francia y Reino Unido reconocieron oficialmente al gobierno de Franco.
En la zona centro-sur, última área bajo control republicano, la situación era desesperada. Las divisiones internas entre los republicanos (comunistas partidarios de resistir a ultranza frente a otros sectores que buscaban una paz negociada) estallaron con el golpe de Estado del coronel Casado en Madrid (marzo de 1939) contra el gobierno de Negrín. Este golpe, que pretendía negociar una rendición menos dura con Franco (quien solo aceptaba la rendición incondicional), desató una breve lucha interna en Madrid y aceleró el colapso final del frente republicano.
Las tropas franquistas avanzaron sin oposición significativa, ocupando Madrid el 28 de marzo. El 1 de abril de 1939, Franco emitió el último parte de guerra, declarando oficialmente el fin del conflicto: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado."
Consecuencias del Conflicto
La Guerra Civil Española tuvo consecuencias devastadoras y duraderas:
- Demográficas: Cientos de miles de muertos (en combate, por la represión en ambos bandos, por bombardeos, hambre y enfermedades), un gran número de heridos y mutilados, y un descenso drástico de la natalidad.
- Exilio: Cerca de medio millón de españoles tuvieron que exiliarse al finalizar la guerra, perdiéndose una parte importante de la élite científica, intelectual y artística del país.
- Represión: La victoria franquista dio paso a una durísima represión política e ideológica sobre los vencidos (fusilamientos, encarcelamientos masivos, depuraciones, campos de concentración) que se prolongó durante años.
- Económicas: Destrucción de infraestructuras (viviendas, comunicaciones, industrias), caída de la producción agrícola e industrial, endeudamiento exterior, pérdida de las reservas de oro. España tardaría décadas en recuperar los niveles económicos previos a la guerra. Se instauró un largo periodo de autarquía y racionamiento (el 'hambre').
- Sociales y Morales: La guerra dejó una sociedad profundamente dividida y traumatizada por el odio y la violencia. Se impuso una cultura de vencedores y vencidos, con la supresión de las libertades democráticas y la imposición de los valores ideológicos y morales de los ganadores.
- Políticas: El fin de la guerra supuso la destrucción de la experiencia democrática de la Segunda República y la instauración de una larga dictadura militar dirigida por el general Franco, que duraría casi cuarenta años (1939-1975).