El Espacio Agrario Español: Retos y Transformaciones en el Siglo XXI
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1. Factores que Condicionan la Agricultura Española
La actividad agraria en España se ve influenciada por factores físicos como el relieve, el clima, los suelos y la vegetación. A pesar de los avances técnicos, estos elementos siguen siendo relevantes. El relieve montañoso y las condiciones climáticas adversas exigen soluciones como la construcción de terrazas y el uso de sistemas de riego. La variabilidad en la calidad de los suelos se gestiona mediante el uso de abonos y pesticidas. Asimismo, factores históricos, sociales y económicos, como la trilogía mediterránea, el regadío árabe y los cambios en la propiedad de la tierra, han dejado su huella en la actividad agraria. La transformación hacia una sociedad más urbana y especializada, junto con la integración en la Unión Europea (UE), también ha influido en la agricultura española.
2. El Espacio Agrario y sus Cultivos
El espacio agrario español abarca las áreas destinadas a la agricultura, la ganadería y la explotación forestal, aunque el espacio rural es más amplio e incluye áreas urbanizadas, industrias y turismo rural. Con una superficie agraria de 50,5 millones de hectáreas, destacan los cultivos de secano (cereales, olivo, vid) y de regadío (hortalizas, frutales, maíz, algodón, arroz).
2.1 Principales Cultivos
Entre los principales cultivos se encuentran los cereales, el olivo (España produce el 40% del aceite mundial), la vid para la producción de vino, las leguminosas, los productos hortofrutícolas (cultivados tanto en invernaderos como al aire libre), y los cultivos industriales como el girasol, el tabaco, la remolacha y el algodón, cuya evolución ha estado marcada por la reducción de barbechos y las demandas sociales. El cultivo del algodón se concentra en Andalucía, mientras que el tabaco se cultiva principalmente en Cáceres y Granada. Los cultivos forrajeros, como la alfalfa y el maíz, se encuentran en el norte peninsular y en zonas de regadío. También destacan los cultivos enarenados y subtropicales en Almería y la costa de Granada y Málaga.
2.2 Ganadería y Explotación Forestal
En el sector ganadero, la producción ha aumentado en Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y Cataluña, impulsada por la mecanización agrícola y la creciente demanda de proteínas. Coexisten la ganadería extensiva (vacuno) y la intensiva (basada en piensos), enfrentando desafíos como la escasez de pastos y el tamaño de las explotaciones. La explotación forestal, por su parte, abarca un tercio de la superficie peninsular, y se aprovecha para la obtención de madera, la caza y como soporte para espacios naturales protegidos.
2.3 Los Bosques Españoles
Los bosques españoles, compuestos por especies frondosas y coníferas, son recursos clave para la producción de madera, papel, resina, corcho y esparto. Sin embargo, la producción nacional es insuficiente, lo que obliga a importar el 25% de la madera consumida. La deforestación causada por la tala indiscriminada y los incendios forestales plantea importantes desafíos. Es crucial fomentar el reciclaje, la protección contra incendios, la lluvia ácida y las plagas, así como la repoblación forestal. Además, el bosque se aprovecha para la obtención de semillas, plantas, productos apícolas, y la caza, entre otros. La gestión sostenible y la consideración de los bosques como bienes sociales de valor ambiental son aspectos fundamentales, especialmente en los espacios protegidos.
3. La Política Agraria Común (PAC)
La PAC ha sido un componente importante del presupuesto comunitario, representando el 45% en 2010. Inicialmente se centró en aumentar la productividad y garantizar un nivel de vida digno para la población agraria, pero ha evolucionado hacia la protección del medio ambiente, el desarrollo rural y la sanidad animal. Las subvenciones, desvinculadas de la producción, son su principal instrumento. En España, una parte importante de la renta agraria proviene de la PAC, beneficiando especialmente a Andalucía, Castilla y Extremadura. Si bien ha contribuido a la modernización del sector agrario, la PAC ha sido criticada por favorecer a ciertos sectores y grandes propiedades, generando desequilibrios y excedentes. A nivel internacional, se la acusa de proteccionismo excesivo, dificultando la armonización con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y limitando el desarrollo de los países empobrecidos al obstaculizar sus exportaciones. La agricultura sigue siendo relevante en la economía española, con beneficios y rendimientos crecientes a pesar de la disminución del número de agricultores y explotaciones. La producción ganadera, especialmente de carne, lácteos y miel, también es significativa. Destacan las exportaciones de hortalizas, frutas, aceite y vino, contribuyendo al abastecimiento europeo. El espacio rural ha evolucionado hacia una función multifuncional, incluyendo usos industriales, residenciales, turísticos, recreativos y ecológicos.
4. Paisajes Agrarios de la España Húmeda
La diversidad de elementos naturales y usos del suelo en España da lugar a paisajes agrarios específicos. En la España Húmeda (norte y noroeste peninsular), el relieve montañoso y el clima húmedo favorecen los bosques caducifolios y los prados. La ganadería, especialmente la vacuna semiestabulada, destaca en esta zona, impulsada por el clima y la demanda urbana de leche y carne, siendo la base de una potente industria que se ha beneficiado de la mejora de razas extranjeras.
