La Escultura Románica en Santo Domingo de Silos: Iconografía y Estilo del Relieve de Santo Tomás

Enviado por Chuletator online y clasificado en Arte y Humanidades

Escrito el en español con un tamaño de 5,13 KB

El Relieve de Santo Tomás en Santo Domingo de Silos: Iconografía y Estilo Románico

Este relieve en piedra, ubicado sobre un machón (trozo de muro en una arquería) en el claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), representa el episodio de la Duda de Santo Tomás referente a la resurrección de Cristo.

Características Formales del Estilo Románico

Formalmente, esta obra exhibe varias características definitorias del estilo escultórico románico. Entre ellas, destacamos:

  • Relieve plano: Los volúmenes de los cuerpos no están destacados. Este tipo de bajorrelieve plano es característico del románico, aunque se observa una evolución general desde formas planas hacia altorrelieves y una mayor plasmación de volúmenes. Un ejemplo de esta evolución posterior son los magníficos relieves y esculturas del Pórtico de la Gloria, realizados por el Maestro Mateo en Santiago de Compostela.
  • Disposición de las figuras: Las figuras aparecen superpuestas en varios niveles de altura, lo que busca sustituir una perspectiva correcta. Es decir, no se representa la profundidad ni se intenta captar el espacio. Para transmitir la “idea” de profundidad, se recurre a un convencionalismo (visible también en la pintura de cacería de San Baudelio de Berlanga, por ejemplo) de usar diferentes niveles de altura, a modo de una imperfecta perspectiva caballera.
  • Ausencia de volumen y no representación del espacio: Estas son las dos características formales más importantes de las artes figurativas románicas, que, no obstante, evolucionarán hacia soluciones diferentes en el gótico.

Además de lo anterior, otros aspectos formales habituales en la escultura románica presentes en esta obra incluyen:

  • El carácter esquemático y carente de expresión de los rostros y cuerpos de los personajes.
  • El hieratismo.
  • La falta de relación entre los personajes.

Cabe destacar que todos los apóstoles, salvo Santo Tomás, adoptan la misma postura y tienen rostros parecidos, lo que nos recuerda las representaciones bizantinas con santos que aparecen de forma serial y monótona, sin interactuar entre sí.

Composición y Simbolismo

En cuanto a la composición, se observa una cierta asimetría. La acción principal se sitúa a la izquierda del observador, configurando dos grupos claramente delimitados por sus gestos o posturas:

  • Los nueve apóstoles de la derecha, dispuestos en tres filas, repiten gestos y posturas, como queriendo asomarse o mirar la acción principal.
  • Un segundo grupo lo forman Cristo, Santo Tomás y los dos apóstoles superiores, que rompen la monotonía gestual del resto.

Es importante señalar el mayor tamaño de Cristo, un recurso habitual en el románico conocido como tamaño jerárquico. También se aprecia la adecuación al marco, aunque, como rasgo poco común, la mano de Cristo, una túnica y algunos nimbos sobrepasan dicho marco. Respecto a los nimbos, se muestran frontalmente, sin perspectiva (el de Santo Tomás es el mejor ejemplo), y el de Cristo es crucífero, como es habitual. Todos los personajes tienen su nombre inscrito, y se identifica a San Pablo.

Interpretación Temática y Función Didáctica

El tema central es la Duda de Santo Tomás sobre la resurrección de Cristo, donde el apóstol expresa que solo creería si viera y tocara las llagas de Cristo. Este tema puede interpretarse como una alegoría o ejemplo de la necesidad de la fe, sugiriendo que los sentidos, imperfectos (en una curiosa analogía con el platonismo de la época), no siempre nos permiten percibir la verdad. En el románico, la fe prevalece sobre la razón, a diferencia del gótico, donde la razón puede conducir al mismo entendimiento que la fe (influencia del aristotelismo).

La función de este tipo de obras no es meramente “decorativa”, sino fundamentalmente didáctica, en consonancia con la naturaleza del edificio y sus ocupantes. El monasterio, junto al castillo, es el edificio característico del románico, representando un espacio autosuficiente en todos los aspectos, a menudo más conectado con los de su misma Orden que con las autoridades políticas.

Dentro del monasterio, el claustro es un lugar central donde el monje pasaba gran parte del tiempo paseando y orando. Estos relieves servían como recordatorio visual de los temas sobre los que debía reflexionar durante su paseo y oración. Esta práctica complementaba la lectura y escritura que realizaban en la biblioteca, la cual, junto a la iglesia, conforma los tres lugares más importantes desde el punto de vista religioso en un monasterio.

Finalmente, es crucial destacar que esta tipología o disposición de los monasterios y de sus esculturas tiene su origen en la reforma cluniacense, lo que explica su amplia difusión por Occidente.

Entradas relacionadas: