España en 1898: La Guerra Hispano-Estadounidense y la Pérdida de las Últimas Colonias
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La Crisis de 1898: El Camino hacia la Guerra
Las reformas limitadas de Cánovas no modificaron la situación; su política perdía apoyo incluso dentro de España. Cuando en julio de 1897 los liberales rompieron la tregua de partidos y anunciaron su conversión a la autonomía, la política cubana de Cánovas estaba en quiebra. Tras el asesinato de Cánovas, Sagasta llegó al poder en octubre de 1897. Consciente de la impopularidad de la vía represora de Weyler, lo destituyó del cargo y encargó el mando al general Blanco.
Además, inició una estrategia de conciliación con la esperanza de empujar a los separatistas a pactar una fórmula que mantuviera la soberanía española en la isla y evitase el conflicto con Estados Unidos. En Cuba, los unionistas se opusieron a esta política liberal, que aprovecharon los estadounidenses para mandar a Cuba el acorazado Maine para proteger la vida y propiedades norteamericanas en la isla.
El Conflicto en Filipinas
Paralelamente al conflicto cubano, en 1896 se produjo una rebelión en las Islas Filipinas. La colonia del Pacífico había recibido una escasa inmigración española y contaba con una presencia militar limitada.
La Intervención de Estados Unidos
La intervención de Estados Unidos: Estados Unidos había fijado su área de expansión inicial en la región del Caribe, donde su influencia ya se había dejado sentir en Hawái y Japón. Su interés por Cuba había llevado a realizar diferentes proposiciones de compra de la isla, que España siempre había rechazado.
La ocasión para intervenir en la guerra la dio el incidente del acorazado Maine, que estalló en el puerto de La Habana en abril de 1898. Los dirigentes políticos españoles eran conscientes de la inferioridad militar española, pero consideraron humillante la aceptación sin lucha del ultimátum. Comenzaba así la guerra hispano-norteamericana.
El Desarrollo de la Guerra
El primer desastre se produjo en Filipinas. La escuadra española del Pacífico solo en teoría era una fuerza de combate. En mayo de 1898, el almirante Dewey la destruyó en la batalla de Cavite.
En las Antillas, Cervera se encerró en la bahía de Santiago solo para que se le ordenara salir de ella e ir a una destrucción segura a manos de la flota norteamericana que bloqueaba la isla.
Consecuencias: El Tratado de París y la Pérdida de las Últimas Posesiones
Las derrotas de Cavite y Manila en Filipinas, y Santiago en Cuba, llevaron a la Paz de París. En el tratado de Paz se confirmaba la soberanía española en todos los territorios no mencionados en el acuerdo. Este patrimonio apenas duró dos años en manos de España.
España entabló negociaciones de venta de las Marianas, las Carolinas y las Palaos, transacciones que se acabaron concretando en el tratado hispano-alemán del 30 de junio de 1899. En noviembre de 1900, un tratado hispano-norteamericano subsanó el error de 1898 y las islas Sibutú y Cagayán de Joló pasaron a la soberanía de Estados Unidos.