5. Otros Paisajes Agrarios
5.1 España Atlántica
El paisaje agrario se caracteriza por una fragmentación parcelaria significativa (bocage), minifundios y predominio de pequeñas explotaciones con prácticas tradicionales. La ganadería vacuna semiestabulada es la principal actividad económica. Aunque las mejoras tecnológicas han propiciado explotaciones más grandes, los excedentes son un desafío desde la entrada en la UE. La explotación forestal es relevante, proporcionando madera para la industria del mueble y celulosa para la papelera. La agricultura destaca por su parcelación, presencia de minifundios y policultivo, aunque existen intentos de especialización en productos de huerta y forraje.
5.2 Mediterráneo Interior
En las dos submesetas y la depresión del Ebro, la elevada altitud media y el clima mediterráneo continentalizado dan lugar a un paisaje agrario dominado por la agricultura, con escasa presencia de bosques. Predomina la agricultura de secano en latifundios, con cultivos de cereales, vid, olivo y girasol. En las zonas de regadío, como los valles del Duero y del Ebro, se encuentran minifundios con agricultura intensiva. El despoblamiento es notable en las áreas de secano. La ganadería destaca en las dehesas extremeñas con ganado porcino, ovino y bovino extensivo, mientras que en otras regiones prevalece el ganado estabulado de leche y carne. La disminución de pastos y barbechos ha afectado a la ganadería, llevando a prácticas como la estabulación y el retroceso de la trashumancia.
5.3 Mediterráneo Litoral
En el litoral y prelitoral mediterráneo, Baleares y el valle del Guadalquivir, la baja altitud y el clima mediterráneo costero/subdesértico favorecen la agricultura. La población agrícola es numerosa, con hábitat concentrado y diferentes tipos de propiedad según la región. En el interior montañoso y las depresiones se practica el policultivo de secano (cereal, vid, olivo, almendro), mientras que en el Levante y el valle del Guadalquivir destaca la agricultura de regadío con cultivos variados, incluyendo monocultivos de exportación en invernaderos (Almería) y cultivos subtropicales en la costa de Granada y Málaga. En ganadería, destaca la bovina y porcina en Cataluña, la ovina y caprina en el interior de Andalucía, y las reses bravas en el valle del Guadalquivir y Cádiz. La explotación forestal incluye la madera en Sierra Morena y el corcho en el Parque Natural de los Alcornoques de Cádiz y Málaga.
5.4 Canarias
Con una superficie agraria limitada (20% de la superficie geográfica) debido a la naturaleza volcánica de las islas, la agricultura se concentra en zonas bajas y laderas con terrazas de cultivo. El clima cálido y las escasas precipitaciones influyen en el paisaje agrario. Aunque la población rural ha disminuido en favor del sector servicios, existe variedad en la propiedad, desde minifundios en zonas medias y altas hasta latifundios en las costas. En el litoral, destaca el monocultivo de regadío de exportación de maduración temprana, como el plátano, los invernaderos (hortalizas, tomates, flores) y las plantaciones tropicales (piña, aguacate, papaya, mango). En el interior, la agricultura de secano incluye vid, patata y trigo. La ganadería y la explotación forestal son escasas, aunque históricamente ha existido cabaña caprina.
5.5 Paisajes Agrarios en Transformación
En los paisajes agrarios coexisten otras actividades como el turismo, la recreación y las segundas residencias, convirtiéndose en zonas periurbanas. Muchos de estos paisajes son dinámicos, incluyendo áreas de agricultura competitiva, secanos especializados y zonas con escasa actividad agrícola dedicadas a la recreación, el turismo o las segundas residencias. También existen paisajes en crisis, marcados por la despoblación y el abandono debido a crisis agrarias o reestructuración productivista. Aunque deteriorados, estos paisajes poseen valores significativos en biodiversidad, morfología agraria y patrimonio cultural que deben preservarse. Entre estos paisajes encontramos:
- Las huertas cercanas a los pueblos, regadas por ríos y arroyos, forman paisajes con elementos culturales como cultivos, manantiales, albercas y casas, que constituyen valiosos elementos paisajísticos y culturales. Estas huertas cercanas a centros urbanos a menudo enfrentan problemas como la presencia de vertederos.
- Los paisajes agrarios de montaña, extensos y con diversos condicionamientos, suelen estar en crisis debido a la falta de viabilidad económica de los productos obtenidos.
- El litoral, antes destinado a cultivos tradicionales, se ha visto afectado por las construcciones turísticas y urbanas, aunque en algunos casos se ha reconvertido en paisajes agrícolas intensivos.
- El paisaje de olivar de montaña en Andalucía ha creado una cultura importante, pero en algunas zonas ha experimentado abandono y conversión en dehesa para ganadería con escasa recolección de aceitunas.
- La dehesa ha disminuido debido a la expansión agrícola en los siglos XIX y XX. Las causas de su degradación incluyen el envejecimiento del arbolado, la falta de renovación, la invasión del matorral, la erosión y la falta de incorporación tecnológica. En Andalucía, destaca el paisaje de la dehesa, especialmente en Sierra Morena y las sierras gaditanas, donde se está desarrollando el Plan Director de la Dehesa, que reconoce su importancia no solo como paisaje y explotación agrícola y ganadera, sino también como una sociedad que contribuye al desarrollo rural.
6. Hacia un Desarrollo Rural Sostenible
Centrar las políticas agrarias en las sociedades rurales es esencial. Valorar los paisajes agrarios, comprender sus desafíos y potencialidades, es crucial para avanzar hacia un desarrollo rural sostenible que priorice la obtención de alimentos de calidad, respetando el medio ambiente mediante prácticas como la gestión adecuada de residuos y el uso racional de la tierra, el espacio y el agua.